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CAPÍTULO 11: PISO VEINTITRÉS.

CAPÍTULO 11: PISO VEINTITRÉS

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13 JULIO, 2022

MONTECARLO, MÓNACO




Los ojos de Mavi habían visto toda clase de cosas a lo largo de su vida: quemaduras, hemorragias, llantos, atentados; pero aún así la imagen en frente suyo parecía nueva, casi inusual.

Dylan, el nuevo integrante del escuadrón de rescate, no llevaba ni media hora en la estación y ya andaba de casanova. La pelirroja sospechaba que ese hecho podría ser real, pero tampoco imaginaba que fuera con Olivia, la brillante paramédico. Los dos estaban en la cocina chismoseando y mostrándose sonrisitas con tal descaro que los demás integrantes del cuerpo bomberil no pudieron evitar mirarse incómodos.

—Míralo a Carpenter. Es más rápido de lo que pensaba —bromeó Sophie al costado de la teniente, quien largó una pequeña risa. Ambas estaban ubicadas en la entrada del gran salón, y como todos los presentes, perturbados por ese comportamiento del recién llegado.

—No me sorprende, siéndote honesta—suspiró Mavi, girándose a ver a su amiga—, pero él era la mejor opción de todas, créeme.

La pura verdad era que ella había dado demasiadas vueltas para cumplir con el pedido de su jefe y superiores. Cada entrevista con un nuevo bombero simplemente la dejó harta. Al principio tuvo como prioridad que el profesional tuviera ese aire parecido a Jack, pero al pasar los días se dio cuenta que en realidad le bastaba uno que supiera cómo hacer un salvamento de la manera correcta, mínimo. Y cuando se estaba a punto de dar por vencida, apareció un joven de cabello castaño, ojos grises y una sonrisa deslumbrante.

—Parece el típico chico del cual todas caen y está con una mujer diferente cada noche, ¿no? —dijo Sophie, un poco en chiste y un poco con honestidad. Dávalos se mordió el labio y golpeó suavemente a la paramédico, sin poder creer que fuera tan directa.

—Lo elegí porque lo vi en acción y es bastante bueno —Mavi alzó los hombros, y cuando Sophie asintió, entendió a lo que se refería.

Estaba dispuesta a darle una oportunidad y dejar atrás todos esos sentimientos que de alguna manera lograban encerrarla. Jack no estaba y ahora tendría que vivir con ese nuevo muchacho, conocerlo y, con un poco de suerte, formar algún tipo de vínculo con él.

—Esperemos que no nos cause ningún problema... —susurró Maddox, señalando con su cabeza a la pareja que se encontraba riéndose como si se conocieran toda la vida.

Todos sabían que, tarde o temprano, los que recién llegaban al destacamento número uno terminaban recibiendo advertencias o hasta eran echados. Si bien Dylan demostraba ser muy sociable y fanfarrón, algo le decía a Mavi que detrás de todo eso se escondía un gran bombero que tendría que descubrir o, en el peor de los casos, formar. Las dos opciones sonaban desafiantes, y algo que sí le gustaba a La Chica De Fuego, eran los desafíos.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora