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CAPÍTULO 1: ESE ES MI TRABAJO.

CAPÍTULO 1: ESE ES MI TRABAJO

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23 MAYO, 2022

MONTECARLO, MÓNACO





Los rumores de la reciente ruptura con Kelly abrazaban a Max en cada red social y las preguntas acerca de ese tópico comenzaban a arderle en el pecho porque no tenia una clara respuesta de nada. Ni él entendía por qué de repente la brasilera comenzó a ignorarlo y tenía la sensación de estar viviendo con un fantasma; en aquel departamento de Mónaco solo se oían risitas y corridas de la pequeña hija, pero su madre parecía estar desaparecida. Hacía semanas que el chico no recibía al menos un mensaje de su parte.

El neerlandés suspiró mientras acomodaba su camisa de jean frente al espejo, pensando si sería una buena idea dejar a la niña junto a su suegro, el cual cabía destacar, actuó demasiado raro cuando se la entregó mas temprano. Una especie de corazonada latía en su interior; más bien era un pleito entre sus ángeles y demonios. Pero no podia fallarle a Daniel. No despues de que su mejor amigo haya organizado una gran juntada con otros pilotos simplemente porque lo vio desanimado los últimos días. Max era muchas cosas, pero no desagradecido.

Caminó hacia la sala de estar, donde la televisión seguia encendida y los juguetes estaban desparramados por toda la alfombra. Al oír un chillido, bajó su cabeza, encontrándose con el pequeño elefante que alguna vez le regaló a quien consideraba una hija, pero que tambien notaba de a poco separarse de él. Lo levantó y colocó suavemente en el sillón, para luego ir hasta la mesada. Agarró las llaves de su auto entre sus dedos, se divirtió brevemente con estas, y después acaricio a sus gatos. Abrió la puerta y velozmente salió del departamento, intentando frenar la ansiedad creciente por la incertidumbre de no saber si volvería a ser el mismo cuando regresase.

Apenas subió a su Honda Civic blanco, y se apresuró para encender el motor. El departamento de Lando, donde se realizaría la juntada, estaba prácticamente a unos pocos kilómetros del suyo. Aun asi, supuso que el trayecto le haría bien para despejarse de los pensamientos que lo aprisionaban. Claramente no fue de aquel modo, pues ahora estaba demasiado preocupado por crear las hipotéticas respuestas a las posibles preguntas que tendrían sus colegas. Cuando quiso darse cuenta, habia llegado. Y Daniel lo esperaba en la entrada.

—¿Hace cuanto estás ahí esperándome? —preguntó el piloto de Red Bull al bajarse del vehículo, causando una estruendosa carcajada por parte del australiano.

—No estaba esperándote, es más, pensé que no vendrías —dijo el castaño, haciendo que Max le dedicara una mueca no tan amistosa. Al subir el escalón que los distanciaba, se saludaron con un apretón de manos que fue seguido de un abrazo.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora