Max está pasando por una situación difícil en su relación, y su aparentemente normal juntada con sus amigos, termina en casi una tragedia.
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Mavi Dávalos acude a una llamada en su trabajo, y rescata al mismísimo Max Verstappen de un edificio en llam...
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18 JUNIO, 2022
MONTREAL, CANADÁ
CIRCUITO GILLES-VILLENEUVE
Mavi estaba llegando tarde, como de costumbre.
La Clasificación ya había comenzado, ya que no se encontraba nadie transitando por el Paddock. La pelirroja pensó que aquello era algo positivo, porque así nadie la reconocería. Hasta ahora, muy poca gente la había identificado, puesto que no entró acompañada de Max, solo unos minutos más tarde. Hablando de él, por unas pantallas pudo observar que ya estaba rodando por el circuito mientras caía una pequeña lluvia.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y las gotas frías cayeron por sus brazos descubiertos, logrando que la chica maldijera al darse cuenta que olvidó un abrigo. En su defensa, la llamada de Sophie se extendió más de lo pactado y cuando miró el reloj, supo que no arribaría a tiempo.
En cuestión de minutos apareció en el garaje del equipo Red Bull, y caminó lentamente hacia el lado donde se ubicaba el monoplaza de Max, que seguía en la pista. Una vez se hizo visible, saludó a unos pocos mecánicos, quienes le devolvieron el gesto. La bombero se movió incomoda hacia un costado del lugar, apoyando su espada en la pared hasta hallar una posición placentera.
A decir verdad, Mavi experimentó sus dudas antes de que asistir al Gran Premio. Se trataba mayormente de un miedo a la exposición; ella nunca estuvo en un evento tan lleno de cámaras, si bien algunas veces la grababan haciendo su trabajo, la situacion era muy distinta. El riesgo de que los rumores crezcan, las miradas curiosas la atrapen y sobre todo, su privacidad quedara vulnerada, de alguna manera la ponían nerviosa e inquieta.
Aun asi, ella no tuvo el corazón para rechazar la propuesta del joven piloto. Se mostraba tan entusiasta y alegre por tenerla junto a él, que no quiso perturbar esa aparente paz que pocas veces tenía. Sí le habia dicho que prefería no entrar a su lado debido a los malentendidos que pudieran haber, y Max pareció de acuerdo. En sus propias palabras: "Con tal de que tú estés mirándome y apoyándome por las pantallas, me alcanza".
—Hola, Mavi —la voz de Gemma, la gerente de comunicación de Max, según recordaba, la distrajo sutilmente—. ¿Te encuentras bien?
—Oh, hola Gemma —saludó brevemente y llevó sus ojos de la pantalla hacia ella—. Sí, estoy bien. ¿Por qué preguntas?
—Estás temblando muchísimo, ¿quieres que te traiga un abrigo?
