Capitulo 10

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Felix despertó de mal humor debido al tintineo de su celular, no habían dejado de marcarlo desde la madrugada.
Con pereza se levantó de la litera para finalmente atender la llamada, se sorprendió un poco al ver un número desconocido.

- ¿Hola?, ¿Con quién hablo?.

- Lixie, soy yo, la señora Han - contestó con la voz preocupada - es Jisung, está internado en el hospital, anoche sufrió un accidente.

- ¡¿Que?!.

(...)

El pasillo parecía ser eterno, el ambiente en un hospital era muy frío y desolado.
A unos metros pudo encontrar al señor Han consolando a su esposa, parecía no haber dormido lo suficiente debido a la preocupación.

- ¿Cómo está Jisung? - fue lo primero que pregunto al llegar hasta el sitio.

- Está inconsciente, el doctor nos dijo que se pondrá bien y que podremos verlo cuando despierte - avisó el mayor.

El rubio suspiró aliviado, su amigo se pondría bien, tenía que recuperarse y el estaría para ayudarle, lo necesitaba, dependía mucho de el, era prácticamente un hermano, que sería de Felix sin sus bromas y regamos, cómo afrontaría la escuela sin su protección y ayuda, ambos eran inseparables y eso no cambiaría.

Una enfermera apareció después de varios minutos de espera, los padres prácticamente corrieron a interrogarla, necesitaban urgentemente información de su hijo.

- Su hijo a despertado, pueden pasar a verlo, pero no pueden entrar todos juntos.

- Nosotros entraremos primero - avisaron los padres y Felix asintió conforme, después de todo era lo justo.

Pasaron varios minutos en el que el pecoso se movía en círculos por el pasillo, finalmente los padres salieron con un montón de lágrimas en los ojos, fue casi inevitable que Felix no se empezara a preocupar.

- Ya puedes pasar - le avisó la enfermera.

El rubio observó la habitación, el castaño tenía vendada la cabeza y la mirada perdida, era una imagen triste de ver.

- Hannie - avisó después de acomodarse al lado del castaño.

- El está aquí - habló con un tono temeroso.

- ¿Quién? - preguntó el pecoso confundido, ¿A qué se refería su amigo?.

- Ese mounstro quiere matarme - volvió a decir, si mirada seguía perdida en un punto de la habitación.

- Han, no hay nadie aquí, tranquilo - intentó calmar.

- Tienes que ayudarme Lixie - suplicó finalmente observandolo, sus manos se aferraron fuertemente a las de Felix.

- Sung, relájate, necesitas descansar, vendré a verte nuevamente, ¿Si? - avisó poniéndose de pie.

- ¡No! - gritó - ¡No me dejes solo! -se podía ver la desesperación en sus palabras, sus manos se negaban a soltarlo.

- Hannie, voy a volver, tranquilo, solo saldré un momento, una enfermera vendrá a atenderte, ¿Si? - explicó con preocupación.

Se alejó de la habitación para encontrarse con los padres hablando con un doctor.

- El está estable, al parecer la conmoción hizo que imaginara algunas cosas, necesita mucho reposo para recuperar su estado, por favor no olviden cumplir las recetas al pie de la letra, está misma tarde le daremos de alta, procuren no exponerlo a sonidos fuertes y mantenerlo alejado de luces muy intensas.

- Muchas gracias doctor, haremos todo lo que nos pidió.

Tal y como se explicó, el castaño fue dado de alta una hora después, los padres se encargaron de llevarlo a casa con total delicadeza, Felix los acompañó en todo momento, no quería dejar solo a su amigo.

- Gracias por ayudarnos Felixie.

- No necesitas dar las gracias, Sungie es muy importante para mí y quiero ayudar a su recuperación.

- Puedes quedarte a almorzar con nosotros si gustas.

El pecoso lo pensó unos instantes, lo había olvidado, dejó a "Bang Chan" solo en su departamento.

- No hace falta, tengo que regresar a mi departamento unos instantes, vendré a visitarlo seguido si me lo permiten.

- Sabes que eres bienvenido.

Sin más el menor regresó a trote a su departamento, llegando se encontró al azabache sentado en el sillón de la sala mientras observaba la ventana.

- Perdón por irme sin avisar - comentó sin esperar respuesta, estaba algo cansado, había corrido toda la mañana y el deporte no era lo suyo - Iré a preparar el desayuno - avisó en camino a su cocina.

Quedó sorprendido al encontrar unas tostadas preparadas en la mesa, estaban algo frías y un poco quemadas pero eran comestibles y eso era lo importante, tomó el platillo con sus manos y regresó a la sala para sentarse al lado del mayor.

- Gracias.

El azabache pestañeo un par de veces desviando la mirada.

Solo te las di porque estaban quemadas - intentó justificarse.

- Veo que te gusta observar la ventana, el cielo está nublado pero aún así entiendo tu fascinación por el paisaje, es algo relajante - comentó el menor acompañado de una sonrisa, pero a simple vista se podía notar que ya no transmitía tanta alegría como antes y esto el mayor lo notó desde que este recibió la llamada en la madrugada.

Débil.

(...)

Eran casi las 5 de la tarde, el rubio tenía que regresar a la casa de Han para ver como estaba, la madre lo recibió con total cariño y lo a su habitación, este estaba recostado en su litera con la mirada fija en su escritorio.

- Desde que lo traimos se a comportado muy extraño, avísame cualquier cosa - añadió la señora Han para después dejarlos solos.

- Hola Jisung, soy Felix, ¿Cómo te encuentras? - preguntó pero este no lo veía.

- Tu no eres Felix - el rubio quedó algo confundido, ¿Que le sucedió a su amigo?.

- ¿De que hablas?, claro que lo soy, mírame Sung.

- ¡Aléjate de mí!, ¡Tu traes al mounstro contigo! - chilló.

- Jisung, cálmate por favor.

- ¡El está ahí!, ¡Está contigo! - apuntó en su dirección y el menores giró de inmediato sin encontrar a nadie.

- No hay nadie Han, aún estás mal, necesitas descansar.

- ¡Está ahí! - comenzó a llorar - ¡Lárgate!.

- Sung.

- ¡QUE TE LARGES!.

El menor suspiró triste y caminó hasta la puerta, antes de irse observó una vez más a su amigo y la cerró.

- No se lo que sucede - explicó su madre - mi esposo y yo hemos decidido llevarlo con un experto, se que el se pondrá mejor.

- Lo hará, llámenme para cualquier emergencia - añadió el rubio aún aturdido por lo que sucedió recientemente.

(...)

Sus pasos eran más lentos, le lastima a ver a su amigo de esa forma, se sentía muy mal y rechazado, sabía que no era propio de el pero aún así le dolía.

- Perdón por la tardanza, tenía algunas cosas que hacer - avisó con un tono más apagado que de costumbre - traje algo para la cena, lo dejaré en la cocina, yo no tengo hambre.

El mayor observó la silueta del castaño perderse en su habitación, sabía muy bien las razones de su estado pero no tenía porque preocuparse o meterse en ello, después de todo es un humano y también una de sus próximas víctimas.

Deja de pensar en eso.




                         Gracias por leer

EL PRAKLOO / CHANLIX (adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora