Se esperaba cualquier cosa menos encontrar al mayor al borde de la ventana, tenía la mirada puesta en las calles, bastante concentrado en algún punto que incluso le dió pena tener que interrumpirlo.
- Eh....... Venía a preguntar si quieres algo de cenar - explicó, la realidad es que ni siquiera en el almuerzo había salido de la habitación, no comprendía el porque.
- No - respondió sin mirarlo.
- ¿Estás seguro?, No has comido en todo el día - recordó bastante preocupado - ¿Te sucede algo? - el mayor finalmente volteó para verlo con seriedad.
- Nada, regresa con tu amigo, de seguro está muy hambriento - liberó con cierta molestia, el menor asintió rendido y se regresó con tristeza sin notar lo ofendido que se sintió el mayor.
¿Acaba de irse con el?.
No comprendía la actitud del azabache pero tampoco quería dejarlo así, tenía que haber alguna razón para que estuviese de esa forma, quizás la presencia del castaño le era incómoda.
- Sung, ¿Puedo dejarte solo un momento?, Necesito hablar con Chan - explicó al castaño que se atragantaba con los cupcakes.
- Adelante, pero luego no reclames si te quedas sin postre - se burló - es broma, llévale algunos al mudo, no lo he visto salir de tu habitación en todo el día, ¿De verdad vive contigo?.
- Claro que si, me llevaré la caja de brownies - robó el recipiente recibiendo unos regaños del castaño antes de irse.
Tocó unas dos veces antes de entrar, el mayor seguía en el mismo lugar de antes, se preguntaba que tan entretenido era observar las calles.
- Te traje algunos postres, se que dijiste que no querías pero insisto en que pruebes algo - explicó recordando lo mal que el se había sentido cuando dejó de comer hace varias semanas, no quería ver al mayor pasar por algo así.
Dejó la caja de postres en el centro de su cama y camino hasta la ventana con algo de nervios para tomar la mano del mayor y llevarlo consigo. Este se espanto en un inicio pero no piso objeción en ningún momento, conocía lo insistente que era el memor y nada podía hacer al respecto, sin embargo el toque de sus manos volvió a descolocarlo cómo la primera vez, eran tan suaves y cálidas, no hiba a admitirlo pero por dentro había estado rogando por tomarlas de nuevo desde la última vez que lo hizo.
Casi inconscientemente entrelazó sus dedos en esta y el menor pareció notarlo, sus mejillas coloradas lo delataban.- ¿Tienes frío? - preguntó el rubio, pues por la temperatura de sus manos podía deducir que llevaba bastante tiempo varado en la ventana abierta.
El mayor negó con la cabeza, aún hechizado en el agarre de sus manos, creyó que al llegar a la litera lo soltaría pero no fue así.
- Prueba esto, son brownies, Hannie los hace muy buenos pero estos tampoco están tan mal - el mayor rodó los ojos y se soltó de este.
Deja de mencionarlo
- ¿Me contarás que sucede? - fue al punto.
- Nada, dame eso - arrebató el postre para probarlo.
El rubio sonrió satisfecho de haber logrado que este comiera.
- Puedes terminarte toda la caja si quieres - explicó levantandose con la intención de regresar a la sala pero el mayor fue bastante rápido y sujetó su brazo para volver a sentarlo - ¿N-necesitas algo más? - preguntó bastante sorprendido por su acción.
- Quédate - ordenó sin dirigirle la mirada, el menor asintió aún confundido.
Un silencio se formó después de esto, el sonido de la televisión desde la sala era lo único que se podía oír, el rubio creyó que era un buen momento para iniciar alguna conversación.
- Y tu......
- Christopher - interrumpió el mayor.
- ¿Eh?.
- Ese es mi nombre - recalcó, el menor lo observó emocionado, puesto que finalmente había conseguido el nombre real del azabache.
- Me encanta, tienes un nombre muy bonito - admitió el rubio sin borrar la sonrisa de su rostro.
Aquello alteró los sentidos del mayor nuevamente, le irritaba tanto no tener el control de si mismo y estaba a un minuto de querer golpearse contra el suelo para dejar de sentirse de esa forma.
- Y Christopher, ¿Eres de esta zona? - su nombre sonaba demasiado bien en la voz del menor.
- No.
- Lo supuse, ¿Cómo llegaste aquí?.
- En una maleta - el rubio comenzó a reír por la broma.
- No pensé que podías hacer chistes - se recompuso - supongo que no quieres decirme.
- Aún no - la verdad es que temía por la reacción que tendría el rubio si le contaba la verdad, lo más probable es que se desmayara de la impresión.
- Bueno no importa, entiendo tu situación, yo jamás le conté a nadie que me hacían bullying en el colegio, el único que lo sabe es Jisung y tú - confesó - me siento muy cómodo hablando contigo porque siempre estás escuchandome, aunque me gustaría que tú también tuvieses esa confianza para hablarme porque quiero conocer más de ti.
El mayor atendió cada palabra, y si, tenía razón, le parecía demasiado interesante entender y escuchar a Felix, su rutina y vida era muy entretenida aunque el intente negarlo.
Pero le preocupaba acostumbrarse a su compañía, o quizás ya lo había hecho, literalmente pasó todas estas semanas pegado al menor desde que llegó y la sola aparición de su mejor amigo le causó un malestar muy grande y nada normal en si mismo, no lo podía entender aún, y y con el poco control que tenía de sus emociones hacía que sus acciones reflejaran notoriamente su molestia.Gracias por leer
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EL PRAKLOO / CHANLIX (adaptación)
FanfictionDónde un enigmático mito, de esos que suelen contarse a los traviesos niños, se revela más tangible y verídico que la propia existencia de los majestuosos dinosaurios que poblaron la antigüedad En el centro de esta trama se encuentra una reliquia d...