Tyler II

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Tyler no podía esconder su emoción por más que deseara. Su sonrisa volvía a aparecer una y otras vez, aunque hiciera su mayor esfuerzo por ocultarla. La había mantenido durante la aburrida clase de cálculo, durante el examen de historia e incluso cuando la causa de su felicidad elevó a un nuevo nivel el significado de humillación pública en la práctica de esgrima.

¿Por qué no podían tener una clase de educación física normal? ¿El baloncesto era muy vulgar para los niños ricos de Nunca Más?

Merlina se quitó su careta y le tendió la mano para ayudarlo a levantarse.

– Estás distraido.

Tyler se quitó su careta con un movimiento poco elegante, revolviendo aún más su cabello.

–Ya lo creo.

Las mejillas de Merlina adquirieron un tono rosa casi imperceptible y su cuerpo entero se tensó. La sonrisa de Tyler soló creció más. Se levantó y sin soltar su mano se inclinó sobre ella.

– Muero de ganas de verte esta noche.

Se colocó en posición una vez más y alzó su sable apuntandola.

– ¿Una vez más?

Sus ojos recorrieron con travesura el cuerpo de Merlina, antes de bajar su máscara y volver a la batalla.

Tal vez aquella cita no sería la más adecuada, él lo había imaginado en el cementerio debajo de un enorme sauce que estaba en el centro, en una noche sin luna y con solo una debil vela entre ellos dos; sin embargo, su padre le había advertido que no deseaba volver a verlo fuera de los lugares donde debía estar. Así que Tyler tendió la manta negra en el suelo, revisó la temperatura del café, los bocadillos salados y colocó una lista de reproducción de música clásica. Apenas se había acomodado cuando escuchó los pasos de alguien acercándose.

Merlina emergió de la oscuridad como un gótico fantasma. Su vestido negro se arremolinaba debajo de sus rodillas y su figura delicada escondia toda la fuerza que ella poseía. Tyler se maravilló al verla.

– ¿No encontraste otra cripta abandonada?

– No podríamos ver la lluvia de estrellas de esa manera.

Merlina lanzó una tosca mirada al cielo, como si pudiera intimidar a las estrellas de salir aquella noche.

– ¿No te gusta?

– No es eso. –Se sentó junto a él, con su postura siempre erguida. – Los deseos son peligrosos... y no de la forma de peligro que quisiera.

Tyler no pudo evitar reírse. Se recostó, apoyándose en sus codos.

– ¿Crees en eso?

– Tu también deberías hacerlo –su tono parecía un regaño y él soltó un profundo respiro – una de mis bisabuelas era una bruja poderosa e hizo un libro sobre todas las formas de conseguir deseos. Es una magia engañosa y poco fiable.

– Te prometo que no pediré nada. Todo lo que puedo desear está aquí.

Sus miradas se conectaron y por esta vez, fue Merlina quien desvió su vista.

– ¿Quieres?

Sirvió una taza de café sintiendo como sus manos temblaban ligeramente. ¡Por dios! Ni siquiera aquella noche en la cripta de Crackstone se había sentido tan nervioso. No, aquella noche él estaba seguro, ahora... todo había cambiado.

–Mer, sé que no merezco que estés aquí. –Su voz salió débil casi suplicante –Después de todo lo que hice, lo que te hice...

–No lo hagas.

– ¿Qué?

– Disculparte de nuevo.

– Pero, casi mueres. Maté a muchas personas, te engañé.

– Aunque sea molesto, debo reconocer que es un logro que pocos podrían hacer.

– ¿Estas justificandome? –y su sonrisa coqueta hizo acto de presencia.

– No. Solo pienso que todo es más entendible sabiendo que puedes matar a una persona en una fracción de segundo.

– ¿Qué es más entendible?

Tyler se inclinó sobre ella. Podía notar el suave olor de su cuerpo, el roce del cabello que era mecido por el viento, sus exhalaciones cálidas chocando sobre su rostro.

– Ya lo sabes –dijo, mirándolo sobre sus pestañas.

– Me gustaría escucharlo.

Los ojos de Merlina recorrieron cada parte de su rostro, se detuvieron en sus labios y finalmente regresaron a sus ojos dudosos.

–Es más entendible... –tragó en seco, antes de continuar – es más entendible, que me sienta atraída hacía ti.

Y esta vez Tyler no sonrió.

Tomó el rostro de Merlina entre sus manos y con su pulgar acarició suavemente sus labios, aquellos perfectos y deliciosos labios. Vio cómo su garganta se movió al tragar en seco y luego aquellos adictivos labios se separaron suavemente, invitandolo. 

La miró a los ojos por un segundo, antes de cerrar el espacio entre ellos.

Su mano se deslizó hasta hundir sus dedos en el cabello de Merlina. Las manos de ella agarraron con fuerza su camisa y Tyler llevó su mano libre hasta la cintura de ella. Sus cuerpos fundiéndose entre sí, sus corazones desbocados.

Se separaron un centímetro, sus pechos agitados como si acabaran de correr una maratón, y ambos con sus ojos cerrados. Sin romper aun el hechizo que los embriagaba, sin interrupciones, sin visiones que arruinaran todo.

Merlina le dio otro beso. Uno más tierno e íntimo...

– Tiene que ser una broma.

Detrás de ellos, Xavier los miraba anonadados, su rostro pálido se contraía en una mueca de dolor.

... Y el ambiente que tan delicadamente se había tejido entre ellos, se rompió.

Cuidado con lo que deseas #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora