Merlina VII

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Los párpados de Tyler temblaron y un lastimero sonido salió de su garganta. Merlina lo miró tensarse contra las cuerdas de su silla y el pánico tiñó rápidamente su rostro.

— No, otra vez — lo escuchó murmurar y ella no pudo evitar juntar sus cejas.

Había decidido cambiar el enfoque de su investigación solo para que Tyler comenzará a evadirla e ignorarla. Algo más que sospechoso cuando solo unos días atrás no se separaba de ella. Lo que le había llevado a pensar que había más en esas notas de lo que había descubierto.

Dedos había seguido a Thornhill durante esos días con una rutina más que aburrida y enloquecedora. Y Merlina, se había concentrado en Tyler.

Lo había seguido, mientras él observaba a Xavier y tenía que reconocer que era bastante estimulante cazar al cazador. 

Se sorprendió cuando Tyler atacó a Xavier y lo llevó hasta la cabaña. Su método de secuestro era bastante rudimentario, sin duda, pero eficiente. Pensó que debería compartirle unos cuantos consejos si él deseaba volver a intentarlo en el futuro. Sin embargo, el tiempo de juegos había terminado y había un misterioso asesinato que clamaba por su atención.

— No me digas, ¿vas a torturarme? —dijo Tyler y aun es su situación de desventaja su tono mantenía aquella ironía burlona.

Xavier, junto a Tyler, intentó hablar aún con la mordaza en la boca. Merlina extendió su equipamiento para tortura en la mesa frente a ellos y alzó una pequeña sierra.

— Solo si no cooperas.

— Te advierto que ya he pasado por esto antes.

— ¿Es un reto? — Merlina inclinó la cabeza, pero cualquier atmósfera que se estuviera formando en aquella sucia y abandonada bodega se rompía por los incesantes gemidos de Xavier entre ellos.

Merlina dejó la sierra en la mesa con un fuerte ruido y con amplias zancadas se acercó a Xavier y le quitó la mordaza.

— ¡Es culpa de él! Quiere matarme.

— ¿Mi culpa? —dijo Tyler ofendido —. Estamos aquí por ti y tu estúpida obsesión.

— Yo no tengo ninguna estúpida obsesión, pero que va a saber un monstruo de... ¡Agh!

— ¡Agh!

Los dos chicos lanzaron un grito al unísono cuando Merlina los electrocuto a ambos. Hubiera sonreído, si no fueran tan desesperantes.

— Yo voy a hacer las preguntas. — aclaró, regresando a su posición cerca de la mesa de instrumentos. —¿ Qué relación tienes con Marilyn Thornhill, es decir, Laurel? —preguntó mirando como el rostro de Tyler palidecía y sus labios se abrían con un ligero temblor como ocurría siempre que estaba cerca de la mujer.

— ¡Ja! Ya te descubrieron — celebró Xavier con una gran sonrisa.

Tyler y Merlina lo atravesaron con la mirada, pero el chico no se dio por enterado.

— Merlina —comenzó Tyler con un tono de voz condescendiente. — Tienes que creerme, no se de que estas hablando.

La furia burbujeo como un volcán a punto de hacer erupción cuando vio aquel rostro confundido que pretendía engañarla, y ella sacó los papeles que ambos habían encontrado escondidos en su habitación. Los leyó en voz alta, uno por uno, y el rostro de Tyler comenzó a ponerse verde.

— ¿Tenías una aventura con Thornhill? — volvió a interrumpir Xavier y Merlina cerró su puño en el mango de su martillo. —¡Oh, dios!

Tyler lo miró horrorizado y negó con su cabeza, pero Merlina podía ver la forma en la que sus ojos se dilataban con temor, como sus labios se movían para negarlo pero de su garganta no salía ningún sonido ininteligible. Repaso las pequeñas interacciones con Tyler, el pánico en el cada vez que ella se acercaba, la forma en la que la maestra parecía dirigirse a él con demasiada confianza.

Cuidado con lo que deseas #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora