Tyler se detuvo debajo de la puerta del invernadero. Merlina estaba ahí, en su mesa habitual y junto a ella se encontraba Xavier.
El chico giró y lo observó con una sonrisa burlona.
— Señor Galpin, nos alegra que finalmente decidiera acompañarnos — dijo Marilyn Thornhill desde su escritorio. — Nos hace el favor de tomar asiento.
La maestra señaló un puesto, en el extremo contrario, y una ola de murmullos se levantó por toda el aula.
— Vamos, vamos. Estoy segura que nuestra estrella local no quería llamar la atención.
La risa burlona de Thornhill le revolvió el estómago, pero Tyler avanzó hasta su asiento sin apartar su mirada de Xavier.
Había permanecido despierto toda la noche y un plan se había formado lentamente en su cabeza. Por supuesto, uno diferente a sus fantasías de asfixiar al chico que dormía plácidamente en su habitación compartida.
Durante los siguientes dos días, observó cuidadosamente la rutina de Xavier. Sabía su ruta exacta para correr, el tiempo que se tardaba en la ducha, las pocas personas con las que hablaba. Sentía una acidez en el estómago cada vez que lo encontraba pululando cerca de Merlina y su pecho se retorcía cuando tenía que rechazar su acercamiento. La mirada, primero confusa y luego molesta de Merlina en cada ocasión, la tenía grabada en la retina y juró por todo lo divino que existiera qué haría sufrir a Xavier por cada segundo de incertidumbre que había creado.
Pero tenía que resolver un problema a la vez.
Tyler abrió los ojos cuando escuchó la puerta de la habitación cerrarse. Salió de su cama y esperó junto a la ventana hasta ver a Xavier salir del edificio y correr por su ruta habitual. Luego, tomó rápidamente una sudadera café y salió hacia el bosque.
Acortó camino por una ruta diferente y se escondió en el pequeño mausoleo donde tiempo atrás Merlina lo había emboscado junto a su imitación de Scooby pandilla. Era un buen sitio, tenía que admitirlo, le daba una excelente vista del camino y a menos que entrará, Xavier jamás lo vería.
Unos minutos después, Xavier pasó por ahí. Tyler le lanzó una piedra y el chico se detuvo. Se quitó lo audífonos y miró hacia el mausoleo.
— ¿Quién está ahí?
Tyler sacó su teléfono y reprodujo una grabación que había conseguido gracias a Enid.
— Ven aquí — dijo la voz de Merlina. Tyler vio la cara sorprendida de Xavier y no pudo evitar sonreír mientras el chico entraba fácilmente al mausoleo.
Con sigilo, Tyler rodeó el edificio circular y se aproximó a Xavier desde atrás con una larga rama en las manos.
— ¿Merlina? — dijo Xavier deteniéndose.
Tyler alzó sus manos y con un limpio movimiento rompió la rama en la cabeza de Xavier.
El chico cayó inconsciente al suelo y Tyler lo cargó en el hombro y lo llevó hasta el viejo almacén que alguna vez había sido el estudio de arte de Thorpe.
Lo volvió a dejar caer al suelo sin ningún cuidado, mientras buscaba las llaves y desataba los candados. Luego lo arrastró al interior, lo sentó en una silla y comenzó a atarlo fuertemente.
Xavier despertó cuando realizaba los nudos en sus piernas
— ¿Qué estas haciendo? ¿Estas loco? — dijo, mirando a Tyler con sus ojos abiertos de par en par.
Tyler le alzó una mirada asesina.
— Solo me encargo de que no digas nada.
Xavier palideció.
— ¡Auxilio! — gritó, retorciéndose en la silla. — ¡Me quiere matar!
Tyler se puso de pie. Tomó un trapo sucio que estaba en una mesa y se lo metió en la boca a Xavier. El asco y el pavor se dibujaron en la cara de Thorpe.
Tyler terminó de atar los pies del chico y luego dio un paso hacia atrás, sacudió sus manos y admiró su obra.
Xavier hacía ruidos ininteligibles y sus ojos viajaban de Tyler hacia un punto a su espalda. Frunciendo el rostro, Tyler se giró, pero antes de ver algo sintió una fuerte descarga eléctrica en su cuello y su desplomó inconsciente en el suelo.
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Un poco tarde pero aqui esta.
Espero que lo disfrutaran
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Cuidado con lo que deseas #Wyler
FanfictionTyler pensaba que Xavier era un niño mimado y caprichoso, acostumbrado a tener todo en la vida. Xavier creía que Tyler era manipulador experto que cegaba a todos con su actuación de niño herido y perdido. Ambos se odiaban, no era un secreto. Ahora...