1. Amigas

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En una habitación que parece más amplía de lo habitual, se encontraba la heredera observando que la distancia entre la Omega se hacía más larga asemejándose a millas de distancia entre ellas. Sus ojos marrones claro denotaban tristeza.

La mirada de rhaenyra paso de ella a su padre, que yacía sentado ante la expectativa.

Para la recién presentada alfa el tiempo pasaba tan pausado y el ambiente se sentía tan espeso que era imposible respirar adecuadamente. La vista se le empezaba a empañar y nublarse.

— ¿Rhaenyra...?

La nombrada ignoro su llamado y salió lo más rápido que podría de el encarcelamiento de cuatro paredes en el que se encontraba.

Su mente viajaba más rápidos que sus pies. Se llenaba de preguntas, de enojo, tristeza y una punzada de traición atravesó su pecho como una flecha en un campo de guerra. Las lágrimas comenzaban a desbordarse de sus ojos como cascadas.

Simplemente no entendía...

¿Por qué, por qué...por qué mi padre se empeñaba en apuñalarla nuevamente...Y Alicent...?

Los pasos descuidado de la Targaryen se volvían torpes y sus sentidos se volvían sordos.

— ¡Rhaenyra...Espera por favor, Rhaenyra! Yo no quería...

Y tan pronto como si recuperará el sentido de escuchar sus pasos pararon en seco, ocasionando que la chica casi chocará con su espalda.

—¿Tú qué?—Volteandose a encarar el descaro, sus feromonas se desbordaron sin control.

Alicent se alejo agobiada por el golpe contra sus sentidos.

—Yo...Lo siento much...

—¿Sentir?—Interrumpe clavando sus uñas contra su palmas, desbordando hilos de sangre—¿Mi padre? Pensé que tendríamos algo...

Nego con la cabeza, mostrando una fina risa de despreció.

— Entiendo que entendí las cosas de una manera diferente.

Para Rhaenyra solo pensarlo le dolía.

La Hightower quiso acercarse para intentar alcanzar a el alfa alterado, pero está rechazo cualquier cercanía que quisiera tener la Omega con ella en ese momento.

Alicent sin poder reprimir más sus sentimientos, cayeron lágrimas sin consuelo por sus mejillas levemente rojas. Empezando a dañarse ella misma sus cutículas por la ansiedad creciente en ella, buscando un control que no tenía.

— Soy tu mejor...amiga

Vocaliza con su voz temblorosa, apartando su mirada del alfa que la apuñalaba sin piedad.

Rhaenyra sin creer lo que escucha, sonríe cínicamente.

—¿Amigas?— chasquea su lengua hastiada. —Mi reina, felicidades por su "compromiso"

La peli blanco gira en sus talones sin esperar respuesta, aún más furiosa y amarga que antes.

"Amigas..."

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Rhaenyra llevaba horas volando, tantas, que la noche le había caído encima.

Lo último que quería era pisar tierra firme, sólo quería desaparecer con el aire o volverse una con las nubes. Pero sin lugar a duda lo último que quería era cenar con su padre esa noche.

Aunque Rhaenyra quisiera no volver nunca seguía atada a ese lugar y su dragona joven estaba tan agotada el día de hoy que le era impensable hacerla viajar más. Tal vez cuando está crezca y se acostumbré a dar largos viajes, podría escapar...

Una Línea Delgada (Rhaenicent)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora