14. Manchada.

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La mañana era bastante lúgubre para considerarse un nuevo día. El aroma a tierra mojada y la neblina se esparcirán por todo el reino.

La Hightower realmente le costó salir de la cama, con todo en su contra. Lo primero que le esperaba era un té para apaciguar sus malestares.

Había tardado en recordar cuánto de agobiante era pasar por otro embarazo.

Había días como este en el que sólo quería quedarse en su cama, sin tener que asumir sus tareas. No podía darse el lujo ni aunque estuviera en cinta.

Aegon siempre era el primero en visitarla tan temprano, el niño de siete años era muy revoltoso, al igual que una vez fue Rhaenyra a su edad.

Aegon siempre precisaba atención y odiaba que está fuera robada, era un niño muy consentido. Su cara se arrugó al encontrarse con ella.

- ¿Qué pasa mi amor?- preguntó dejando el té a un lado para montarlo en su regazos.

- Helaena quiere robarme a Nyra.- responde apoyando su cabeza en el pecho de su madre. Su aroma era suficiente para calmar al pequeño dragón.

Alicent sonríe y besa la cabeza de su hijo con ternura.

- Ay mi amor, Helaena es tu hermana, no te va a robar a Nyra.

- Claro que sí, ella quiere ganar siempre y no es justo porque yo tengo al  dragón es más fuerte. Nyra está de su parte.

Alicent realmente no entendía el problema del que hablaba su hijo con tanta seriedad.

Las puertas de la recamara se abrieron dejando pasar a Rhaenyra con Helaena en los brazos y tras suyo a una sirvienta que cargaba al pequeño Aemond.

Rhaenyra sonrío al ver a Alicent. Ella lucía como una persona que recién se acaba de levantar y aún así para los ojos de la princesa era perfecta.

- Buenos días mi reina.- se dirige pacible a el dúo.

- Buenos días mami.- saluda Helaena queriendo abrazar a su mamá alzó sus manos en su dirección.

Aegon molesto extendió sus manos, abrazando a Alicent con fuerza, su cara se estrujó en su pecho.

- Nooo... Ella es mía.- peleaba aferrándose al vestido.

Alicent lo abrazo con una mano, mientras que con la otra saludaba a su hija.

Aemond sólo balbuceba con sus puños en su boca.

- ¿Qué sucede?- pregunto dirigiéndose a Rhaenyra.

- Helaena ganó la batalla de dragones.- respondió Rhaenyra tomando asiento a su lado.

- ¿Qué...?

- Es un juego. Se enojo porque es el niño más consentido del reino.

Alicent resoplo y mesio al niño en sus manos. Rhaenyra sonrío y acaricio la espalda del pequeño.

- Oye Aegon, ¿no quieres darle un abrazo a tu hermanita?

Se negó.

- Pero Aegon, si no moriré, moriré sin tus abrazos... Ahg... Muerooo...

Rhaenyra comenzó a retorcerse para llamar la atención de Aegon y Helaena comenzó a reir en sus brazos. Aegon se asomo con curiosidad, dejando los brazos de Alicent, hasta que fue sumergido de sorpresa en un abrazo apretado de Rhaenyra.

Ambos niños rodaron junto con Rhaenyra por la alfombra entre risas y besos que caían como lluvia en sus caras. Era una imagen que quería guardar en su corazón Alicent.

Una Línea Delgada (Rhaenicent)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora