𝐁𝐎𝐑𝐃𝐄𝐑𝐋𝐈𝐍𝐄 ᴶᶦⁿˣ

⁰⁰⁴. Guarida del padrino

Sus expresiones pasan de estar nerviosas de nuevo  cuando se separan sus manos.

—¿Qué tanto escuchaste?— pregunta tartamudeando. Rakkun sonríe sin mostrar los dientes.

—Todo—el cuerpo de moreno se pone rígido antes su sinceridad—No te preocupes, no le diré a nadie—el contrario suspira dejando de jugar con sus dedos.

—Gracias.

—No hay nada que agradecer—antes de salir por la puerta, la cadena del reloj suena y lo saca—Little man—la mira y ataja el objeto con torpeza—Te quedaría bien.

—¡Genial, gracias!—exclama el moreno ve el objeto plateado en sus manos. La chica se retira dejandolo admirando el reloj.

Camina por el tejado y se impulsa para regalar y tirarse causando un fuerte estruendo al caer.

—¡Ey!—exclama el vigilante que ahora se encuentra acompañado—¡Ven aquí!

Sin mirar atrás ella corre y sale corriendo.

—Déjala ir, Marcus—lo toma del hombro antes de que fueras tras ella.

—Pero...

—Volveremos luego de todas formas — y sin poder negarse al superior simplemente aceptando detrás de ella no
sin antes volver a ver callejón por donde se fue.

Empujan la puerta y se escuchan pasos bajando las escaleras.

—No es común que llegues tarde.

—Lo bueno suele tardar.

—¿Qué traes?—mira la bolsa que deja la mesa.

—Un botín—sonríe—Espero les sirva.

—Singed.

El hombre deja de hacer lo que estaba haciendo y escanea el contenido hasta que muestra una amplia.

—Nada mal, mucho mejor que la última vez.

—Las cosas deben hacerse bien, no?—le pregunto y asiente llevándose el bolso. No me preocupo, se que lo devolverá.

—Después de todo eres mi ahijada—me palmea el hombro satisfecho—¿Alguna información?

—Seguro sabes lo de la explosión—el hombre vuelve asentir—Vander tiene algo que ver, esta protegiendo al culpable. Los Vigilantes se acercaron a él e intentan sacarle información para meter a alguien a la cárcel.

El hombre hace un sonido con la garganta dándole a entender que capto la información.

—¿Sabes quienes fueron?

—No lo mencionaron, así que no lo sé, pero sospecho de esos jóvenes que están bajo a su ala. Cada vez que pasa una situación así ellos están involucrados así que no es de esperar. Dereck hizo un escándalo con ellos hoy y el grupo está molesto, logre tranquilizarnos un poco.—le indico mientras acaricio al gato que se subió a la mesa en busca de afecto—estaré al tanto para seguirte informando.

—Excelente como siempre— cierra los ojos tranquilo—Me alegra saber que crecerás muy bien.

Yo no puedo evitar alegrarme por el comentario.

—¿Ya te inyectaste el suero?

—Aún no es la hora.

—Pues que no se te olvide, la vez pasada tuviste un inmenso dolor.

—No lo olvidaré—me mira como si fuera a regañar y decido no hablar más— Dile a los de afuera que busquen a tu amiguito.

Asiento y salgo para avisarle pero a mitad del camino ya estos venían arrastrándolo. Lento los sigo por detrás hasta quedar en la puerta que mantengo entreabierta.

Tiran al rubio al silla sin importarles para nada lo lastimado que este. Al ver ambos hombros rodeándolo se pone nervioso se pone a respirar de forma irregular y se controla cuando le apuntan con un objeto en el cuello.

—Se suponía que debías seguirlos y no intervenir— veo como juega con la aguja en sus manos.

—Lo lamemto—dice a duras penas—Nos tomaron por sorpresa.

—Ahora su cómplice hace preguntas— golpea en líquido en sus manos para eliminar las burbujas—sobre ti...No eres un riesgo que quiero correr—lo ajusta en su ojo.

—Los niños...fue su culpa—hace un esfuerzo por mirar la cara pero el objeto no se lo permite—La explosión en el distrito superior.

—¿Fueron ellos?—corrobora alejando y aparato.

—Si, los de arriba están furioso buscandolos—le da información para confirmar lo que ya dije anteriormente.

—Vander esta en problemas—lo mira levantándose de la silla—Es lo más inteligente que has dicho hasta ahora niño—lo alaga de forma sarcástica—denle de comer.

El objeto que obstruia su garganta es retirado dejandolo respirar de nuevo.

—Alejenlo de la calles—ordena antes de que los dos se retires llevándole a rastras.

Rápidamente me alejó de puerta y me recargo en el barandal mirando al resto de jóvenes trabajar. De forma que hace parecer que estuviera esperando a que salieran.

Ambos gorilas salen llevándolo del cuello de la camisa pero al verme me saludan con la cabeza y yo correspondo con la misma manera.

—Todo tuyo—lo empujan en dirección haciendo que se tropiece con sus pies y se sostenga de como puede. Se burlan de él antes de bajar.

—Realmente eres un idiota.