18. Parche

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El departamento se encontraba calentito a diferencia del exterior nevado de Brooklyn, Helmut se encontraba calentando la leche de su cachorra de dos meses, quien lloraba a gritó abierto por la simpleza de estar hambrienta. Helmut animaba a la pequeña a que se calmara, que su leche llegaría en cualquier momento para calentarle la pancita y así poder dormir con comodidad y por completo satisfecha. Cuando el omega tenía preparada la mamila rosada de la pequeña Heike, la tomó en brazos y se la dio para que comiera. Inmediatamente el llanto de la pequeña se apaciguó, observando con ojos aún húmedos a su papi, quien le besó la estrecha frente. Cuando Heike terminó su leche, Helmut la ayudó a sacar los gases y se dispuso a ponerle un pañal nuevo y limpio para que durmiera en su totalidad cómoda, pero cuando abrió la pequeña cómoda donde estaban los pañales de la pequeña, cayó en cuenta de que los pañales ya se habían terminado. Helmut rodó los ojos, se le había olvidado por completo comprar un paquete nuevo. Le dio un vistazo a su teléfono comprobando la hora, eran las ocho en punto, la hora en la que su esposo cerraba su taller mecánico de motocicletas. El omega llamó de inmediato al alfa.

—Hola, Jamie, ¿ya cerraste el taller?—Helmut abrazaba a su cachorra, a quien le estaba ganando el sueño.

—Hey, Dulzura. Si, ya lo cerré, estaba a punto de subirme a la moto—el alfa introdujo la llave en su Harley-Davidson de color negro.

—¿Llevas casco? ¿Siquiera me hiciste caso de comprar uno?—Helmut detestaba las motocicletas.

—Mmm, no, no compré uno. No me veo cool con casco, Dulzura—el alfa rió.

—No es para que te veas cool, es para tu protección, idiota. Deberías vender esa cosa y usar un auto como yo, es más seguro—Helmut observaba el rostro de su durmiente hija—. Porque cuando Heike crezca definitivamente no se subirá a eso.

—¿Y que si le gusta la velocidad como a su padre? ¿Le negarás la diversión a tu hija, amargado?—Barnes encendió por fin su motocicleta.

—Definitivamente. Como sea, pasa al super y compra pañales para Heike, se me terminaron. Ve con cuidado.

—Claro, ¿usa pequeños, cierto? La talla P—Bucky cuestionó, mientras observaba los autos pasar.

—Si, usa esos. También trae toallas húmedas, y que sean dos paquetes, por favor—Helmut colocó a Heike en su cuna blanca.

—Bien, ¿algo más?

—Sólo eso, Jamie. Gracias, ve con cuidado.

—Bien. Te veo en un rato. Te amo, Dulzura—Barnes sonrió.

—También te amo, Jamie—con una sonrisa colgó la llamada y fue a prepararse una infusión con flores de cerezo.

James amaba andar en moto, era una de sus grandes pasiones. Sentir el viento chocar en su cara y la sensación de libertad era algo que disfrutaba demasiado; aunque en miles de ocasiones recibía regaños de parte de su omega, exigiendo que usará casco y un sin fin de equipo de protección. James se negaba a usar eso, sentía que le quitaba lo divertido de andar en moto; había conducido motocicleta desde los quince años sin protección, sabía cómo cuidarse. Aún recordaba con gracia la expresión de Helmut cuando pasó por él a su casa en su motocicleta para ir a su primera cita cuando ambos eran chicos de apenas veinte años; se fueron caminando al restaurante aquel día, Helmut se negó rotundamente a subirse sin un casco. Bucky había comprado un casco para Helmut para que se subiera sin miedo, aún así se aferraba a su cintura, hasta que empezaron a salir en el coche del omega, quien no quiso volverse a subir a esa cosa que el alfa amaba.

Sin más, James había recorrido la carretera y calles hasta llegar al super, donde se encargó de comprar los paquetes de pañales, las toallas húmedas y una bolsa nueva de grano de café junto con un pequeño mameluco que le había parecido lindo cuando pasó por el área de cachorros. El alfa pagó todo y salió del super, guardó sus compras en el bolso de su Harley y retomó su camino a casa.

Omegacember [WinterBaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora