28. Cuidados Posteriores

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Era sábado por la mañana, fuera del departamento el ambiente se encontraba gélido y gris, era diciembre y el ambiente invernal lo hacía notar muy bien más, evidentemente, el montón de adornos navideños que empezaban a aparecer en las calles, tiendas y casas, con un montón de luces de colores adornando casas y negocios, pero era de mañana, casi siempre las luces navideñas se mantenían apagadas en horarios matutinos. Y mientras algunos caminaban a pie en ese gélido día invernal, dentro de un departamento con calefacción cálida, un alfa se encontraba cerrando la puerta de su departamento, mientras su gata de ojos azules lo recibía con unos maullidos y se acariciaba entre sus piernas. Bucky le acarició el lomo y cola y después continuó su camino hasta su habitación, donde entre las sábanas desordenadas y aun con rastro de feromonas de alfa en celo, Helmut se encontraba descansado con ojos cerrados y con el cuerpo aún lleno de marcas rojizas y fluidos ajenos a su cuerpo. James dejó la bolsa de cosas en la mesa de noche y se sentó a un costado del omega.

—Dulzura, despierta—Bucky puso un mechón de su propio cabello tras su oreja antes de depositarle un beso en la frente a Helmut.

—¿Qué hora es?—Helmut se removió sobre la cama y se estiró.

—No muy tarde, son las nueve de la mañana—Bucky acarició el brazo desnudo de Helmut.

—¿Cómo te sientes? ¿Ya pasó, cierto?—Helmut se recostó y bostezo un poco.

—Ya estoy bien, gracias por estar conmigo en mi celo. ¿Cómo te sientes? Salí a la farmacia y traje algunas cosas—el alfa apuntó a la bolsa blanca.

—Estoy bien, cansado y con algo de ardor, pero bien—Helmut le regaló una sonrisa de ojos cansados.

—Vamos a darte una ducha y después te preparo el desayuno—Bucky le quitó las sábanas de encima y lo cargo en nupcias hasta el baño.

Helmut se quedó sentado en el inodoro, mientras Bucky llenaba la bañera con agua tibia y sales de baño. Helmut bostezo un poco más y después hizo una ligera mueca de molestia, su espalda le dolía bastante al igual que las caderas y aún podía sentir ardor en su entrada. Bucky lo volvió a tomar estilo nupcias y lo introdujo a la bañera, le mojó el cabello con cuidado y le depositó besos por todo el rostro.

—Gracias por estar conmigo—James le besó la frente—. Perdón si fui muy rudo o si no te hacía caso.

—Lo entiendo, estabas en celo. Es mi deber como tu omega ayudarte cuando estás así—Helmut estiró su húmeda mano y peinó las hebras negras de James.

—Gracias, Dulzura—James tomó la mano de Helmut y la besó—. Relájate aquí, iré a poner las sábanas en la lavadora y recogeré el cuarto.

—Deja que termine y te ayudo a limpiar.

—No, claro que no. Yo hice un desastre, yo lo limpio—le besó los húmedos cabellos y salió del baño.

Mientras Helmut recorría su cuerpo con jabones y lavaba su cabello, James limpió la cama y puso sábanas nuevas, recogió cada condón tirado en el suelo y después barrio y trapío como era debido. Tiró la basura en el basurero y lavó sus manos para ir en busca de Helmut, quien de seguro ya habría terminado de bañarse.

—Dulzura, ¿qué haces?—Barnes casi corrió en dirección de Zemo.

—¿Me pongo la bata?—Helmut alzó una ceja.

—Déjame hacerlo—Bucky tomó el lazo azul marino y lo amarró como era debido.

El alfa tomó en nupcias al omega una vez más y lo sacó del baño, lo depositó con cuidado sobre la cama y tomó la bolsa de la farmacia y sacó un ungüento.

—¿Qué es eso?—Helmut secó su cabello con una toalla.

—Es para allá atrás, anoche dijiste que te ardía así que fui a comprar un ungüento en la mañana—le quitó la tapadera y puso un poco en sus dedos—. ¿Te darías la vuelta?

—James, no, que vergüenza—Helmut se ruborizo—. Yo puedo ponérmelo.

—¿Vergüenza de qué? Si ya te vi todo—Bucky dijo con una risa.

Helmut le dio un ligero golpe en la cabeza y con algo de timidez se dio la vuelta. James subió su bata de baño y con cuidado de no lastimarlo le colocó el ungüento en la enrojecida entrada.

—Perdón, Dulzura—Bucky acunó el rostro de Helmut entre sus manos y le repartió besos por toda la cara.

—Está bien, no me duele—Helmut le acarició el cabello.

—Déjame prepararte el desayuno ahora—Bucky lo tomó en nupcias de nuevo y lo llevó hasta uno de los bancos de madera en su barra de desayuno.

Helmut se apoyó sobre sus brazos y observó con cariño a su alfa, quien se movía con experiencia en la cocina, sacando ingredientes del refrigerador y azúcar y harina de la alacena, completamente concentrado y dedicado a preparar un delicioso desayuno para su omega que lo veía con tanta atención y amor. Después de un par de minutos, los panqueques con fruta y miel de maple estaban listos, le dio un plato al omega y se sirvió otro para él y así acompañó a Helmut en el desayuno.

—¿Quieres leche?—Helmut dijo y se bajó del banquillo.

—No, no, no, Dulzura—Bucky se puso de pie de inmediato y volvió a sentar a Helmut en el banquillo.

—¿Ahora qué?—Helmut rodó los ojos.

—Yo voy por la leche, tú tienes que estar descansando. Quiero que estés bien—Bucky volvió a besarle con mucho cariño la frente.

—Te ayude con tu celo, no me cortaron las piernas—Helmut frunció el ceño y picoteo las frutas.

—Lo sé, pero aún así te esforzarte físicamente. Tu no estabas en celo y yo si, fue cansado para ti—Bucky se acercó con dos vasos y un galón de leche fría.

—Pero puedo ponerme de pie y hacer cosas por mi cuenta, James—Helmut recibió el vaso ya lleno de leche.

—Déjame cuidarte, ¿si? Es lo menos que puedo hacer—Bucky entrelazo su mano a la del omega.

—Para ser un alfa dominante eres una macita muy dulce—Helmut le sonrió con encanto.

—Que sea dominante no quiere decir que me comporte como un imbécil—el alfa besó el dorso de la mano de Helmut—. Eres mi todo y quiero que estés bien.

—Yo agradezco eso, Jamie, pero al menos déjame hacer algo por mí mismo.

—Bien—James asintió y continuó comiendo.

La verdad es que James no hizo caso a lo que su omega le dijo, todo el día lo cargó en nupcias e incluso lo cambió él. Le volvió a poner ungüento y lo besó con ternura hasta que Helmut lo apartó. El omega aún no se acostumbraba a los dulces cuidados posteriores al celo del alfa, lo cuidaba y trataba como si se fuera a quebrar, como si una semana atrás no lo hubiera tratado con rudeza. Bucky era consiente de la brusquedad de su celo, por lo que se sentía culpable de la bestialidad de su lobo, así que pasada la semana de su celo, cuidaba como le fuera posible a su omega y eso incluía, a veces, cambiarlo él mismo. Helmut se llegaba a cansar de tanta azúcar, pero tenía que aceptar que su pecho se sentía cálido ante los cariñosos cuidados de su gentil alfa.

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En el capítulo de hoy, este Zemo y este Bucky

En el capítulo de hoy, este Zemo y este Bucky

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Omegacember [WinterBaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora