𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍 𝐄𝐘𝐄𝐒ᵗʰᵉ ʰᵘⁿᵍᵉʳ ᵍᵃᵐᵉˢ

xiii.

CASI OLVIDABA QUE DE CIERTA MANERA EL CAPITOLIO TENIA UNA BELLEZA MAJESTUOSA debido a sus colores que decoraban la vestimenta de todos los ciudadanos, los edificios tan altos o las estatuas que estaban hechas con tanta delicadeza que podía estar horas y horas viéndolas aunque en esos momentos debía admitir que todo era muy precioso debido a los colores, las miradas al igual que las palabras de las personas eran tan poco interesantes que la aburrían.

Sus comentarios solo estaba dedicadas a su físico algo que la alagaba ya que Artemisa se había esforzado mucho en hacer su vestido al igual que su maquillaje o peinado, pero que solo se dedicará a alagar su apariencia física la estaba aburriendo al igual que sus preguntas tan vacíos sobre cuanto tardaron en vestiría, que tela utilizaron o que tipo de trenzado le hicieron por eso mismo cuando Lady le aviso que era su momento en seguida respiro aliviada.

- Damas y caballeros - llama la atención Lady con un preciso vestido plateado que parecía estar hecho de plata - Con ustedes nuestra nueva y más preciada joya, Luna Cresta -

Y con eso todos quedaron hipnotizados al escuchar la melodía tan relajante, parecía que la música era de otro lugar, no, más bien de otro tiempo uno que los hacía sonreír y sentirse libres haciendo que su mente vuele lejos de todos los lujos que los rodeaban para sentirse abrazados por la melodía que tocaba el ángel vestido de blanco con ojos azules y pecas quien parecía estar en un trance donde solo existía ella con el piano blanco.

Era una melodía dulce que podía llevarte a otro lugar, como si tu alma abandonará tu cuerpo para poder bailar al ritmo de la canción que transmitía una enorme paz, era como el canto de la sirena siendo interpretado por un piano blanco, Luna era la sirena que estaba hipnotizado a todos con cada tecla que tocaba al igual que con su imagen tan dulce e impecable haciendo que en cuanto sus dedos dejaran de tocar las teclas varios aplaudieron aún aturdidos debido a la bella melodía.

- Hermoso, igual que tu - dice Finnick sosteniendo su mano

La joven fue rodeada por las personas quienes la felicitaba y alagaban su forma de tocar el piano pidiendo una canción más aunque eso fue interrumpido cuando todos vieron como el presidente Snow salir con un traje casi blanco y una copa en manos.

- A mi opinión no hay cosa más hermosa que una rosa, delicada, pero a la vez letal con sus espinas y no hay ser más cercano a ellas como lo es Luna Cresta - levantó su copa - Por nuestra nueva vencedora, la nueva joya quien será el ejemplo de la belleza que hay en todo Panem -

Varios aplaudieron y también brindaron aunque la atención de Luna se quedó en el hombre o más bien es su copa que de un momento a otro paso de ser blanca debido a que es vino blanco a ser rosado al igual que la expresión del hombre que dejó a un lado su bebida notando la mirada de la joven quien fingió una sonrisa agradecida para luego voltear para ver los fuegos artificiales que era azules, rojos y verdes.

- Te tenemos una sorpresa Luna - dice Artemisa tomando su mano

Se sentía como en su cumpleaños ya que toda la atención estaba en ella y aun más cuando había una gran caja blanca al frente suyo en una mesa.

- Es para ti querida ábrela - dice Lady a su lado

Ella le sonrío agradecida para luego abrirla y de ella salió una cachorro, más bien un cachorro de un gato naranja a lo cual en seguida sonrío tomándolo entre sus brazos emocionada.

Varios sonrieron enternecidos cuando la joven tuvo entre sus brazos al gato quien veía todo con curiosidad mientras ronronea al sentir las suaves caricias de la ojiazul. 

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NUNCA ANTES HABÍA SENTIDO TANTO ALIVIO COMO ESTAR DE NUEVO EN CASA YA QUE las miradas que le dieron la hicieron temblar ya que no era una mirada normal que le da algunas personas del capitolio de hecho hasta le parecía muy escalofriantes, como si ella fuera un pedazo de carne.

- ¿Aun quieres dormir conmigo? - pregunta Annie al verla parada en el marco de la puerta

Ella asintió acomodándose en la cama de la mayor quien la abrazo, tenía varias pesadillas casi todos los días e incluso cuando estaba despierta tenía varias alucinaciones donde veía a Charles o a Eliot, no eran aterradoras simplemente la miraban e incluso se sentaban a su lado.

Aunque quizás la peor parte era cada que había ruidos fuertes haciendo que se esconda o cada que la asustan o algo parecido está aterrorizada más que una persona común y juntando eso la hacia una persona sensible aunque ella trataba de que nadie lo viera debido a que no deseaba preucupar a alguien más de lo debido.

- ¿Podrías contarme un historia por favor? - pide abrazándola

Sentía como la pelirroja acariciaba su cabello con suma delicadeza.

- Había una vez una princesa, vivía en un reinos pacífico hasta que un gran monstruo llegó haciendo que el reino se llenará de terror e incluso los soldados más fuertes le temían, pero ella no así que tomó la espada de su padre y fue a la batalla para acabar con quien aterraba a su reino haciendo que ella se gane el respeto de todos haciendo que por primera vez en toda la historia del lugar haya una mujer en el poder, sentandose en el trono teniendo la corona que todos los reyes alguna vez tuvieron -

Quizás eran cuentos muy infantiles y si lo son, pero los cuentos no son realmente lo importante ya que pone más atención en la suave voz de su hermana con cada palabra que sale de su boca, no importa si el cuento era muy corto o muy largo lo que realmente le importaba era escuchar su voz suave mientras sentía el latido tan pacífico de su hermana.

Y al final se quedó dormida entre los abrazos de su hermana quien la abraza con suavidad.