𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍 𝐄𝐘𝐄𝐒ᵗʰᵉ ʰᵘⁿᵍᵉʳ ᵍᵃᵐᵉˢ

iv.

TRATO DE PREPARAR A SUS TRIBUTOS LO MEJOR QUE PUDO DEBIDO A QUE LA ENTREVISTA CON Caesar era de suma importancia ya que a través de esta las personas osea posibles patrocinadores estén interesados en ellos teniendo más posibilidades de ganar los juegos, aunque este corre un riesgo.

Breck tenía que ser dulce, pero sin llegar a ser subestimado, él era quien más le preocupaba ya que siempre estaba asustado o detrás suyo para sentirse seguro así que debía verse fuerte durante esos minutos en el escenario.

- Todo saldrá bien - promete Finnick tomando su mano con suavidad

Ella asiente con la cabeza suavemente mientras trataba de controlar sus propios nervios, aunque estaba más preocupado por lo que dirá Katniss, le agradaba, pero podía ver en sus ojos su disgusto de estar aquí, la hipocresía que reinaba el capitolio era horrendo y ella lo había notado.

Sus ojos, siempre había escuchado que los ojos eran una ventana al alma, que estos nunca mentían porque no puedes a pesar de que la boca diga una cosa siempre es más confiable los ojos de una persona y los de Katniss revelaba una chispa, una que deseaba salir y eso hizo en cuanto comenzó a dar vueltas dejando ver esas llamas que se reflejan en sus ojos.

Aplaudió contenta con el resto del público mientras desvía la mirada hacia Johanna quien la observa con seriedad a lo cual hace que se quede quieta, sin embargo no pudo evitar sonreír ante la aparición de Peeta ya que después de todo era alguien encantador con un rostro tierno como cabello rubio, le recordaba a Apolo de la mitología griega, un pequeño sol.

Ahora que lo pensaba Katniss era más como Artemisa debido a su habilidad con el arco, además era más una cazadora en cambio Peeta era como una especie de poeta ya que Apolo también tiene esa habilidad.

- Ya vamos - susurra Johanna a su lado

La toma del brazo mientras caminan para ir a su habitación, pero ambas se detienen cuando observan a la pareja de los trágicos amantes discutir, en seguida Luna cubre sus oídos ante los gritos para caminar lejos de ahí, no era de su incumbencia estar ahí con ellos.

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LUNA JUGABA CON SUS DEDOS, ERA EL PRIMER DÍA EN LOS JUEGOS Y BECK YA ESTABA MUERTO debido a Cato, preparo un arreglo de flores para sus padres como siempre lo hacía año con año y trataba de no soltar lágrimas ya que era de esperar, los niños mueren todos los días ya que son los más frágiles así que no debía de estar triste.

- Esta bien sentirse mal - habla Haymitch sentándose a su lado - Aunque no lo creas, aún recuerdo cada nombre de cada tributo que estuvo a mi cuidado e imagino que tu también -

- En una libreta - revela en un suave susurro - No quiero olvidar a alguno de ellos, sus rostros o su risa -

- Ven aquí - dice abriendo sus brazos

En seguida se acerca a él y se queda ahí quieta, sintiendo aquel calor masculino, un calor paternal que ya hace años no sentía y creo ya no necesitar después de todo tenía a personas que realmente la amaban, pero eso no evitaba que siguiera extrañando a su padre y Haymitch lo sabia.

- Quisiera que los juegos acaben - murmura

- No eres la única - comenta con la cabeza baja - Pero esta es nuestra realidad y debemos de aceptarla -

No quería, realmente no quería hacerlo, quería que ningún niño pasara por esto y daba igual perder o ganar ya que estarás viviendo en la crueldad de los superiores.

- Me pregunto si Snow ama a alguien, de una manera genuina que el solo pensar que la persona está dañada le duela así sabré que realmente es humano y sabrá lo que todos sentimos - susurra

- No lo sé querida, dudo que ame a su esposa, creo que el alcohol y yo tenemos más química, su hijo... Debe de ser complicado y ni hablar de sus nietas -

La familia presidencial era tan unida, pero a la vez tan distante el uno del otro, la esposa del presidente a penas si se deja ver, su hijo está siempre a su lado, pero con una expresión de aburrimiento o de superioridad y sus nietas son realmente dulces ajenas del dolor exterior.

- Gracias Haymitch - sonríe

- No me agradezcas querida, es lo poco que un borracho como yo puede hacer por una jovencita como tu -

Sonrío, esa sonrisa llena de dulzura que aún conserva a pesar de todo y eso es lo que le ayudó a conseguir tantos patrocinadores, nadie quiere ver a una chica así de dulce morir en la arena de los juegos del hambre y por eso ella está aquí.

- Así que aquí están - habla Lady - Haymitch felicidades, aquella bomba del enamoramiento secreto me gustó -

- ¿Cuál enamoramiento? - pregunto Luna

- Verás querida, al parecer ambos construyeron un tipo de técnica sobre los trágicos amantes - responde el rubio

- El joven Mellark lo reveló ayer en las entrevistas ¿No lo escuchaste? - cuestiona la mujer

- No, Johanna me llevo antes de que pudiera escuchar más - responde

Johanna era alguien un poquito complicada ya que mostraba claras muestras de ciertos celos cosa que se manifestó con Luna siempre siendo algo territorial.

- Deberías de conseguirte amigos, no lo sé, con familias más funcionales - opina Haymitch

- Pero la familia de Johanna, esta - no se atrevía a completar la frase

- Exacto -

- Yo soy su familia - lo corrige - Mi madre, Annie, Finnick y yo somos su familia -

- Querida sin ofender, pero entre los más estables ahí solo resalta tu hermana y tu -

Su madre a pesar de su imagen tan maternal como dulce podía llegar a ser un poco sádica cosa que comparte con Johanna así que eso explica mejor por qué se llevan tan bien ambas, Finnick al igual que Mason es también algo territorial sobretodo si hay alguien amenazando de alejar a Luna de él.

Por eso mismo Johanna Mason y Finnick Odair estaban tan molestos, porque Peeta Mellark y Katniss Everdenn eran una amenaza en quitarles lo más preciado que tienen y esa es Luna, su más grande amor.