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-No sé que escuchaste pero es mentira.

-¿Ah sí? ¿Es mentira que te derrites por ese chico?

-Padre...

-James, sabes muy bien que a pesar de estar en el siglo 19 no puedes darte el lujo de amar a quien quieras.

-No lo dejaré. Nunca me sentí tan yo.

-No puedes mostrarle a la gente lo que eres.

-¿Gay? 

-Sí, no digas eso en voz alta.

-¿Te interesa más el dinero que tu propio hijo?

-El dinero no, tenemos suficiente. Pero la gente habla, James.

-¿Y? ¿Te avergüenza que yo sea feliz?

-No, me avergüenza que sea con un hombre.

-Papá...

-Te conseguiré una linda esposa y se te pasará, como a mí.

-Claro porque hoy no eres un amargado y depresivo. Te re funcionó.

-Basta, James. Perderé la paciencia.

-No puedes cambiar lo que siente tu corazón, papá.

-Pero puedes callarlo.

-No quiero callar nada. Quiero ser feliz.

-¡Basta, James!- grita. Regulus se sobresalta detrás de la puerta. Hace un gran esfuerzo para no llorar.

Escucha la voz de James cortarse.

-Que lindo señorito eh, espiando detrás de la puerta.

La señora Martha es una mujer grande. Ella trabaja de día en lo de James.

-Shh- pide- con todo respeto señora Martha- susurra.

Regulus se aprendió los nombres del personal.

Ambos se quedan a seguir escuchando.

-Quedate a desayunar para que puedas conocerlo, por favor.

Fleamont se frota la sien, agotado.

-Bien.

Wonka//JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora