Tania
Concentrada en cada movimiento, acelero con determinación al iniciar la vuelta, sintiendo la emoción de desafiar los obstáculos del terreno. Mis habilidades en este terreno son perfectos, demostrando mi agilidad sobre el motocross. Cada maniobra era ejecutada con precisión, buscando la velocidad perfecta y el ángulo exacto para lograr finalmente dar es vuelta perfecta.
Doy la vuelta decisiva, el giro que doy tiene a Félix gritando detrás de mi, bajo mi pie para más apoyo y equilibrio.
Maldita vuelta perfecta te logré.
Termino frente a la pista alzando mis brazos en signo de victoria, bajo de la moto y salgo corriendo hasta la gradería, creo que desde que mi padre me enseñó a manejar no tenía esta sensación que me recorre el cuerpo.
–¡Si! – veo a Félix gritando y saltando en señal de triunfo desde la distancia, junto a el se encuentra Adela aplaudiendo desenfrenadamente y un Ander un poco consternado al dejar caer la bolsa de papas que estaba comiendo.
Félix saltar las vallas que separan las gradas con la pista; corro a su encuentro abalanzándome sobre él, enrollo mis piernas en su torso mientras permito que el me cargue y me de vueltas en el aire en un abrazo que me trasmite tantas cosas.
Estoy haciendo todas las cosas cursis que prometí nunca hacer.
Pero como dicen por ahí, si no puedes con el enemigo únete a él, y déjenme decirles que este enemigo está dando más de lo esperado.
Me separo un poco de Félix aun sin bajar las piernas y sin romper por completo el abrazo; encuentro sus ojos y mierda Dios porque todo tiene que ser tan difícil.
No, no es que sea difícil literal, bueno si lo es, es difícil tener que soportar que me mire así, que me mire así y no derretirme; porque me hace ver a través de sus ojos con una devoción y una ternura inigualable, algo que creí imposible.
En su mirada se refleja el orgullo y esa ternura que mierda que hice para merecerla, nunca creí que alguien me vería de esa forma, que yo me vería de esa forma a través de los ojos de alguien.
Se siente increíble, es algo que no se como explicar.
Lo que acabo de hacer es algo tan simple como dar una vuelta, pero el lo hace parecer una gran hazaña.
El rostro de Félix de repente pareció estar demasiado cerca del mío, sus ojos fijos en los míos, él nunca, jamás los perdía de vista y eso tal vez es lo que mas me gusta de él. Estaba tan pero tan cerca que podía sentir el calor de su aliento. Todo quedó en segundo plano, no importo si Adela, Ander o Jay estaban mirando; solo importamos nosotros en ese momento.
Sin dudarlo, él inclinó ligeramente la cabeza y sus labios chocaron con los míos, el beso comenzó con un ligero rose de labios casi tímido, algo nada acorde a Félix. Luego, la presión aumentó, y el tiempo se detuvo nuestro labios se entrelazaron con más seguridad. El beso era cálido y profundo, lleno de sentimientos contenidos que ahora nos contábamos sin tener que hablar, solo con este simple hecho.
Sentí un cosquilleo recorrer cada fibra de mi cuerpo, mientras me dejaba llevar por estas sensaciones, mis manos se aferran aún más a sus hombros y las de el más en mi cintura.
Sus manos ¡carajo!
Sus ¡labios!
Sus labios se movían en perfecta sincronía, explorando y disfrutando el momento.
Ya lo había besado antes ¡claro que si! Pero esto no se compara ni por un segundo a lo de antes, lo de antes fue algo que paso, se vivió la emoción del momento y se borro, pero este beso, se siente como el primero y estoy segura que el sentimiento no es unilateral.
Al separarnos lentamente, sus labios deslizándose con suavidad hasta quedar a pocos centímetros de distancia. Sus ojos se encontraron nuevamente con los míos llenos de una nueva comprensión y conexión que no creí jamás experimentar.
Nuestra burbuja se rompe al escuchar los gritos y alaridos de reproche por parte de Ander.
–Tania se comió mi torta Adela, no es justo.
–Algún día lo superaras corazón tranquilo – Adela le da un golpecito en la espalda en señal de apoyo.
Miro Félix una última vez antes de apoyar mis pies en el suelo.
–No seas grosera princesa – me atrae nuevamente a él –quería seguir teniendote entre mis brazos.
–Que mala suerte – digo dándole un par de golpecitos en el pecho con la palma de mi mano – ahora vamos.
Tomo su mano arrastrándolo hasta llegar a la gradería; las sonrisas pícaros dirigidas a nosotros no pasan desapercibidas pero a decir verdad me importa un carajo ya que.
Pasados los minutos decidimos que es hora de marcharnos, quedando para encontrarnos en una discoteca más tarde.
Ya saben para celebrar la al parecer gran hazaña de mi vida.
Antes de subirme a la camioneta de Ander me despido de Félix, el cual antes de dejarme ir me dice:
–¿Sentiste eso verdad? – pregunta despreocupado.
–¿El que? – mi aturdimiento es claro.
–Ya sabes, toda esa aura rara y… no lo sé esa conexión fue raro.
–¿Cuando nos besamos?
El asiente levemente, mientras el verde de sus ojos brilla con intensidad.
Me aparto de él a la camioneta, pero antes de subir agrego en un grito que lo paraliza antes de el también abordar su carro:
–¡Félix si lo sentí, pero no se lo digas a nadie! – se gira en mi dirección sosteniendo la puerta del auto con una enorme sonrisa.
–Secreto guardado princesa.
***
Hola, holaActu después de tres siglos, pero mejor tarde que nunca
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Gracias y espero te guste.
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Amor de carrera (Bilogía Carrera - libro I)
Novela JuvenilTania es la reina del motocross, desde que conoció este deporte se convirtió en su pasión, posicionándose como la mejor de su categoría. ¿Qué pasara cuando llegue un nuevo competidor a desbancarla? Félix es un apasionado al motocross nunca ha ten...