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Esa tarde, pude definirla como la mejor tarde que pude haber vivido jamás. 

Unas horas después de la función, tomado de la mano de Bai, nos pusimos en marcha hacia nuestras casas. El mencionado, amablemente, me dejó en la puerta de la mía y luego regresó unos pasos hacia la suya.

Estaba tan en el cielo, que ni siquiera me sentí mal por el hecho de que seguía mal de las costillas y mi mamá no se encontraba en el país. Ahora, podía comprender eso de que cuando estás enamorado o simplemente, con una persona con la que te sientes cómodo, todo lo demás no existe en ese momento, y sí, sé que Bai se fue a su casa, pero yo seguía en los aires por su reciente confesión.

Coloque las rosas en un florero y lo coloque en la mesa, terminando eso, me dirigí a mi habitación en el segundo piso, para dormir tranquilamente el resto de la noche.

Martes, 28 de septiembre. 6:00 a.m. 

Sonó mi alarma y rápidamente me levanté.

—Ouch —me queje.

Qué tonto, Win, aún estás mal de las costillas y ya te quieres levantar como Flash.

6:10 a.m. Tomé una ducha rápida y me puse el uniforme deportivo para la preparatoria.

6:30 a.m. Baje a tomar el desayuno que yo estaba encargado de preparar, hotcakes de avena con moras y un vaso de leche deslactosada ¿Por qué no? Merecía consentirme.

6:50 a.m. Había olvidado acomodar mi mochila, así que hice eso.

7:00 a.m. Ya estaba listo para irme, sin embargo, el autobús pasaba a las 7:22 a.m. aún no era hora.

Salí de mi casa y me senté en la banqueta, sacando mi teléfono. Había bastante frío afuera, pero se veía que en un rato haría un calor tremendo, así que no entre por un suéter extra. Aún faltaban quince minutos para que llegara el autobús, así que llame a Bai, quien contesto bastante rápido.

—Hola. ¿Ya estás listo? —pregunté.

—Hola, novio. Ya estoy listo, salgo en dos —respondió y sonreí ante como me llamo—. ¿Debería llamarte así todo el tiempo? —añadió y salí de mi bonito momento.

—¿Ah? ¿Qué? Digo, ¿qué novio, vale? Apúrate —y tranque, mis orejas estaban calientes y lo sabía, volví a sonreír y me levante para caminar hasta la parada de autobuses.

7:22 a.m. Ya estaba parado ahí, veía como el autobús se acercaba rápidamente y le hice señas. Cuando por fin se detuvo, me subí y vi como Bai corría a todo lo que daba hacia el autobús. Su pecho subía y bajaba con rapidez.

—Vaya, te hace falta ejercicio —reí levemente.

—Bien, señor fit, haré ejercicio con usted, si así lo desea.

—¿Qué? ¿Yo cuando dije que quería hacer eso contigo?

Reímos casi todo el camino y al llegar a la preparatoria, todo se me hizo tan extraño.

Hace un mes que no asistía a clases, no sabía qué esperar.

Ingresé al salón donde ya estaba Mew parado en la puerta, cubriendo la actividad que me tocaba a mí.

La sangre me hervía, pero no podía decir nada. Digo, vuelvo y repito, ¿cómo no cambiarían las cosas con mi ausencia tanto tiempo? 

Salí de mi rabia cuando escuché a Cherreen gritándome en susurros, como siempre lo hacía. 

Sonreí.

Rápidamente, me senté junto a ella y la abracé. No me preocupaba que Cherreen me lastimara las costillas, pues ella siempre había sido delicada con todo contacto físico. 

—Win, no sabes cuánto te extrañé. Biu se ha alejado de mí y Bai siempre miraba tu chat cuando estaba conmigo, me sentía total y completamente sola, ¿sabes? —reprendió, haciendo un puchero.

Volví a sonreírle.

—Lo siento, Cherreen, no quise alejarme solo porque sí, pero pasaron cosas —dije metiéndole misterio.

—¿Cosas? —arqueó una ceja la señorita frente a mí.

—Cosas, Cherreen, cosas —volví a hablar.

—¡Basta, Win! Me asustas —exclamó.

—Okey, okey, te contaré en el receso. Por ahora, dime, ¿dónde está Biu?

—Pues, Build se hizo amigo de un chico de la clase de al lado y son uña y mugre desde entonces.

—¿Qué? ¿Y cómo se llama ese chico?

—Mmm, creo que se llama Bible.

Oh, por Dios, ya sé de quién habla Cherreen. Se trataba de ni más, ni menos que del tipo que pretendía a mi mejor amigo. Ush, ¿cómo dejé que esto pasara?

El timbre sonó y a Build no le quedó de otra más que regresarse al salón. Nos saludamos desde lejos, él se había quedado en una butaca alejada debido a que entró tarde.

Estábamos en la cuarta hora, algunos veinte minutos antes del receso, cuando, de repente, ingresa al salón el profesor Chadok.

—Jefe de grupo, ven conmigo, necesito hablar contigo y los demás.

Asentí y me levanté, pero luego me sorprendí al ver cómo Mew hacía una reverencia al profesor de esa clase y salía tranquilamente, mirándome con pena.

Joder. ¿Qué tipo de broma es esta? Miré a Bai, quien yacía sentado detrás de mí, y alcé los hombros.

No entendía qué pasaba y por qué pasaba así, pero volví a tomar asiento en mi butaca, algo apenado al haberme parado, porque no me hablaban a mí.




Chocamos En El Trayecto • BrightWin • (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora