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—Hasta que llegas, Nong Win —sonrió, eso fue tan hipócrita que hasta me dieron escalofríos.

—P'Korn, por favor, déjame solo, acabo de tener un grandioso día —dije, evitando nuestro anterior encuentro.

Intente pasar por su lado cobardemente, le tenía miedo y se notaba a kilómetros.

Joder, qué mala idea.

El mayor me tomo del brazo cuando estuve de su lado, apretando fuertemente de el. Mi cara tenía una expresión de dolor, pero mi boca no producía ningún quejido.

Golpee el brazo del contrario, soltándome de su agarre como lo hizo anteriormente Bai. Funciono, pero no por mucho.

El mayor tomo mi rostro entre sus manos, temblé levemente ante su acción y él se dispuso a analizarme. 

—¡P'Korn, suéltame! —grité, pero a él le importo un comino.

—Qué perro asco, Win. Todavía llevas maquillaje —dijo con expresión de repulsión.

—¡Que te quites te digo! —volví a quejarme, pero ahora me moví fuertemente y volví a ser libre por un momento —, ¡¿quién putas te crees para aparecer de la nada en mi vida, solo para seguir jodiendo?!

—Mierda, Win. Solo me fui dos meses y ahora eres grosero —aplaudió —. Soy tu hermano mayor, solo quiero estar contigo, ¿acaso no puedo? Mamá me adora y sé que tú también —respondió cruzándose de brazos con media sonrisa.

—Estar contigo mi culo. Hace unos días fue mi cumpleaños, ¿y tú donde jodidos estabas? —grite —Ah, ya sé. Valiendo madres con el dinero de mamá, porque aquí, mis ojos ven que ¡No sabes hacer nada! ¡Y sigues siendo un mantenido a tus veinticuatro años! —volví a gritar, a este paso ya no podía calmarme —, no sé por qué eres el favorito de mamá —baje mi entonación para decir eso, porque sabía que era verdad.

—Lo sé, ni siquiera tú, que sí estás terminando tus estudios, trabajas, eres comprensivo, independiente y demás —rio fuertemente.

Realmente era un vago, tal vez mi madre no quería tener otro hijo o qué sé yo, solo sé que nunca sería su preferido.

—¡Por tu culpa, papá se fue! Si no hubieras hecho lo que hiciste, papá estaría libre, él me comprendía, ¡él realmente me quería! Era lo único que tenía, ¡y no es libre por tu culpa! —Me eché a llorar y a golpearlo en el pecho sin fuerzas, pronto me desplome en el suelo llorando.

Me creí fuerte, todo paso en un instante, creí que podría terminar con todo este día y no, ahí estaba nuevamente, como siempre en todas las peleas con Korn. Llorando a sus pies, mientras él solo se reía de mí.

—Ush, que niñita eres, ahora sé por qué mamá no te quiere —dijo, pateando mis costillas antes de señalarme al salir de la casa, diciendo que volvería para terminar lo empezado.




Ya habían pasado 20 minutos y aún no podía calmarme, seguía en el suelo de la sala principal de mi casa, llorando fuertemente. Me dolían las costillas, tanto que pensaba que tal vez las tenía rotas. Mi respiración cada vez era más rápida, me faltaba el aire y con eso, más dolor me llegaba a los costados, el piso era frío dado el clima.

Intente relajarme un poco para mínimo, poder respirar correctamente. Después de un momento pude calmarme, pero cuando me levanté, sentí el dolor más horrible que pude sentir en mi vida.

Joder, ¿qué me estaba pasando?

Como pude subí a mi habitación, me senté lentamente sobre mi cama, para luego, recostarme. Me di mi tiempo, me dolía mucho hacer movimientos bruscos. 

Pensé en decirle a mi madre cuando llegara, pero jamás llego, me sentía impotente, se suponía que llegaría este día hace unas horas.

Aún no eran las nueve de la noche, pero el sueño me invadió y me dejé llevar para dejar de sentir dolor al menos por un momento.



A la mañana siguiente me desperté a las 10 a.m. Abrí mis ojos, despreocupado, no tenía conciencia de nada, mi mente seguía en blanco.

Revisé la hora y ahí salí de mi trance.

—¡Mierda! ¡¿Son las diez?! —me asuste, intente levantarme, pero me fue imposible, el odioso dolor que ya mencioné varias veces seguía ahí, solo estaba dormido.

Solté unas lágrimas, tendría que ir al hospital.

Llame a mi madre varias veces para que me ayudara si es que estaba en casa, pero no hubo respuesta. Me arme de valor y salí de mi cama, me arregle despreocupado y con mucho cuidado. Al mirarme al espejo del baño, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Joder, la piel de la zona de mis costillas estaba morada.

Aunque me dolía usar el brazo derecho, me cepille los dientes y me peine como pude. Sí, iba al hospital, pero debería llegar mínimo un poquito presentable.



Tome un Uber hasta el hospital más cercano, quedaba a 15 minutos en carro, cada tope en el camino dolía más que el anterior, rezaba para que no fuera nada grave. Ingrese en el hospital y me registre para consulta urgente.

—Metawin Opas-iamkajorn —llamaron mi nombre.

—Aquí —levante la mano izquierda y me dirigieron a un consultorio de urgencias.

Mierda, cuantas cosas me dan miedo. Los hospitales no eran mis lugares favoritos.


Chocamos En El Trayecto • BrightWin • (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora