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Me sentí un poco mal llevando a Win a mi casa sin su consentimiento, pero se me pasó cuando noté que no le importaba. Estaba en mal estado y se veía cansado, por lo que se acurrucó en el primer sofá que se encontró en la sala.

Mi mamá me ayudó a calentar un poco de agua. Mientras tanto, yo subí a Win a mi habitación para darle un baño de esponja y bajar la temperatura de su cuerpo.

Bajé por el agua y volví a sabir a mi habitación. Acomodé todo sobre la mesa de noche. Ayudé a sentarse al que yacía frente a mí, e intenté sacarle la camisa manga larga que llevaba puesta. No fue cosa fácil.

—Hey, quítate, Bai, deja mi camisa —dijo Win cuando intente quitarle la camisa.

—Solo quiero ayudarte, si no hago esto, contraerás un resfriado. Te expusiste al aire frío que hay afuera y estás calientito, eso no está bien —expliqué y seguí intentando quitarle la camisa.

—Yo sé eso, pero esto es diferente. No quiero que me quites la cami-. —El hablante se quedó callado, cuando a la fuerza logré quitarle la camisa.

Y bueno, yo también me quedé callado al mirar su cuerpo.

—Voy a matar a P'Korn —dije y me levanté muy enojado de la esquina de la cama en donde estaba sentado.

—¡Bai! —gritó Win, tomándome de la muñeca—. No vayas, solo... sigue con lo que ibas a hacer.

—Pero él... —No terminé de hablar.

—Nada. Hagas lo que hagas, los golpes van a seguir ahí. Tus palabras no pueden sanar mi físico —dijo Win, para después respirar profundamente.

Suspiré y volví a sentarme.

—Después saldaré cuentas con él, tenlo por seguro.

Dejamos de hablar y, con permiso del contrario, le di un baño de esponja ahí mismo.

Me daba mucho coraje ver los moretones y cortes en la piel de Win. Sabía que P'Korn era una persona horrible, claro, pero nunca creí que fuera capaz de hacerle eso a su propio hermano. Si alguien le tocara un pelo a mi hermana, ya hubiera conocido el cielo. Era esa comparación la que me hacía enojar muchísimo. Su casa no era un lugar seguro, como generalmente se toma un hogar.

En un hogar te sientes cómodo, feliz y seguro. La casa de Win era todo lo contrario. A pesar del tiempo que llevábamos conociéndonos, cada día me daba cuenta de lo poco que realmente conocía al que es el amor de mi vida.

Pedí a mi madre que dejara a Win quedarse en casa unos días y ella, amablemente, aceptó. Win no traía nada con él cuando P'Korn le dijo que no regresara más, pero tampoco le importó si avisaba o no a su madre; de igual manera, no estaba en casa.

Dos días pasaron rápido. Le di a Win toda la comida que pude en ese plazo, pues se veía que hacía algún tiempo no comía bien. También tuve la oportunidad de que se abriera a mí y, prácticamente, fui su psicólogo en esos días. Me confesó que siempre pensó en mí después de nuestra última pelea, solo que no quería aceptarlo porque es terco y, según él, no necesita a nadie, pero se dio cuenta de que la vida es dura y, tarde o temprano, necesitaremos de alguien que nos ayude a afrontarla.

Chocamos En El Trayecto • BrightWin • (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora