6.

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— ¿Por qué te gusta Yoongi?

Hoseok se encontraba bebiendo tranquilamente su botella de agua hasta que se atragantó al escuchar esa pregunta. Se dio golpes en el pecho en un intento de recobrar la compostura, lográndolo al final con éxito.

Miró adelante y se fijó que, quien había hecho la pregunta, no era más ni nada menos que Soohye. La pelinegra se encontraba sentada delante de él, recostada en una silla en frente suyo, ambos quedando cara a cara. Sus ojos verde esmeralda resplandecían con un destello de curiosidad.

— ¿De qué hablas, Soohye? — negó desviando la mirada, esos ojos lo intimidaban. — No me gusta Yoongi ... ¿De dónde has sacado eso?

Estaba nervioso, muy nervioso, más que nervioso. Era consciente que desde lejos se podía notar como le temblaba la voz, pero ... ¿Qué podía hacer? Nunca se le había dado bien mentir, siempre lo acababan atrapando tarde o temprano.

— Hoseok, es obvio.

Por el rabillo del ojo, pudo observar como Jimin y Jungkook asentían ante las palabras de la pelinegra. Ambos se encontraban con sus brazos cruzados, justo en la misma posición en la que ahora le estaba mirando Soohye.

Con amigos así, ¿para qué quería enemigos?

¿En serio tanto se notaba?

— Díselo, Hoseok. No parece mala persona.

Suspiró.

Jimin tenía razón, Soohye era una chica muy amable y dulce, siempre ayudando a los demás con una resplandeciente sonrisa, pero también siendo severa con aquellos que se lo merecían.

¿Podía confiar en ellas?

La miró a los ojos. A su mente, vino el recuerdo del día anterior cuando lo había animado durante su presentación y, además, le había propuesto sentarse junto a ella.

Sí, tal vez sí podía confiar en ella.

— Prométeme que esto quedara solo entre tú y yo.

— ¡Lo prometo! — extendió su meñique, entrelazándolos y sellando la promesa.

— Vale, lo acepto. — inhaló aire, intentando reunir todo el valor que necesitaba para poder decir lo que estaba a punto de decir. — Me gusta Yoongi.

— ¡Entonces es ver ...! — antes de que pudiera seguir hablando o, mejor dicho, gritando, Hoseok se abalanzó sobre ella, tapándole la boca.

Con su dedo hizo una seña de silencio.

— Lo siento, la emoción. Culpa mía. — se inclinó un poco más cerca de Hoseok, intentando hablar lo más bajo posible. — Por cierto, ¿qué es lo que te gusta de ese id ... Digo, de Yoongi?

— Tiene unos lindos ojos marrones que son tan oscuros como el chocolate, pero brillan como las mismísimas estrellas. Siempre que sonríe mostrando sus encías, es como si el sol saliera a relucir todo su esplendor y lo hace ver adorable, más de lo que ya es. Además, se le da muy bien jugar al básquet y ... Oh, y toca el piano de maravilla, y ...

— Woah ... En verdad te gusta.

Hoseok se encontraba sonrojado hasta las orejas, rojo como un tomate, rascándose la nuca, avergonzado.

Por su parte, Soohye no podía entender como alguien tan bueno y puro como Hoseok había podido enamorarse de Yoongi. No, no es que dijera que su amigo era malo, no la malentiendan. Pero, en el poco tiempo que llevaban juntos en la misma aula, no había visto que Yoongi hubiese tratado de la mejor manera al castaño. Al menos, en las escasas interacciones que había visto entre ambos, siempre era Yoongi pidiendo un favor.

ANGEL OR DEVIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora