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Era fin de semana, y aun así Hoseok tuvo que madrugar. Ya se acercaba el día de pagar el alquiler del piso, así que era momento de revisar las cuentas para ver cuánto dinero tenía. Entró a su ordenador y abrió la web del banco, introduciendo sus datos y encontrándose con un panorama no muy favorable.

Su cuenta estaba al borde de los números rojos. Con el pago del piso y la universidad, le quedaba poco dinero para comida y otros gastos. No podía mentir, se lo esperaba, es decir, eran dos más a parte de él, obviamente iban a gastar mucho más.

Suspiró.

Ahora solo le quedaba dividir bien los gastos para poder llegar al próximo mes. Es cierto que podría pedirles dinero a sus padres, pero prefería no depender de ellos ya que, como él, ambos también tenían sus propios gastos que pagar.

— ¿Qué haces?

La voz del ángel lo sorprendió. Rápidamente apagó el ordenador, guardándolo en un cajón.

— Nada. — Hoseok desvió la mirada, viendo como en ese momento la pantalla de su móvil se encendía. Bendita sea la persona que le había dado una excusa para no contestar al rubio.

Agarró el móvil y leyó el mensaje. En cuestión de unos segundos toda la preocupación se había disipado, sustituyéndola por una inmensa alegría.

— Jimin, levanta a Jungkook. Tengo que deciros algo.

El ángel asintió, yendo a levantar al demonio tal y como Hoseok le había dicho. Pocos minutos después, ambos seres entraron por la puerta.

— Ya lo traje, ¿qué es lo que querías decirnos?

— Hoy viene de visita mi madre así que tenemos que limpiar bien la casa.

— ¿Tu madre? ¡Vamos a conocer a tu madre! — exclamó emocionado el menor.

Jimin también se encontraba algo emocionado, es decir, nunca se había planteado parar a imaginarse como era la madre del castaño, pero ahora tenía una curiosidad inmensa, ¿sería como Hoseok en versión mujer?

— Sí, la vais a conocer. Por eso tenemos que limpiar la casa, para recibirla bien.

Ángel y demonio asintieron felices, poniéndose de inmediato manos a la obra.

Jungkook se encargó de limpiar la madera y los libros, sacándoles el polvo y estornudando en el proceso. Cada vez estornudaba más y más, hasta que Hoseok le ofreció una mascarilla. Sí, mucho mejor.

Jimin se encargó de las ventanas. Haciendo uso de su ventaja de poder volar, las limpió tanto por dentro como por fuera, asegurándose de dejarlas tan relucientes como su aureola.

Así pasaron las horas hasta que al fin acabaron de limpiar todo. Ambos chicos se sentaron en el sofá exhaustos, chocando los puños al haber sobrevivido a tan cansino trabajo. No se habían percatado de lo grande que era ese departamento hasta ahora. Cerraron los ojos en un intento de descansar, y estaban a punto de quedarse dormidos hasta que ambos se levantaron rápido, mirándose con los ojos abiertos.

— Tenemos poderes, ¿por qué no los hemos usado?

— ¡Esto podría haber estado limpio hace rato! — refunfuñó el demonio. — Nos hubiésemos ahorrado todo el cansancio.

— Si lo hubieseis hecho con vuestros poderes, ahora no os estaría invitando a ir a comer pollo frito mientras bebemos unas cervezas al lado del río Han. — intervino Hoseok. — Mi madre llegará más tarde así que tenemos tiempo.

— ¿En serio? ¡Como era de esperar! ¡Eres el mejor!

Jungkook abrazó feliz al mayor antes de salir corriendo emocionado hacia el dormitorio, transformándose en el trayecto a su forma humana y empezando a buscar ropa que ponerse. Unas semanas atrás, Hoseok les había comprado algunas prendas de ropa y, aunque insistieron en que podían creársela ellos mismos con su magia, al castaño le hacía ilusión poder comprarles algo. Y, para que mentir, ante esa sonrisa de corazón no pudieron hacer nada.

ANGEL OR DEVIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora