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Era lunes, lo que significaba inicio de semana, vuelta a clases y, para Hoseok, la llegada del tan temido día de la exposición. Era su peor pesadilla hecha realidad.

El castaño se encontraba repitiendo y repitiendo, repitiendo y repitiendo ... ¿Ya he dicho que se encontraba repitiendo? Bueno, pues sí, se encontraba repitiendo su parte por ... ¿Decimoctava vez? Tanto Jimin como Jungkook ya habían perdido la cuenta, Hoseok había repetido tanto su parte que hasta ellos ya se la sabían de memoria.

Pero es que Hoseok no podía evitarlo, estaba muy nervioso y no quería cometer ningún error en la exposición, menos delante de todos sus compañeros. ¿Y si se trababa? ¿Y si se olvidaba de su parte? ¿Y si lo hacía mal y por su culpa Yoongi sacaba mala nota, suspendía la asignatura y lo comenzaba a odiar?

No, no, no, ¡eso sería terrible!

Sentía su corazón palpitar a más no poder. La opresión en su pecho cada vez haciéndose más intensa, casi dejándolo sin respiración. Su pobre corazón gritaba por ayuda al ser apretujado sin compasión.

Tenía muchas ganas de vomitar.

— ¿Estás bien, Hobi?

Jungkook estaba preocupado, parecía que en cualquier momento Hoseok se iba a desmayar por los nervios. Lo había estado observando un buen rato, podía ver como sus manos temblaban al sujetar esos papelitos que había hecho para prepararse para la exposición.

Hoseok estaba tan blanco como los papeles que sujetaba en sus manos.

— Odio hacer exposiciones en público — confesó finalmente. — Sentir todas esas miradas encima, ser el centro de atención, todo eso no me gusta para nada. — con cada palabra sentía su voz temblar más.

— ¡Hoseok! — Jimin llamó su atención. El rubio posó sus manos en los hombros del más alto.

Al ser su protegido, sentía los nervios que experimentaba el castaño. A pesar de que él los sentía con menos intensidad, estos habían sido lo suficientemente fuertes como para haber llegado a aturdirlo. Si él se encontraba así, no quería imaginarse cómo debía estar Hoseok.

— Inhala y exhala, vamos. Sigue mis instrucciones.

Hoseok cerró los ojos, empezando a inhalar y exhalar profundamente, siguiendo las instrucciones que el dulce ángel le iba dando. Poco a poco, fue sintiendo como sus nervios iban disminuyendo.

De fondo pudo escuchar como la puerta del lavabo era abierta.

— ¿Estás listo, Jung? — preguntó Yoongi al entrar.

El castaño le había dicho que le dejara un tiempo para prepararse antes de ir al salón, y él había accedido. Desde eso habían pasado ya casi veinte minutos. Por eso, preocupado por no llegar a tiempo al salón, entró al baño para saber qué estaba haciendo que lo tenía tan entretenido.

— Sí, sí, estoy listo. — Hoseok sonrió como pudo, intentando disimular esos nervios que querían volver a apoderarse de él.

Yoongi no era tonto. Podía ver como Hoseok se encontraba temblando y podía oír como respiraba de manera dificultosa. A leguas se notaba que el menor no estaba bien y que, en realidad, estaba nervioso por la presentación. Es más, parecía estar al borde de un ataque de pánico.

— No, no, mentí. No estoy listo. — confesó el castaño, bajando su cabeza. No se atrevía a ver a Yoongi a los ojos, no cuando se sentía un cobarde. — En verdad estoy muy nervioso, pero cuando salgamos a presentar prometo que estaré mejor ... Tengo que estarlo. — lo último lo susurró más para sí mismo, intentando autoconvencerse de que todo estaría bien.

ANGEL OR DEVIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora