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Y ahí estaba Hoseok, echado sobre su cama de una plaza, estirado sobre la manta que yacía impecablemente ordenada. Sonrió satisfecho. Le gustaba tener su cuarto bien ordenado. De repente, un pensamiento vino a su cabeza y su sonrisa rápidamente se desvaneció, frunciendo el ceño y haciendo una mueca pensativa. Llevó sus brazos detrás de su cabeza, doblándolos y usándolos como almohada. 

Llevaba días intentando pensar en distintas maneras para conquistar a Min Yoongi, su amor no correspondido y amigo, mas no daba con ninguna. La gran mayoría eran imposibles porque era demasiado tímido para hacerlas y las pocas que le gustaban no eran tan originales y especiales como quería ¡Era su primera confesión de amor! No podía ser tomada a la ligera, pero sabía que las ideas poco a poco se iban acabando, ya que su mente no era muy imaginativa, y la mayoría de confesiones que sacaba de los k-dramas que veía ya las había descartado ¡Ojalá en la vida real fuera tan fácil confesarse! 

Suspiró fuerte, el aire saliendo de sus pulmones con gran intensidad. Giró sobre sí mismo, quedando esta vez echado boca abajo sobre la cama, ocultando su rostro en la almohada mientras gritaba contra ella, en verdad necesitaba dejar ir toda esa frustración que llevaba sintiendo por días y esa era la única manera que había encontrado en ese momento. Una vez dejó ir todo sentimiento negativo de su ser, alzó su rostro y abrazó la almohada ¿Qué más? ¿Qué más podía hacer? Cerró los ojos, intentando pensar y pensar ¡Vamos, Hoseok! ¡Piensa! 

Exasperado y frustrado por no volver a encontrar nada, tiró la almohada contra la pared, extrañándose cuando esta no cayó al suelo y ¿se quedó flotando en el aire? Espera, eso era imposible. Rápidamente, se sentó en su cama, observando como poco a poco delante de él aparecían dos figuras extrañas. Una de ellas se encontraba sosteniendo su almohada. Una vez las figuras se hicieron más nítidas, se dio cuenta de que eran dos personas ... ¿Dos personas con cuernos y alas? Abrió los ojos sorprendidos ¡No podía ser cierto! ¡Los ángeles y demonios no existían! ¿No? Frotó fuerte sus ojos, intentando aclarar su vista, pero al volver abrirlos esas dos ¿Personas? Seguían ahí, mirándolo en silencio. 

Ya está, oficialmente Jung Hoseok se había vuelto loco, tanto estar pensando en que hacer para conquistar a Yoongi le había traído graves consecuencias a su salud mental, solo le quedaba esperar su hora de muerte que seguro era próxima. 

— No deberías frotarte tan fuerte los ojos, te puedes hacer daño. 

 Hoseok se giró. Mirando en dirección de donde venía esa dulce voz. Cayó en cuenta que provenía del sujeto extraño, con un aro sobre la cabeza, y unas grandes y blancas alas sobresalientes de su espalda. Era un ángel, dedujo. 

— Déjalo, es normal que no se crea lo que ve. 

Otra voz, igual o incluso más dulce que la anterior, llegó a sus oídos. Volvió a girarse, esta vez mirando al sujeto con cuernos, alas y una cola. Era un demonio en toda regla. 

— ¿Hablan? 

Ambos chicos asintieron ante la pregunta de Hoseok. El demonio parecía particularmente entretenido, y es que encontraba divertida la situación. ¡Nadie le había dicho lo divertido que era el mundo humano! Ver la cara de confusión de ese chico era lo mejor. 

— ¿Son reales entonces? 

Con cautela, Hoseok se acercó al demonio. 

Contrario a las creencias populares y a las historias de los libros, ese demonio no era tan aterrador ni sexy como siempre los describían, tampoco tenía una voz aterradora o espeluznante. Ese chico era todo lo contrario, tenía un rostro aniñado y una voz tan dulce como la de un ángel. 

— ¿Q-Qué haces? — preguntó nervioso el demonio viendo como ese humano se encontraba demasiado cerca de su persona. 

Hoseok había podido observar que tenía el pelo de color negro, y unos ojos tan rojos que sentía que tendrían que atemorizarle, pero, por el contrario, solo hacían que su curiosidad aumentara. Ya había asumido que tal vez esa locura era cierta, y que en verdad delante de él tenía a un ángel y un demonio. Agarró la mano del pelinegro y comprobó que, en definitiva, todo era real, el contacto con su mano se sentía como cuando tocabas a cualquier otra persona. Esos dos eran reales, y por alguna razón se encontraban ahí, en su cuarto y delante de él. 

— ¿Quiénes sois? 

— Cierto, qué maleducado de nuestra parte — habló el ángel, y Hoseok dirigió su mirada a él. — Soy Jimin y soy tu ángel de la guarda, estoy aquí para ayudarte con los problemas que tengas. — sonrió, convirtiendo sus ojos en dos medias lunas. 

¿Ángel de la guarda? Sonaba bien. Su ángel de la guarda o, mejor dicho, Jimin, cumplía con todos los estándares con los que se representaban a los ángeles en series o películas. Al menos los de las que él había visto. Su sonrisa angelical acompañaba a ese bello y maduro rostro, teniendo como complemento adicional esa voz tan dulce como la miel. Además, su cabello era tan rubio que parecía hecho de hileras de oro, y sus ojos azules como el mar brillaban como dos diamantes. 

— Yo soy Jungkook — habló el pelinegro. — Vine siguiendo a Jimin y me encontré contigo, se veía tan interesante como sufrías por tu vida amorosa que pensé que sería divertido ayudarte con ello. — Los ojos de Jungkook brillaban emocionados, su pequeña cola agitándose también emocionada, al igual que sus alas que empezaron a revolotear suavemente. «Adorable» pensaron Jimin y Hoseok. — Nunca lo he hecho, así que espero que confíes en mí. — dio una reverencia, y Hoseok opinó que era sin duda el demonio más educado que había visto nunca, aunque claro, era también el primero, al menos en la vida real. 

Jungkook se giró para mirar a Jimin, chocando miradas con él y sonriéndole buscando una aprobación, la cual obtuvo, ya que el rubio con su mano revoloteó su cabello, indicándole que se había portado bien. El pelinegro suspiró aliviado, a Jimin parecía ya habérsele pasado el enfado que minutos antes había hecho que le jalara de las orejas, y es que al ángel no le había gustado que el menor le hubiese seguido sin pedir permiso ni a su padre ni al consejo para ir al mundo de los humanos. No quería que el menor se metiera en ningún problema y tampoco él ganarse alguno.

— Entonces ... ¿Me ayudaréis con Yoongi? — preguntó el castaño emocionado, interrumpiendo el intercambio de miradas que se producía entre Jungkook y Jimin. Ambos se giraron a verlo.

¡Era genial eso de tener ahora un ángel guardián y un demonio! 

Jimin asintió. — Te ayudaré en lo que necesites, y si es eso lo que necesitas encantado, te ayudaré. — hizo una pequeña reverencia. — Kook aún es joven e inexperto, pero te intentará dar muchos consejos. 

— Habló el fósil. 

Susurró el pelinegro a lo bajo. Aunque igualmente, Hoseok lo logró escuchar. Teniendo que contenerse de reír, ya que no quería ganarse un problema con su ángel de la guarda, el cual se encontraba mirando mal al demonio. 

— Digo ... Te ayudaré en lo que pueda. 

Hoseok saltó emocionado. — ¡Muchísimas gracias! 

Su emoción fue tanta que sin pensarlo ya se encontraba abrazándolos. Recién los acababa de conocer, pero sentía que ya los quería como si los conociera desde siempre. 

Tanto Jimin como Jungkook se quedaron sorprendidos. Ninguno esperaba tal muestra de afecto repentina. Aun así, no tardaron mucho en corresponder el abrazo que, por alguna razón, se sentía bastante cálido. Por eso, no pudieron evitar que se les escapara una sonrisa. Se sentía bien estar así. 

Los tres desconocían los que les tenía preparado el futuro. Como, por ejemplo, que ese sería uno de los muchos abrazos que se darían en un futuro. Ya que llegarían a forjar una gran amistad que superaría cualquier obstáculo ... ¿O no?

ANGEL OR DEVIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora