Capítulo final
Han pasado cuatro largos meses desde que dejé mi casa de forma temporal. Lo último que le escribí a Thiago por WhatsApp es que el ambiente está muy frío en comparación al clima tropical de dónde vengo. Estudio desde las ocho y media de la mañana hasta la tarde de lunes a viernes, luego de las tres y media de la tarde estoy libre de clases. Me dieron un empleo en las oficinas de “Ángeles caídos” donde me pagan las cinco horas laborales desde las cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche. Los sábados trabajo desde las dos de la tarde hasta las siete de la noche. La beca también me cubre una importante parte de los gastos personales y sólo compro con mi propio dinero una parte de mis alimentos.
Edwin se vino a la escuela un mes después, ha sido un buen compañero. Se quedó en las habitaciones que brinda el instituto en lugar de buscar un apartamento propio, ya que, según su explicación, así estamos más cerca. Me recalcó muchas veces que tiene las maneras de vivir sin depender de la escuela, pero prefiere cuidar de mí. Es un buen chico, sólo es un poco egocéntrico y pícaro por naturaleza. Hoy es mi cumpleaños y Edwin se fue hace unos veinte minutos después de haberme traído un libro de tapa dura del Marqués de Sade llamado “Justine o los infortunios de la virtud”, un pastel de chocolate con velas y un vaso gigantesco de café con leche frío con vainilla. Todo el que se relaciona conmigo empieza a estar consciente de mis gustos e incluso es arrastrado al mundo de la cafeína. Me he sentido menos sola con él y ya tengo nuevos amigos con los que hablo a diario.
Hoy es sábado y en la misma editorial me cantaron cumpleaños con un cupcake, este tenía una velita pequeña. Me dieron muchos regalos para personas adultas, me refiero a productos de limpieza personal, una bata de baño, una taza de café con el logo de la editorial y un libro llamado “Cuento de hadas” de Stephen King. Thiago me escribió en la mañana con un texto hermosísimo e incluso me mandó fotos del jardín de girasoles y lirios, se ve precioso. Él me dijo que, cuando supo que me gustaban los lirios, empezó a sembrarlos junto con los girasoles, por esa razón ya estaban crecidos cuando me mostró su jardín el año pasado en mi cumpleaños. Hoy le he escrito al WhatsApp y desde la tarde no le llegan los mensajes. Quiero pensar que es por trabajo o porque está con sus amigos de fiesta. Él tiene derecho a salir y disfrutar, aunque eso no aminora mi inquietud.
—¿Qué has sabido de Thiago? —le pregunto a Abdiel con el celular en mi oreja.
—Sólo sé que él ayer quería escribirte y saber de ti, pero hoy no lo he visto. Nos dejó un mensaje que estaría algo ocupado, pero que está al pendiente de ti.
—No he sabido nada de él en concreto desde la tarde —digo luego de un silencio.
—No te preocupes, de seguro está bien.
—Eso espero —digo mordiéndome la uña del pulgar. Tocan la puerta y me levanto sobresaltada —. Te dejo, de seguro es Edwin que olvidó algo o no sé.
—Vale, me llamas luego.
—Vale, te quiero —. Cuelgo y abro la puerta, pero me quedo sin aliento con lo que acabo de ver.
—Buenos días por la noche, mi UV Bonita. Feliz cumpleaños —dice envuelto en una gruesa chaqueta marrón y una maleta a su lado.
—Mi Chico Girasoles —digo apenas en un hilo de voz.
Mi Chico Girasoles está aquí y está bien. Estamos bien.
Fin.
🌻🌻🌻
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El Chico De Los Girasoles🌻
Roman d'amourThiago es un chico introvertido, pero con confianza en sí mismo. Es un chico muy divertido y compresivo, pero con un sentido del humor muy retorcido. Es muy celoso con todo lo que es personal para él, por eso prefiere no compartir con cualquiera sob...