25. David Copperfield

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Hoy

-Eres un mago- solté respirando aire puro y lleno de placer.

Cole era un poco torpe, no en el mal sentido. Solo quiero decir que es desordenado cuando tiene sexo. Hay veces que quiere una cosa, días que quiere otra, y hasta hay momentos, en los que simplemente, se detiene para probar algo que se le ocurre en el momento.

Por esas cosas, me cuesta llegar al orgasmo, por lo menos, no es rápido. Lo que hace, que cuando pase, se sienta tan... mágico.

Estuve yo arriba, él arriba, hubo orales en el medio y ni siquiera sé como terminamos con la cabeza en los pies de la cama. Pero, así era Cole, un conjunto de movimiento placenteros hasta llegar al último.

-Y tu una bruja- contestó acariciando mi brazo y me levanté solo unos centímetros para mirarlo muy confundida- No... Bueno... No una bruja, bruja. Una bruja sexy- aclaró nervioso, creo- Me refiero a... Digo... Tu me llamaste mago, así que...- siguió, pero lo detuve con un beso en los labios unos segundos.

-Entendí- le dije, sonrió y volví a apoyarme en su pecho.

Con Cole, todo era divertido, todas las conversaciones eran sencillas y cómicas. Pero, profundas a veces también.

-Lola...

-¿Qué?

-¿Por qué soy el último?- preguntó.

Suspiré, entendiendo.

-Porque de alguna forma tu siempre fuiste el primero- le contesté- Siento que te conozco hace mucho, ¿sabes?

-Me siento igual- volvió a sonreír y le devolví el gesto.

Hubo silencio.

-Cole...

-¿Qué?

-No sé si eres el último.

-¿Cómo que no sabes?- cuestionó soltando una risa.

-La gracia de todo esto es no saberlo, ¿verdad?

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