Lope se quedó en la barra, mordiendo su labio mirando el resto del local, un poco antes de que su primo le llamara para ayudarle a sacar los vasos recién lavados para que se pusiera a secarlos. Entre aquel ajetreo casi mecánico sintió una presencia que asumió que era un cliente.
—Dame un momento y ahora te tomo la orden, creo que hay un...
—No te preocupes, no llevo prisa.
Lope se quedó petrificado, de nuevo su voz, de nuevo su presencia sobre él y al final, de nuevo ese aroma. Se giró lo más normal posible.
—Unai, hola —sonriendo, mirando a todos lados para ver si no había alguien que pudiera verles —, no pensé que...
Unai levantó las cejas sorprendido por el beso marcado en la mejilla de Lope, sorprendido intentó no abrir la boca y seguir con su papel de resuelto.
—Unos amigos me han dicho que era una excelente opción para comer pero... —mirando su reloj —asumo que la cocina ya está cerrada, ¿no?
Lope lo miró, casi examinó, ¿qué estaba haciendo?
—Sí, recién. Yo, podría preguntarles si todavía...
—No, estoy bien. ¿Trabajas aquí? Vi a Víctor salir...
Hasta para Lope aquella pregunta le parecía obvia y un tanto boba que incluso sabía que por menos los chicos podrían burlarse de quien lo dijo pero parecía que a Unai le era legitimo preguntar y se lo veía bastante seguro.
—Sí, es... negocio familiar... mis tíos son los dueños.
—Vaya... —echando una mirada hacia el salón que estaba a sus espaldas, no era hora punta pero se veía el ajetreo de los camareros.
—¿Qué te pongo?
—Una caña, para abrir boca.
—Vale.
Unai puso sus brazos en la barra y juntó sus manos, jugando con su lengua, mirando a todos lados, tratando de no notar que aquel beso marcado le provocaba algo y más si veía que también tenía el pelo revuelto.
—Y... ¿todo bien?
—Todo excelente. Es la hora más tranquila, hasta las ocho en que se abre de nuevo la cocina... —poniéndole la copa delante de él.
—Ya. ¿Has visto a tu novia?
—¿Novia? —deteniéndose por un segundo de verter un poco de chips en un tazón.
—O tu madre te ha dado un beso de despedida y liado el pelo... —señalando la mejilla de Lope, el cual se giró y miró su reflejo en la cámara del móvil.
—Ah, no. No —dijo asustando el recuerdo de su madre de su cabeza —, ha sido... —sacudiendo la cabeza —, una comensal que... quería ayuda y... me dio un beso —girándose para limpiarse con una servilleta.
—Vaya, que afortunado —dijo entretenido mirando lo rojo que se había puesto.
—Un poco... ¿ya sabes qué te voy a poner?
Unai miró a Lope con falsa arrogancia antes de mirar de nuevo el menú y estuvo a punto de responder pero vio como el cuerpo de Lope se tensó y se puso derecho en un segundo.
—Tío. Ha vuelto.
Por instinto Unai se giró para ver al hombre, grande, fornido y con exceso de vello corporal que estaba frente a él.
—Es... un compi, compañero de... la universidad.
—Unai, encantado —poniéndose de pie para saludarlo de un fuerte apretón de manos que lo dejó sorprendido.
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Enamorarse en Madrid
Teen FictionEs el mítico sueño de todo el mundo: un romance de verano. Un romance desatado, lleno de emociones y sentimientos que se vuelven incalculables, que duran toda la vida pero, ¿y si no es un sueño? ¿Y si no es como lo pensabas? ¿Qué haces cuando todo s...