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Ahí estaban todos y en cierto punto tenía nervioso a Lope. Era la primera vez que tantas personas conocidas le mirarían tocar. Era una sala un poco más grande que la que frecuentaba en Salamanca. Vieron el escenario, las personas que esperaban tomando algo. Mariano, Luisa y Víctor se miraron cómplices y Víctor no soltaba a Lope, también estaba emocionado y no se lo creía. Había escuchado tantas historias de que ahí habían nacido algunos artistas importantes que pensar que serían los próximos lo llenó de ilusión. Todo era diferente al día anterior; las luces, el ruido, la música de fondo... era curiosamente más amplio que cuando

—Madre mía, ¿pero habéis visto la de gente que hay? —exclamó Víctor haciendo un vídeo con su cámara.

—Sí —respondió Luisa mirando a su alrededor y saludando a la cámara cuando la tuvo de frente.

—Tenemos que lucirnos... ¿verdad, Lope? —preguntó Víctor enfocando a su amigo que estaba petrificado mirando el escenario.

—¿Qué? Sí, sí. Es solo que nunca... he tocado para tanta gente. Ni siquiera en la tuna he visto a tantas personas... me va a dar algo...

—No... —dijeron al unísono sus compañeros de banda.

—Tranquilo hombre, siéntate un momento... —le dijo Víctor señalando la mesa que habían reservado al otro extremo del escenario, cerca de la barra.

—¡Chicos! —anunció Xavi su llegada con el resto detrás de él

—Esto es una puta pasada —dijo Leandro acercándose a saludar con un fuerte abrazo y un sonoro beso en la mejilla de Lope —ya quiero verte darlo todo en el escenario. Me han dicho que tienes un número bastante interesante.

—Sí, uno muy bueno... —soltando una risa nerviosa.

—Madre mía —dijo entre dientes Víctor a su prima —, está nervioso... esa risa...

—¿Has invitado a David? Me muero de ganas por conocerle —dijo Tirso entusiasmado, había escuchado del chico pero no le conocía de rostro o por lo menos de una forma formal.

—Sí, de hecho creo que no tardará en llegar.

Todos sonrieron.

—Se que lo harás de maravilla —dijo Leandro —. Venga, sube ese ánimo —quitándose la cazadora para dejar ver su cuerpo enfundado en una camisa que marcaba su cuerpo —, la primera ronda va por mi cuenta. Vino —señalando a su hermano y a Tirso —y... cubatas —señalando a Sergio, Xavi y Víctor.

—Te acompaño —dijo Sergio.

—Vamos al frente —sugirió Navii a Tirso y Lisandro —, también conozco a esas chicas y quiero verlas.

Lope se quedó solo en la mesa, mirando a su alrededor, repasando en su memoria los acordes que siempre creía que iba a olvidar hasta que lo vio aparecer entre la multitud.

—Hola —dijo poniéndose de pie para abrazarle, acto que fue bien recibido. Parecía que esto estaba yendo a la perfección, el romance comenzaba a florecer con esos pequeños detalles que tenían el uno con el otro.

—¿De nuevo tus amigos desaparecieron?

—Sí, pero no tardan en volver —señalando la barra y sintiendo de nuevo el cuerpo de David cerca del suyo —, tienen ganas de conocerte y...

—¡Hola amor! Por fin te encuentro.

David no quiso girarse tan pronto cuando escuchó su voz. No era posible, había olvidado que también Sonia había prometido a alguien venir.

—Sonia, hola. Y... trajiste a Lourdes.

—No —dijo con un decibel que la delató también —, me la encontré en la entrada, ¡qué coincidencia, no! Hola, soy Sonia, la novia de David. ¿Tú quién eres?

Enamorarse en MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora