Capítulo 1: Buenas migas

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Son las 06 de la mañana y mi madre nos ha llamado a sentarnos todos a la mesa, aparte del desayuno tenemos la costumbre de hacer una oración para que Dios nos proteja este día, y ahora para que brinde sabiduría en este nuevo año de estudios. Al finalizar nos levantamos a seguir preparándonos para salir.

Mi hermana entra al baño antes de que pueda sacar mi cepillo de dientes. Golpeo para que se apure, pero sólo consigo gruñidos por respuesta.

-¡Ya pues!

-Felipe, ¿Puedo hablar contigo?- Mi madre me llama sentada en el mueble de la sala. Me acerco y me siento a su lado.

-¿Mh?

-Ahora que no está tu padre. Prométeme que no pasará nada.

-¿Nada de qué?

-De eso. Lo que tú ya sabes.

-¿Eso? No, nada. Mamá ya pasó todo, oramos, y ya cambié.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo, no te preocupes.

-¿Ya se van?-Mi papá baja las escaleras.

-Estoy esperando a Ignacia a que salga del baño para limpiarme la boca.

-¡Ya casi estoy!

-Ni que se fuera a pintar bonito para tardar tanto.

-¡Te escuché!

-¡Pues apúrate!

-Ignacia ya sal- Mi padre está de mi lado... O bueno, del suyo, sólo quiere irse rápido.

Esperamos un rato a que salga para aprovechar a limpiarme la boca y hacer otras cosas. Al fin y a una buena hora salimos de la casa. Estoy con mucho miedo ahora mismo, nuevo instituto, nueva gente. El perder a mis conocidos del colegio fue triste, y ruego a Dios que al menos uno de ellos este ahí, podría empezar de nuevo a hablarle, tendríamos al fin algo en común.

Dejamos primero a Ignacia en su universidad. Debo recalcar esa palabra, UNIVERSIDAD. Ignacia es la primera luego de muchas generaciones en ir a la universidad, y estudiar algo tan inalcanzable como es la medicina, mis padres están muy orgullosos de ella. En cambio, yo soy ese tipo que está ahí, que tienen que alimentar y preocuparse porque es su obligación. Sí, Ignacia logró entrar a la universidad a estudiar una profesión de calidad, el orgullo de los Melimán, en cambio tenemos a Felipe Melimán, él pues, entró a un instituto a estudiar Prevención de riesgos.

Puedes decir que no es una mala carrera, que igual cuando salga puedo encontrar trabajo, que por ley todas las empresas deben tener un departamento de prevención. Tienen razón, o es lo que me dicen todos, pero fue un intento de llegar a ser alguien para mis padres, nunca fui el mejor estudiando y cuando rendí la prueba para la universidad no salió bien. Así que no sé cómo saldré de esta carrera, Dios quiera, que salga con la frente en alto.

-Ya llegamos hijo, Dios te bendiga.

-Nos vemos más tarde.

-Oye, Felipe.

Dejo la mochila que estaba levantando para mirar a mi padre.

-¿Sí?

-Ni se te ocurra otra vez estar trayendo hombres, lo tienes prohibido, ni hables con ellos, ¿Me entendiste?- Es su tono de fastidio, me da escalofríos tan sólo escucharlo.

-Ya cambié, papá.

-Por tu bien, que así sea.

Salgo del auto y lo veo irse, con él se van todas mis ganas de estar aquí, me acaba de arruinar el día. Sacudo mi cabeza en un intento de despejarme, quiero iniciar bien el instituto, poner el pie y gritar que este año será el mejor. Obviamente no lo hago, me moriría de vergüenza.

Amantes de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora