Capítulo 20: Lo correcto

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Salimos del auto de un hermano que nos ayudó con el trayecto a la casa. Luego de despedirnos, entramos. Lo primero que hago es recostarme contra la pared tratando de calmarme. 

-¿¡Cómo pudiste?!- No lo logré.

-Será diferente. Con Felipe tendremos la casa completa, podremos obtener el milagro de Dios.

-¡Lo arrastraste a la misma mierda que me arrastraste a mí! ¿¡Acaso no logras entender eso?! 

-Ya cállate.-Alza la voz sin llegar a gritar, aún.- Él es hombre, puede resistirlo, además, todos los hombres quieren eso.

-¡Eres una...!- Me detengo. Aclaro la voz- No puedes estar hablando en serio.

-Yo no sé por qué piensas tan mal de tu hermano. 

-¿Yo pienso mal de él?- Me aparto de la pared para caminar hacia la puerta.- Yo no puedo creer cuánto mal te ha hecho estar en esa secta. ¿Desde cuándo...?.- Respiro intentando calmarme- En verdad siento que eras mucho mejor cuando estábamos solas. 

-Así que se trata de eso. ¿Por eso es todo esto? ¿No quieres a tu hermano?

Me la quedo viendo.

-Yo no dije eso.-Abro la puerta.

-¿Adónde crees que vas?

-A hacer las cosas bien. 

-Te prohíbo que des un paso más.- Se levanta del mueble.- Ignacia, ven aquí, tu hermano tiene que hacerlo.

-No tiene que hacer esto. Eso que ustedes tienen ahí, aparte de ilegal es horrendo, ¿En verdad crees que un dios todopoderoso... de verdad crees que lo que nos hizo esa gente fue cosa de un dios...?- Siento mi voz quebrarse, me detengo.

-Ignacia...-Por un momento siento su voz, la voz que tenía antes de todo- No podemos cuestionar las acciones de Dios.- Y la termina perdiendo. 

-Es que esas no son las acciones de Dios, esas son las acciones de un codicioso, de un maldito psicópata que sólo le interesa su propio beneficio,-Mi voz va aumentando su volumen a medida que continúo hablando- ¿Tú te crees en verdad que alguien así aceptaría todo esto? ¡¿Acaso crees que esto es correcto?!, ¡¿Qué nada de esto atenta contra nada de la integridad de alguien más?! ¡¿ACASO NO TE SENTISTE ULTRAJADA?!

-¡Ya basta!-Me detiene- ¿¡Y qué crees que hice?! ¿¡Crees acaso que tuve opciones!? En este mundo sólo existen personas malas, y peores, ese psicópata del que hablas nos ha ayudado demasiado. No nos podemos proteger solas, estamos en un mundo carente de sensibilidad, ¿me entiendes? A nadie le importa lo que una madre soltera piense, y cuando tienes una hija a quien cuidar, nadie te da la mano. No quería que vivieras en ese mundo.

-Pues nos enviaste a un mundo peor, un mundo donde te pueden hacer miles de cosas con excusa de la religión, y no puedes decir nada.

-Es el mal menor.

-Escúchate. Mamá... Sé que muy adentro tuyo sabes que esto no es correcto, sabes que podemos arreglar esto. Con o sin ti, pero iré a impedir todo esto. 

-Sólo quería protegerte. 

-No fueron las formas- Salgo de la casa y cierro la puerta.

◉❈✖❈◉

Me acuesto boca arriba en mi cama, no sé qué estoy esperando pero siento que el tiempo me dirá algo. 

-Ahora sí,-Mi compañero de celda, un búfalo, está aquí para no volverme loco, o eso espero- ¿me esplicái por qué e'tái aquí?

-Si te digo la verdad, no sé. Que yo sepa, no hice nada malo desde el incidente de aquella vez. Sólo estaba en el instituto y llegaron los policías y me agarraron, no me dijeron nada y me metieron aquí.

-Esos hijos de puta pueden ser muy mierda a veces, paco' culiao'.

Sonrío, me hace acordar a mi yo de hace algunos años. Tengo una larga respiración antes de cerrar los ojos. 

-¿Y tú por qué estás aquí?- Pregunto.

-Una weona culiá. Ehtábamo' en una pasarela e'perando minitas pa chorearla, y que pasa una po. Pero ju'to llegaron lo' paco', y nos cagaron la weá, paco' culiaó', oh!. 

Traduciendo, estaban en un puente que conecta una vereda con otra y pasa por una carretera, en un punto llega una muchacha, posiblemente, y la intentan robar. Para su suerte llegó una patrulla y se salvó. Al búfalo lo trajeron acá y a su compañero lo llevaron a otro lugar, supongo. 

-¿En serio no hici'te na'? ¿O te estái' haciendo no má'?

-Yo dejé esa vida hace años, es verdad que maté a una familia, y que dejé a un niño huérfano. Pagué por eso en su momento, y no sabes cuánto me arrepiento.

El sonido pasos acercándose me hace levantarme de la cama, me acerco a las rejas para ver a mi abuela llegando con lágrimas en sus ojos.

-Pedrito, ¿Qué pasó?

-No lo sé, abu te juro que no hice nada.

-Quiero creerte. Dicen que atacaste a un hombre en la calle.

-Pero, sabes que no es cierto, sabes que... 

-Lo sé, pero me duele verte aquí otra vez.

-Saldré de esta, no tienen nada para inculparme. 

-Ese chico con el que estabas, dicen que testificó en tu contra, el hombre herido es su padre.- Se seca las lágrimas- Sé que no lo hiciste, pero la víctima está convencido de sí, de que eras tú...

-Señora Antonia.- Una hiena grande se acerca a mi abuela, ambos mostramos los dientes.- Les pediré un poco de calma, vengo a ver al muchacho. 

-Usted no tiene nada que hacer aquí.

-Hernán...

La hiena me observa.

-¿Qué se siente volver aquí? 

-No sé que mierda esperas ganas con esto pero...

-Tenemos un trato-Me interrumpe-, que no se te olvide pequeño hijo de... 

-¡Hernán!

Esta vez me alejo de la celda. Aún me da miedo Segundo.

-Lo tienes domesticado, ¿eh?- Bromea Hernán.- Sólo venía a ver al muchacho.

-Esta no es tu manada, puedes largarte. 

-Si algo le pasa a Camilo ese pedazo de mierda me pertenecerá, recuerda eso.

-Lo recuerdo, ahora puedes largarte.

Ambos se miran, se gruñen y se alejan.

-¿Algo le pasó al joven Camilo?

-Apareció malherido cerca de su casa, Rosario llamó a la policía y lo llevaron al hospital, está muy delicado.

-Ay dios mío, ¿por qué está pasando esto?

-Pedro- Levanto mi cabeza-, no importa lo que pase, te juro que te sacaré de aquí. 

-¿Es verdad que Felipe está metido en todo esto?

-En un principio fue él quien llamó a la policía. Si todo sale bien puedes salir de aquí, sabemos que no lo hiciste.

-Sí, quizás hasta tenga una mejor vida.

-Ay Pedrito, cuando salgamos te prepararé unas buenas empanadas.

Sonrío.

-Sí, gracias abu.

-Te dejamos que ya se termina el tiempo, confía en nosotros.

-Claro, muchas gracias.

Ambos se retiran, vuelvo a tirarme en la cama con el dolor de espalda que eso supone.

-¿Y voh' qué wea tení con los lideres?

-Tampoco lo sé.

-Si tení a Hernán de enemigo, puta weón tai re cagao'.

-Sí, eso sí lo sé muy bien.- Cierro los ojos.

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Amantes de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora