Capítulo 17: Atacante

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-Sí sabes que no fui yo, ¿verdad?

-Eres de lo peor, y ya sabía eso. ¿Por qué lo hiciste?

-No fue mi intención herir a nadie, las cosas se salieron de control. 

La micro acelera su rumbo girando por algunas calles que desconozco. 

-No quería creer que en verdad fueses tan cruel como para atacar a mi propia familia. 

-Lo hice por nosotros, nunca te dejará libre. 

-¡Lo mataste!

-¡Y lo volvería a hacer! Mereces tu vida... ¿Acaso no te acuerdas de todas las noches en las que hablaste con Ignacia? 

-Ignacia se equivocó, no hay nada que pueda querer de ti ahora. 

-Entonces no me dejas otra opción.- Saca un cuchillo de su espalda y se me acerca empujándome. Caigo chocando contra mi escritorio. La pc y mi celular caen- Si no puedo tenerte, entonces nadie te tendrá. 

Pedro se coloca encima de mi torso, acaricia mi cabeza mientras intento escapar, veo su cuchillo elevarse y bajar rápido hacia mi pecho. 

◉❈✖❈◉

Escucho el grito de Felipe. Salgo de mi habitación en dirección a mi hermano, al entrar lo encuentro jadeando, su mano está tocando su pecho.

-¿Felipe? ¿Estás bien?

-Sí... Fue... Sólo una pesadilla- Intenta respirar profundo. 

-Te ayudo a ir a clase si...

-No. -Me interrumpe.- Está bien, yo puedo solo.  

-¿Seguro?

-Segurísimo... Ahora, ¿puedes salir? Me quiero cambiar. 

Salgo cerrando la puerta. Me siento en el mueble muy confusa por la situación, pero algo es seguro, no dejaré que esto se salga de mis manos, es hora de actuar, por mi propio bien ojalá que ese lobo esté diciendo la verdad. Agarro un cuchillo de la cocina, le coloco su recubrimiento de goma y lo guardo en mi pantalón, con algo de suerte no se caerá o alguien lo verá, confío en mi habilidad. Ya me estaba cambiando así que sólo termino lo poco que me queda antes de salir y sacar el teléfono para marcar a cierta persona.  

-¿Aló?

-En treinta minutos te quiero ver en la dirección que te mandaré al celular, no quiero preguntas, si te importa un mínimo mi hermano, quiero verte ahí. 

-¿Qué? Oye...- Cuelgo. 

No quiero hablar, al menos, no por ahora. La ubicación que le envié se trata de estas calles casi vacías donde no vas si no quieres ser asesinado o desaparecido, sirvió por mucho para bandas que ahora están disueltas, aún así, nadie se atreve a pasar por ahí. Llego con algunos minutos de retraso, veo a Pedro esperándome. 

-¿De qué querías hablar? ¿Y por qué aquí? El instituto es mejor, o en tu universidad, parece más acogedora que esto. 

-Quiero respuestas, y respuestas rápidas. 

-¿Ajá?

-¿Qué gana Segundo atacando a Roberto? 

-¿Disculpa?

-No te hagas el loco, responde. 

-No sé quién es Roberto. 

-Mi padre, no te hagas que no lo conoces. 

-¿Tu padre? ¿Por qué iba a saberlo? Felipe no habla ni de ti, mucho menos habla de su padre. 

Ahora saco el cuchillo. Pedro lo ve y se agacha, sus dedos se curvan mostrando sus garras y su mandíbula se arruga dejando expuestos sus colmillos. 

Amantes de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora