Capítulo 5: Negaciones

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Me siento en mi puesto tragando saliva, miro hacia la ventana a la ciudad, la torre de la iglesia se ve desde lejos, agacho la mirada, las palabras de Ignacia retumban en mi cabeza, y el griterío de anoche. No pude dormir por el alboroto, hubo una discusión entre mis padres y mi hermana. Que deje de pensar en que el infierno existe, y que Dios no me puede ayudar, esas fueron sus palabras, y no sé si tomarlas o no.

Escucho la puerta abrirse, me muevo en la silla acercándome a la ventana, mi corazón palpita más rápido cuando siento a alguien sentarse al lado mío.

-Oye.- Pero no es él.

Regreso mi vista a la sala, a mi lado está Camilo.

-No quiero problemas.

-Yo tampoco quiero problemas. Ya sé lo que pasa entre ustedes dos, y no me gusta.

-Pero... ¿Quién te crees? Y entre nosotros dos no pasa nada, y aunque pasase algo...

-No pasará nada- Me interrumpe-. No dejaré que ensucies nuestro linaje.

-¿Ensuciar?- Ya me estoy enojando.- ¿Quién crees que ensucia el linaje? Sólo eres...

-¿Soy?

Mis principios me impiden insultar a alguien, y decirle tonto hará que me moleste más, por ahora prefiero quedarme callado.

-Nada... No eres nada...

Camilo golpea despacio la mesa con el puño. Se acerca a mí, por mi parte intento no alejarme. Alguien posa su mano en su hombro y lo hace girar, y por un momento siento el ambiente más pesado.

-¡Camilo, Pedro, sepárense ahora!

-Estás en mi puesto, ¿Podrías salir?- Intenta mantener una voz tranquila aún mostrando los colmillos.

-Claro...- Lo mismo con Camilo- Pasa.

Ambos lobos se posicionan en sus puestos sin quitarse la mirada, sólo hasta que ya están lo suficientemente lejos como para no poder atacarse.

-¿Estás bien?

-Eh... Sí... No pasó nada grave.

-Eso espero.

El profesor escribe en la pizarra los pasos para la creación de un tren de muestreo, cosas de agentes patógenos en el área de trabajo. Escribo la materia cuando veo una hoja de papel deslizarse hacia mi brazo, veo a Pedro, él me mira, apunta con la mirada al papelito y luego vuelve a su cuaderno. "No quieres ir a comer a algún lado??" Extraña forma de pedir ser amigos, pero creo que lo intenta. "¿Qué tienes en mente?" Le escribo en la hoja antes de regresarlo de un pequeño empujón. "Hay un café Otaku cerca de aquí", no puedo evitar sacar algunas pequeñas carcajadas, lo suficiente para que el profesor no me escuche, Pedro por otra parte, sí lo escuchó.

Seguimos así hasta el término de la clase, escribí todo, hasta el dictado así que cualquier cosa que me haya perdido puedo volver a leerlo.

-¿Qué quiso Camilo esta vez?

-¿Eh?

Estamos en la cafetería esperando a que la segunda hora empiece, lo cual debería ser en diez minutos más, el profesor buena onda terminó antes.

-Le vi muy cerca tuyo, y eso es un problema.

-Sólo molestar, como ya es costumbre de él.

-¿Nada más?

-Nop... Oye, te agradezco que me estés salvando, pero yo puedo solo, ya he lidiado con tipos así.

-¿Ah sí?

Amantes de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora