CAPÍTULO 16

1.2K 199 4
                                    

El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de matices dorados y naranjas, mientras Tsumiki salía de la secundaria, riendo y hablando animadamente con sus amigas. Las conversaciones eran ligeras, llenas de los típicos temas de adolescentes: bandas de música, últimos lanzamientos de álbumes y rumores sobre chicos de la escuela. Era un momento de despreocupación, una burbuja de juventud que disfrutaban juntas.

-¿Has escuchado la nueva canción de esa banda?- preguntó una de sus amigas, mientras caminaban hacia el estacionamiento.

-¡Sí! Es tan pegajosa, no puedo dejar de cantarla- respondió otra, moviendo las manos en un gesto entusiasta.

Mientras reían y compartían sus opiniones, una de las chicas, con una mirada traviesa, apuntó hacia el frente. -¡Miren!- exclamó, su voz llena de emoción. -Ese hombre guapo ahí, al lado del auto negro de lujo.

Tsumiki giró la cabeza, y en ese instante, su corazón dio un pequeño salto. Reconoció a Tn Uchiha al instante. A diferencia de la mayoría de los chicos de su escuela, Tn emanaba una presencia que lo hacía destacar, incluso rodeado de otros jóvenes. Su porte era imponente y su expresión, aunque seria, tenía algo intrigante que atraía la atención.

No sintió desconfianza al mirarlo, pero sí un profundo interés. Se preguntaba por qué aquel hombre había decidido cuidar de ellos, aunque sabía que su motivación principal era Megumi. A pesar de que Tn era un individuo impresionante, había algo en su conexión con su hermano que despertaba su curiosidad. Tal vez era porque Megumi era capaz de ver cosas que ella no podía.

Con una sonrisa, Tsumiki se despidió de sus amigas, quienes continuaban murmullando sobre la apariencia de Tn y bromeando entre ellas. -¡Nos vemos mañana!- les dijo, mientras comenzaba a acercarse a él, sintiendo el nerviosismo y la emoción mezclándose en su interior.

A medida que se acercaba, Tsumiki notó cómo Tn levantaba la vista, sus ojos encontrándose con los de ella. Había una calma en su mirada que la tranquilizaba, y aunque sabía que era alguien poderoso, había algo en su aura que la hacía sentir segura.

-Hola- dijo Tsumiki, tratando de mantener la voz firme a pesar de los latidos acelerados de su corazón. -¿Te encuentras bien?

Tn sonrió ligeramente, un gesto que iluminó su rostro y la hizo sentir más a gusto. -Hola, Tsumiki. Estoy aquí para asegurarme de que tú y Megumi estén bien.

La sinceridad en sus palabras la sorprendió. Tsumiki sabía que había más detrás de su interés, pero en ese momento, lo único que podía hacer era sonreír y aceptar su presencia.

-Gracias por eso- respondió, sintiendo que la tensión entre ellos se desvanecía. -Megumi también se preocupa por ti.

Mientras hablaban, una sensación de complicidad comenzó a formarse entre ellos, un entendimiento tácito que iba más allá de las palabras. Tsumiki se dio cuenta de que, aunque Tn era un extraño, había algo reconfortante en su cercanía, y la curiosidad por conocerlo más la empujaba a dar un paso adelante en su relación.

Suguru estaba sentado en un rincón oscuro de una cafetería, su aspecto desaliñado y las ojeras profundas que marcaban su rostro indicaban que no había dormido bien en mucho tiempo. Sus ojos, una vez llenos de vida y determinación, ahora estaban vacíos, mirando a la nada. La luz del día entraba por la ventana, pero para él, todo parecía borroso y distante. Se sentía atrapado en su propia mente, un lugar que había comenzado a volverse cada vez más caótico y aterrador.

Las voces comenzaron a asediarlo, un murmullo incesante que resonaba en su cabeza y le provocaba un dolor punzante. Fragmentos de conversaciones pasadas se entrelazaban con sus propios pensamientos, creando un cacofonía de ruido que se intensificaba. Escuchaba el sonido de una mosca revoloteando cerca, un ruido insignificante que lo irritaba como si fuera un grito ensordecedor. Las risas de "humanos" lo rodeaban, recordándole que él ya no se sentía parte de eso; había una desconexión que lo aislaba aún más. De repente, un ladrido de perro resonó en el exterior, y Suguru sintió que su cabeza iba a explotar.

The Sorcerer Of The Evil EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora