The Sorcerer Of The Evil Eyes

CAPÍTULO 11

El enfrentamiento entre Tn y Toji se intensificaba, y el aire estaba impregnado de una tensión palpable. Toji, aún recuperándose del devastador impacto de Susano, escupió sangre, sintiendo las consecuencias del golpe que había recibido. Cada respiración era un recordatorio del dolor que atravesaba su cuerpo, y aunque su objetivo no flaqueaba, la realidad se hacía evidente: era imposible que pudiera atravesar la defensa de Susano sin la alabarda celestial invertida.

Su mirada se desvió hacia el suelo, donde su arma yacía tirada al lado del cuerpo de Yaeko, quien seguía inconsciente. La imagen de su alabarda perdida, un símbolo de su poder, lo llenó de frustración. El tiempo se deslizaba como arena entre sus dedos, y la situación se tornaba cada vez más desesperada.

Mientras tanto, Tn sintió cómo la fatiga se acumulaba en su cuerpo. A pesar de la resistencia que había demostrado, el dolor del ojo atravesado era constante, un recordatorio brutal de la lucha que libraba. Sin embargo, su mente trabajaba rápidamente, y sabía que no podía permitirse perder el control. El caos se estaba saliendo de sus manos, y la vida de Yaeko pendía de un hilo.

Con un movimiento decidido, Tn invocó una de sus sombras, canalizando su energía para crear una enorme serpiente oscura. La criatura, formada de pura energía maldita, se abalanzó hacia Yaeko, envolviéndola con su cuerpo protector. La serpiente se convirtió en un escudo, una barrera entre ella y el peligro inminente que representaba Toji. En ese instante, Tn sabía que debía actuar rápidamente para proteger lo que más le importaba.

Pero mientras su poder se manifestaba, Tn también sentía el peso del dolor y el desgaste. Aunque soportaba la agonía del ojo atravesado, cada movimiento le recordaba que su cuerpo estaba al límite. La energía maldita que había utilizado para el ritual inverso y para invocar a Susano comenzaba a agotarse, y el tiempo se convertía en su enemigo.

Toji, por su parte, observaba la serpiente que se interponía entre él y su objetivo. En su mente, la frustración y la rabia se entrelazaban, pero sabía que no podía subestimar a Tn. La batalla había tomado un giro inesperado, y la lucha por la supervivencia se intensificaba. Mientras el dolor lo consumía, Toji se preparaba para lo que vendría, sabiendo que cada segundo contaba.

Ambos combatientes, en un juego mortal de estrategia y resistencia, se encontraban al borde del colapso, y el desenlace de su enfrentamiento se acercaba rápidamente. Con la sombra de la muerte acechando, cada decisión podría llevarlos a la victoria o a la ruina. La lucha apenas comenzaba, y el futuro de Yaeko, así como el de ellos mismos, pendía de un hilo.

Riko Amanai se encontraba paralizada por el miedo, su corazón latiendo con fuerza mientras observaba a Kishibe, quien se preparaba para asestar un golpe mortal. La situación era desesperada, y la inminente muerte la envolvía como una sombra. Justo cuando Kishibe levantaba su arma, el suelo encima de ellos tembló, y un rugido ensordecedor resonó en la Academia de Hechicería.

De repente, el suelo se destrozó, y Tn y Toji cayeron por la abertura en medio de su feroz pelea. Kishibe, con reflejos rápidos, reaccionó casi instintivamente. Sabía que si no lograba acabar con Tn en ese momento, el sacrificio de Riko no tendría sentido, porque Tn podría volverse contra ellos en un abrir y cerrar de ojos. Con un movimiento rápido, sacó su arma y apuntó hacia la figura que caía. Sin embargo, su mirada se vio atrapada por la majestuosa presencia del Susano de Tn, una manifestación imponente de energía y poder.

La serpiente de sombras se retorcía a su lado, y cuando Tn posó su ojo profundo y carmesí en Kishibe, el cazador sintió una mezcla de admiración y temor. Antes de que pudiera reaccionar, el Susano lanzó una bola de pura energía maldita en su dirección. Kishibe, con una agilidad impresionante, saltó a un lado para esquivar el ataque, sintiendo el calor abrasador pasar cerca de él.