CAPÍTULO 17

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Tn se encontraba en la sala de reuniones de la escuela, el ambiente tenso y cargado de una gravedad inminente. La luz del día se filtraba a través de las ventanas, pero el aire parecía espeso, como si incluso la luz fuera incapaz de disipar la oscuridad que se cernía sobre ellos. Frente a él estaba Yaga, su expresión seria y sombría, un contraste inquietante con la familiaridad del lugar.

-Tn- comenzó Yaga, su voz firme pero grave. -Debo informarte de algo extremadamente serio.

Tn lo miró con incredulidad, la sorpresa pintada en su rostro. Su mente intentaba procesar las palabras que aún no había escuchado, pero la sensación de que algo terrible estaba por revelarse lo mantenía en un estado de alerta.

Yaga continuó, sin ceder ante la mirada incrédula de Tn. -Suguru ha masacrado todo un pueblo.

Las palabras resonaron en la sala como un trueno, y Tn sintió que el mundo a su alrededor se desmoronaba. No podía creer lo que acababa de escuchar. Suguru, su amigo, su compañero, había cruzado una línea que parecía impensable. La incredulidad lo paralizaba, y por un momento, todo lo que había creído sobre Suguru se tambaleaba en su mente.

-¿Qué...?- fue lo único que pudo articular Tn, la incredulidad aún reflejada en sus ojos.

Yaga mantuvo su mirada fija en él, sabiendo que la verdad era dura de aceptar. -Los altos mandos han decidido que, dado el alcance de sus acciones, lo han sentenciado a... muerte.

La realidad de la situación golpeó a Tn como una ola de frío. La traición de Suguru, la violencia que había desatado, estaba más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado. ¿Cómo pudo llegar a tal extremo? La imagen de su amigo, siempre tan comprometido con su causa, se desvanecía ante sus ojos, reemplazada por la sombra de un ser violento y descontrolado.

-No...- murmuró Tn, el sonido casi inaudible mientras luchaba por encontrar palabras que dieran sentido a lo que estaba escuchando. -No puede ser...

Yaga asintió solemnemente. -Es la decisión de los altos mandos. No hay vuelta atrás. Suguru ha desbordado un límite que no se puede ignorar.

Tn se sintió abrumado por una ola de emociones: confusión, tristeza, enojo. Las imágenes de los momentos compartidos con Suguru se agolpaban en su mente, y la idea de que ese mismo hombre pudiera haber causado tanto daño lo dejaba sin aliento.

-¿Hay alguna forma de detenerlo?- preguntó Tn, su voz temblando con la desesperación que se acumulaba en su interior.

Yaga lo miró con seriedad. -Lo que ha hecho no tiene justificación. Sin embargo, hay quienes creen que todavía hay esperanza para él. Pero será necesario actuar con rapidez.

Tn sabía que no podía ignorar lo que había sucedido, pero también comprendía que si había alguna posibilidad de salvar a Suguru, debía actuar antes de que fuera demasiado tarde. En ese instante, se dio cuenta de que su vida había tomado un giro inesperado, y lo que antes era una lucha por proteger a los que amaba ahora se convertía en una carrera contra el tiempo para salvar a un amigo que parecía haber perdido todo rumbo.

En un rincón tranquilo de la escuela, Mei Mei se encontraba sentada con calma, observando a su amiga Yaeko, quien estaba visiblemente afectada. La expresión de incredulidad en el rostro de Yaeko era palpable, y sus ojos brillaban con lágrimas que se negaban a caer.

-No puedo creer que Suguru haya hecho algo así- murmuró Yaeko, su voz temblando mientras luchaba por asimilar la noticia. -Es... es imposible. Él siempre ha tenido un sentido del bien y del mal. ¿Cómo pudo llegar a eso?

The Sorcerer Of The Evil EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora