CAPÍTULO 9

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El mundo había cambiado drásticamente desde el nacimiento de Yaeko Gojo. Era un acontecimiento que resonó en cada rincón del país, un susurro que se transformó en gritos de admiración y temor. Desde el momento en que sus ojos se abrieron por primera vez, la esencia misma del jujutsu se había reconfigurado, como si la realidad misma se hubiera inclinado ante su poder. Yaeko no era solo una hechicera; era una fuerza de la naturaleza, un fenómeno que desafiaba las leyes del equilibrio. Su simple existencia obligó a todos a revaluar sus propios límites, a contemplar la posibilidad de que en el vasto universo del jujutsu, la supremacía de una sola persona podía reescribir su historia.

Las leyendas sobre su destreza se esparcieron como fuego en un campo seco. Los hechiceros, antes llenos de orgullo por sus habilidades, ahora se sentían como insectos en comparación con la inmensidad de su poder. A medida que crecía, cada batalla que libraba, cada adversidad que superaba, consolidaba su estatus como el pináculo de la hechicería. La idea de que alguien pudiera superar a Yaeko era una noción que solo existía en las pesadillas de quienes se atrevían a soñar con la grandeza. Sin embargo, el destino tenía sus propios planes, y la oscuridad estaba a punto de elevarse.

Fue entonces cuando apareció Tn Uchiha, un hechicero que cargaba con el peso de la tragedia y el deseo de venganza. La muerte de su clan lo había marcado, y en su búsqueda de poder, se había transformado en una fuerza formidable. Con su llegada, el equilibrio del mundo jujutsu se tambaleó una vez más, desafiando lo que todos creían incuestionable. Tn no solo aspiraba a ser el mejor; lo necesitaba, lo anhelaba con cada fibra de su ser. En su mente, la idea de superar a Yaeko Gojo no era un sueño, sino un objetivo palpable.

La batalla entre estos dos titanes se convirtió en la conversación de las calles, un evento que prometía alterar el destino de todos. Sin embargo, mientras el mundo Jujutsu contemplaba el enfrentamiento inminente, un nuevo jugador entró en escena. Toji, el asesino de los hechiceros, se movía con una agilidad que desafiaba la lógica. Como un rayo en una tormenta, apareció detrás de Tn, desatando una distracción que lo dejó vulnerable. En un instante, la realidad se tornó caótica, y Tn, el que había sido considerado el pináculo de la hechicería moderna, se encontró en una posición de desventaja.

Toji se deleitó al ver la confusión en los ojos de Tn. Con una sonrisa burlona, apuñaló al hechicero en la garganta con una espada que había sido forjada en la oscuridad misma. La humillación estaba clara en su rostro, un disfrute casi sádico al ver cómo el gran Tn Uchiha, el que había desafiado la muerte y la desesperanza, se desvanecía ante su poder. La escena era una mezcla de desesperación y triunfo, una danza macabra en la que los roles se invertían de manera brutal.

Mientras la sangre manaba, y Tn caía al suelo, el mundo observaba, atrapado entre la incredulidad y la fascinación. El ciclo de poder y dominio permanecía imperturbable, y una vez más, la historia del jujutsu se reescribía, dejando a todos preguntándose quién sería el próximo en desafiar a la legendaria Yaeko Gojo.

El viento aullaba en la noche, llevando consigo el eco de una batalla que resonaba en la distancia. Yaeko Gojo corría con la determinación de una madre gallina, escoltando a Riko y Kuroi a su lado, mientras su mente no podía evitar regresar a la escena que acababan de dejar atrás. Tn Uchiha había quedado atrás, luchando contra Toji, y una preocupación profunda se arraigaba en su corazón. Cada paso que daban era un recordatorio de su valentía, de su sacrificio, y Yaeko no podía evitar preguntarse si estaría bien. La imagen de Tn, herido y vulnerable, se repetía en su mente como un eco angustioso, y su amor por él crecía con cada latido.

Suguru, corriendo a su lado, sentía una tensión palpable en el aire. Nunca antes había visto a Tn sangrar; esa imagen lo había marcado, como si un rayo hubiera atravesado su propio corazón. La incertidumbre se mezclaba con la rabia, y en un impulso casi instintivo, se giró bruscamente cuando escuchó el sonido de disparos. Sin pensarlo, invocó una de sus maldiciones, una sombra oscura que se alzó entre Riko y las balas que volaban hacia ellos. La maldición se convirtió en un escudo, absorbiendo el impacto mientras Riko gritaba asustada, sus ojos reflejando el terror que todos sentían.

The Sorcerer Of The Evil EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora