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El partido de Hockey, en realidad, era un plan de Jihoo para demostrarle a Junpyo que no podría sacar de su cabeza a Jandi. Lo cual les hizo gracia a Yijeong y Woobin. Luego, entre los 4, para esa misma noche, hicieron otro plan para que Jandi admitiera que realmente no puede estar sin Junpyo, por más orgullosa que sea.

Junpyo estaba internado por un supuesto accidente, llamaron a Jandi para avisarle la gravedad del asunto. Cuando llego, comenzaron con su show, Woobin estaba llorando al lado de la cama de un Junpyo inconsciente, y Yijeong con Jihoo estaban más alejados lamentándose del suceso.

Cuando Jandi, entre lágrimas, admitía todo lo que realmente sentía por Junpyo, este abrió los ojos, feliz de haber logrado su objetivo. Los 3 chicos restantes no dejaban de reír por la situación, por fin dejaron de ser tan testarudos y podrán estar juntos.

Al día siguiente, Woobin decidió salir un poco, ya que ahora todo entre Jandi y Junpyo volvía a la "normalidad", ya no tenía nada de que preocuparse.

Decidió ir a uno de los bares de su familia a pasar el rato y estar con una que otra chica. Aunque todavía era un estudiante, al ser heredero de la fortuna de su familia, el igual era considerado dueño. Estuvo ahí hasta altas horas de la noche, por suerte, sus hombres siempre estaban atentos a él, así que el trayecto de vuelta a casa no fue un tema.

A pesar de que era un Don Juan, jamás pasaba más allá del coqueteo, ya que él siempre tendrá un respeto por lo que es el cuerpo de la mujer, no le gustaba sobrepasar sus límites, y aunque alguna se lo pidiera, él tampoco lo haría, tenía sus principios personales.

En la mañana, se había despertado con un gran dolor de cabeza, al parecer había tomado de más otra vez, necesitaba un café. Bajo y se fue directo a la cocina, pudo haberles pedido a sus sirvientas que se lo hagan, pero desde que era pequeño, su padre le enseño que tenía que hacer las cosas por sí mismo, así que ellas estaban ahí simplemente para mantener orden en el lugar.

Su casa siempre estaba vacía, ya que su padre trabajaba en su empresa de construcciones, y su madre la mayoría del tiempo estaba en el extranjero debido a su profesión en el mundo de la moda, por lo que hace años perdió algún tipo de lazo con ella, aunque la veía algunas veces al año.

Por eso mismo no le gustaba mantenerse mucho en el lugar, era bastante solitario, y no lo consideraba un hogar. Entonces apenas se terminó el café, salió de la mansión y se dirigió a su auto, sin rumbo alguno.

Cuando conducía, desvío su mirada un segundo al asiento del copiloto, alcanzo a ver que el libro que le recomendó Bora seguía ahí, hace días que no lo leía, y tampoco se volvió a encontrar con ella.

Cuando el semáforo dio rojo, se dio cuenta de que estaba cerca de una cafetería que le gustaba mucho, así que, sin pensarlos dos veces, estaciono su auto, tomo el libro y emprendió camino al lugar.

Al entrar, le dieron una cálida bienvenida, como era cliente regular, ya todos los empleados lo conocían. Ya había tomado café, así que se limitó con pedirse un pastel.

Cuando le dieron su orden, quiso dirigirse al sitio donde siempre acostumbraba a sentarse, pero vio que estaba ocupado, por alguien que se le hacía bastante familiar. Al segundo, dicha persona levanto la mirada del libro que leía para tomar la taza que se encontraba frente a ella, y ahí la reconoció, Bora.

¿La debería saludar?

Mientras él se debatía sobre ir o no, ella levantó su mirada al notar una presencia frente a ella, al ver de quién era lo saludo alegremente. Este, al ver que lo habían pillado, primero se avergonzó un poco y después se acercó a su mesa al ver que la chica se lo indicaba.

—Perdona, no sabía si era apropiado acercarme— dijo una vez sentado a su lado

— ¿Por qué? - dijo curiosa

—Bueno, solo hemos entablado una conversación, y no te quiero incomodar en cuanto a confianzas

Hubo un silencio, Woobin pensó que tal vez haya dicho algo que incomodó a chica, se iba a disculpar, pero ella volvió a hablar

—En realidad, eso habla muy bien de ti— soltó de repente

Woobin se sorprendió por lo dicho, él sabía que no era la mejor persona del mundo, pero eso lo hizo sentir bien.

—Gracias— dijo con una sonrisa, la cual fue correspondida.

Sombras del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora