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Al día siguiente, Yijeong y Woobin planearon cuidadosamente su estrategia para conquistar a Jaekyung y así lograr que dejara a Junpyo en paz. Sin embargo, el plan no salió como esperaban. Jaekyung les dio más batalla de la que imaginaban, logrando cansar al Casanova y al Don Juan de F4, quienes se rindieron antes de tiempo, agotados.

Dado que su primer plan había fracasado, pasaron al plan B: unir directamente a Junpyo y Jandi. Para ello, necesitarían la ayuda de Gaeul. Yijeong ideó una cita falsa con ella, de modo que Jandi acudiera a Junpyo para seguirlos y, con suerte, pasar el día juntos.

Cuando Junpyo no contestó su teléfono, Jandi fue directamente a su casa. Al llegar, se encontró con Woobin.

—¡Hey, Geum Jandi! ¿Cómo estás? —la saludó Woobin al verla entrar apresurada.

—Sunbae, —dijo ella con urgencia—, Gu Junpyo, ¿dónde está Gu Junpyo?

Woobin, señalando hacia una puerta, le indicó dónde estaba y Jandi corrió hacia allí. Él sonrió al ver cómo su plan comenzaba a tomar forma. Unos segundos después, escuchó un grito. Jandi salió corriendo de la habitación, claramente alterada.

—¡Sunbae! —protestó, visiblemente molesta.

—Me preguntaste dónde estaba, no qué estaba haciendo —respondió Woobin con aire inocente.

Junpyo apareció poco después, y Jandi rápidamente le explicó que necesitaba su ayuda debido a la "cita" que Yijeong y Gaeul tendrían. Woobin no pudo evitar reírse al escuchar el relato.

—Ahora que lo pienso —comentó Woobin, con tono juguetón—, Yijeong mencionó que le gustaba una chica. Me pregunto cuánto durará con Gaeul... ¿Dos días? No, probablemente solo un día.

—¿Un día? —preguntó Jandi, preocupada.

—Geum Jandi, ¿sabes que el apodo de Yijeong es "Mata en cinco segundos"? —Woobin continuó, provocándola, esperando que esto acelerara el plan.

Seguido eso, le mostró cómo era, poniendo a Junpyo celoso y separándolos.

—Tú ya tienes a la tuya —le recriminó Junpyo a Woobin, pero Woobin lo ignoró.

Junpyo empezó a decir que su amigo ni loco saldría con Gaeul, pero Woobin intervino, recordándole a Jandi que a Yijeong le parecía linda Gaeul, lo que finalmente pareció convencerla.

Jandi se volvió hacia Woobin para pedirle que se uniera a ellos al día siguiente, ya que conocía bien las tácticas de Yijeong.

—Lo siento, pero ya tengo planes —dijo Woobin, buscando excusarse.

—Pero Yijeong estará con Gaeul, Junpyo vendrá conmigo, y Jihoo Sunbae ha desaparecido... —protestó Jandi.

—Oye, —interrumpió Junpyo, dándole un leve golpe en la cabeza—. Es demasiado obvio con quién saldrá —susurró entre dientes.

¿Demasiado obvio? Se cuestionó Woobin.


Al día siguiente, Woobin estaba revisando unos documentos importantes para uno de los negocios de su padre en la oficina, tratando de mantener el foco en el papeleo, pero su mente seguía regresando a lo que sucedía con sus amigos.

Una vez que terminó lo necesario, decidió despejarse un poco y salió a caminar al parque, buscando relajarse.

Al llegar, vio a Bora sentada tranquilamente en uno de los bancos, disfrutando del ambiente calmado. Ella no lo había visto aún, y él se permitió observarla por un segundo antes de acercarse. Al notar su presencia, ella le sonrió y le hizo un gesto para que se sentara junto a ella.

—¿Tú también has tenido un día largo? —preguntó Woobin al sentarse junto a ella.

—Woobin, apenas son las 12 del día —respondió Bora riéndose.

Woobin soltó un suspiro al revisar la hora y luego miró al cielo, dándose cuenta de que se había levantado demasiado temprano, sin poder quitarse de la cabeza todo lo que podría salir mal con el plan de sus amigos.

—Pero parece que tú sí lo has tenido —dijo Bora, mirándolo con una expresión pensativa—. Junpyo y Jandi, ¿verdad?

—Wow, como lo supiste —respondió él con una sonrisa sarcástica.

—Woobin —continuó ella con un tono más serio—, es genial que te preocupes tanto por tus amigos, pero también deberías cuidarte a ti mismo. No es que no valore lo que haces por ellos, pero... son tus amigos, y creo que les gustaría verte bien a ti también.

Bora se levantó de repente, sorprendiéndolo.

—Vamos —dijo ella con una sonrisa.

—¿A dónde? ¿Y por qué? —preguntó Woobin, confundido.

—Tú también eres mi amigo, ¿no? Pues ahora me toca preocuparme por ti —le explicó con tranquilidad.

Woobin la miró, tratando de procesar lo que le acababa de decir. Finalmente se levantó también, poniéndose a su lado y sonriendo.

—¿Y entonces? —cedió, sin poder evitar sentirse intrigado.

Bora sonrió y lo tomó del brazo, guiándolo hacia la estación de buses.

Cuando finalmente bajaron, una brisa fresca les golpeó suavemente el rostro. Woobin no pudo evitar sonreír al darse cuenta de a dónde lo había llevado.

Ambos caminaron por la arena hasta detenerse en medio de la playa. No había mucha gente, lo que hacía el lugar más relajante.

—Siente esto —dijo Bora, respirando profundamente—. No hay nada que se le compare.

Woobin imitó el gesto de Bora y, al exhalar, asintió.

—Definitivamente.

Sombras del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora