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Ya en la cafetería, ambos se sentaron después de pedir sus respectivos cafés.

—Así que nos graduaremos dentro de poco... —comenzó Woobin.

—Sí... este año sin dudas ha sido una montaña rusa.

—Definitivamente —sonrió Woobin mientras le daba un sorbo a su café.


—Pero, ¿sabes? A pesar de todo, estoy realmente feliz.

Woobin la miró confundido; ella rió.

—No sé si te has dado cuenta, pero no soy de tener muchos amigos.

Woobin asintió.

—En estos entornos, es casi una obligación relacionarse con los demás para no quedarse solo. Pero desde que era pequeña, me di cuenta de que eso no siempre es lo mejor. A veces, la gente se acerca solo por interés y no porque realmente quiera conocerte.

—¿Y cómo sabes distinguir una de la otra?—preguntó Woobin.

—Siempre he sido más de observar que de hablar. A veces, me basta con ver cómo se comporta la gente para darme cuenta si quiero relacionarme con ese tipo de personas.

—¿Sabes? Serías una gran detective —dijo Woobin en tono de broma.

—¿En serio? —preguntó ella riendo.

—Claro —se unió a la risa.

Después de la broma, Woobin se quedó pensativo. Sabía que, en una graduación, lo normal era tomarse fotos con los amigos, un recuerdo importante.

—Oye, Bora... Ese día van a estar todos tomándose fotos unos con otros, ¿no te va a hacer sentir incómoda?

—Lo dudo. Después de todo, fui yo quien decidió no acercarse a nadie en Shinwa, así que estoy bien con eso —contestó con una sonrisa tranquilizadora.

Woobin asintió.

Se quedaron conversando un rato más y después ambos partieron. En el camino de vuelta a su casa, Woobin seguía pensando en su conversación con Bora. De alguna forma, quería demostrarle que ella era importante para él, que su amistad en este poco tiempo había sido significativa. Y qué mejor ocasión que la graduación.


El día de la graduación comenzó con un aire de expectación en Shinwa. Los estudiantes estaban emocionados, listos para culminar su etapa en la prestigiosa escuela, la mejor de Corea. Bora llegó temprano, sintiendo una mezcla de nervios y alivio al saber que todo estaba a punto de terminar.

La ceremonia se llevó a cabo con normalidad; oficialmente, una generación más se graduó con éxito.

Después de la ceremonia, todos comenzaron a dispersarse para tomarse fotos y compartir recuerdos. Bora decidió mantenerse al margen, observando con una sonrisa.

Los F4 no planeaban quedarse mucho tiempo, ya que Junpyo aún no había regresado a Corea, pero Woobin había insistido. Jihoo y Yijeong esperaban a Woobin, quien les había dicho que iría a buscar algo a su auto.

—¿Por qué tarda tanto? —preguntó Yijeong, visiblemente impaciente.

—No lo sé... Pero creo que esto es importante —respondió Jihoo, pensativo.

—¿Importante? —lo miró con desconfianza.

—Sí, ¿no viste su cara? Nunca lo había visto tan... ¿Nervioso?

—Tienes razón... —dijo Yijeong al ver que Woobin se acercaba—. Pero creo que ya lo descubriremos —añadió con una sonrisa traviesa en el rostro.

No obstante, Woobin no se acercó a ellos, sino que siguió de largo. Comenzó a caminar entre los estudiantes, llamando la atención de todos. Estaba buscando a alguien. Cuando por fin la encontró, se acercó a ella con una sonrisa, decidido. Ella estaba de espaldas, por lo que aún no se percataba de su presencia. Al ver que todos la miraban, se dio vuelta y se encontró con una gran sorpresa.

Woobin estaba frente a ella vistiendo su uniforme y, en sus manos, llevaba un ramo de flores con una rosa en el centro.

—Feliz graduación, Bora —susurró él con una sonrisa cálida.

Ella también sonrió; definitivamente no se esperaba eso. Aceptó el ramo y vio que había una nota dentro. Miró a Woobin, quien la animó a que leyera el mensaje.

—"Singularidad y apreciación" —leyó y lo miró confundida.

—Me dijiste que El Principito podía tener distintos significados dependiendo del momento en que lo leamos.

Bora asintió.

—Bueno, si te das cuenta, esta rosa —señaló la del ramo— está rodeada de otras flores. Como en El Principito, a pesar de que hay muchas rosas en otros planetas; él entiende que su rosa es especial porque él supo apreciarla.

Bora quedó impactada por lo que le estaba diciendo. Muchos a su alrededor susurraban que era una declaración de amor, pero ella no lo veía así. Woobin le estaba mostrando que ella era importante para él, que valoraba cada momento con ella y que su amistad era especial.

Al ver que Bora no decía nada, Woobin comenzó a ponerse nervioso, temiendo que sus palabras pudieran malinterpretarse.

—Lo que quiero decir —dijo rápidamente— es que lo que realmente valoramos se encuentra en el significado que tiene para nosotros. Es decir...

No pudo continuar porque Bora lo abrazó repentinamente.

—Lo entendí a la perfección, Woobin —le susurró ella—. Gracias...

Woobin sonrió y la abrazó de vuelta. Sin embargo, luego recordó que no estaban en la biblioteca y que todos estaban gritando por la "declaración de amor".

Pero eso a Woobin no le importaba; mientras solo él y Bora entendieran el verdadero significado, lo demás carecía de importancia.

Sombras del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora