Sombras del Mafioso

008

Los días en la nieve habían sido una verdadera montaña rusa de emociones. Jun-pyo le regaló a Jan-di un collar que él mismo había diseñado, un símbolo de su amor y compromiso. Sin embargo, Jan-di perdió el collar, lo que la sumió en una desesperada búsqueda. Al enterarse de la pérdida, Jun-pyo confrontó a Jan-di, creyendo erróneamente que ella lo había perdido a propósito, lo que la hizo sentir profundamente culpable.

Gracias a Gaeul, descubrieron que Jan-di había ido a buscar el collar en la montaña, pero debido a una tormenta, ninguno de ellos podía salir a buscarla. Pasaron la noche preocupados hasta que, por la mañana, Jan-di regresó a salvo junto a Jun-pyo.

Finalmente recuperaron el collar, y al día siguiente tenían planeada una cita. Sin embargo, en lugar de Jun-pyo, fue Ji-hoo quien llegó a la cita, informando a Jan-di que debían irse de inmediato porque el padre de Jun-pyo había colapsado. A pesar de sus esfuerzos, no lograron llegar a tiempo antes del vuelo de Jun-pyo, dejando a Jan-di profundamente desconsolada.

Debido a la condición del presidente Gu y el caos que era ahora el grupo Shinwa, la graduación se había atrasado un par de semanas.

Woobin se había mantenido ocupado desde entonces, ya que debía ayudar a su padre con varios proyectos de construcción. Aunque todavía no podía involucrarse directamente en los asuntos internos de la empresa, siempre había sido una de sus caras más visibles.

Cuando por fin había terminado, llamó a Yijeong a ver si quería ir a algún bar a tomar algo, a lo cual él aceptó

Ya en el lugar, ambos se sentaron en la barra y se pidieron unos tragos.

—Has estado ocupado estos días, ¿no? —inició preguntando Yijeong.

—Sí, ya sabes... Cosas de la empresa

Yijeong levantó una ceja dudoso

—¿Todo bien? Digo...con ya sabes... — Quiso preguntarle cuidadosamente.

—Claro, temas de construcción, hasta el momento.

—Bueno... Me alegro, entonces ha sido por eso que estás tan desaparecido por aquí.

Woobin lo miró confuso.

— ¿A qué te refieres?

—Solo se me estaba haciendo raro que no me llamaras para nuestras cosas, ¿no has conocido nuevas chicas que me quieras presentar? —dijo con gracia.

Soltó una risa al ver a qué se refería.

—No hasta el momento, sabes perfectamente que te llamaría al instante de ser así, amigo.

—Bueno, supongo que aquí conoceremos a algunas.

—Yo por esta noche paso —dijo Woobin bebiendo un sorbo de su vaso.

—¿En serio? ¿Qué pasa, Song Woobin está apagándose?

—Ni aunque quisieras, si me quedara, no habría ninguna disponible para ti —bromeó.

Yijeong solo rió y levantó su vaso para brindar con Woobin, para luego este último marcharse.

Después de unos días, Woobin se dirigía a un almuerzo con un socio de su padre. Su padre confiaba en la habilidad de Woobin para generar confianza con las personas, por lo que a menudo lo enviaba a estas reuniones preliminares para establecer una buena relación antes de cerrar acuerdos.

Cuando el semáforo dio en rojo, comenzó a mirar a sus alrededores mientras esperaba, y a su lado vio una librería, que automáticamente le hizo acordar a Bora. Se le hacía gracioso que ahora cada vez que veía algo relacionado con libros pensara en Bora. Que, a todo esto, hace días que no veía.

Llego al lugar, y al parecer, todo salió bien, ya que inmediatamente se despidió del socio, le llegó un mensaje de su padre agradeciéndole. Mientras salía del restaurante y se dirigía a su vehículo, alguien le tocó el hombro, haciéndolo voltear.

Era Bora

—Woobin —dijo ella sonriente—, sabía que eras tú.

A Woobin le alegró verla.

—Bora, tanto tiempo —le devolvió la sonrisa.

—¿Cómo has estado? Me enteré del padre de Junpyo.

—Preocupado, más que nada por Junpyo, no nos hemos podido comunicar con él desde que se fue.

—Que lastima

Quería seguir hablando con ella, sin embargo, no era buena idea hacerlo en medio de un estacionamiento.

—¿Te parece si nos vamos a tomar un café? —le preguntó él.

—Claro— respondió ella como siempre, con una sonrisa.