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Los chicos estaban en su salón de descanso en la escuela, preocupados, ya que hace días que no sabían nada de Junpyo.

—Junpyo, ¿alguno se pudo contactar con él? — pregunto Jihoo

—Llamé a todos los lugares que se me ocurrieron, pero no tuve suerte —contestó Woobin.

—¿Qué relación tiene Geum Jandi con ese tipo? —se cuestionó pensativo Yijeong

"¿Qué intenciones tendrá con ella?"

Woobin iba a comentar algo, pero unos gritos se lo impidieron. Gaeul exigía verlos.

Y según su expresión, no era nada bueno.

—Por favor, ayúdenme.

Jandi había desaparecido y no había manera de contactarla. Apenas Gaeul les comentó la situación, Woobin sabía perfectamente a quien ubicar, Minha.

Apenas se subió a su auto, llamó al señor Lee; este le ayudaba a conseguir información; debido a su conexión con la mafia, tenía muchos contactos.

—Señor Lee —habló apenas contestó—, soy yo, necesito que localice a alguien. Dos personas. Sí, envié gente de búsqueda.

Primero hicieron una parada en la casa de Junpyo, para avisarle la situación. Ahora no podría evitarlos. Sin embargo, al llegar a su mansión se dieron cuenta que Junpyo se les había adelantado.

—Tan pronto llegó, recibió una carta extraña —les comentó su mayordomo.

—¿Una carta? —preguntó extrañado Jihoo.

Todos se miraron entre sí, hasta que el teléfono de Woobin comenzó a sonar. Él sabía de qué se trataba, así que no dudó en contestar.

—Señor Lee —hizo una pausa para escucharlo— perfecto, iremos de inmediato, gracias.

Apenas colgó, les dirigió una mirada a sus amigos y se supieron en marcha.

Cuando llegaron al lugar, se dieron cuenta que era tarde. Después de derribar a los cómplices de Minha, lo primero que vieron fue a Junpyo lleno de sangre y Jandi inconsciente en sus brazos, una escena que los desgarró a todos.

Woobin y Yijeong se acercaron a ellos para verificar su estado mientras Jihoo sostenía a Minha. Woobin tomó una cámara de video que había en la silla y miró a Minha.

—¿Sabes? —le dijo Minha con dolor, pues Jihoo le sostenía fuertemente el brazo y la muñeca. —Jandi no es la única que está en esa cámara, y tú... —hizo una pausa para mirarlo de vuelta. —Sabes perfectamente de quien estoy hablando —finalizó con burla, a pesar de su situación actual.

Woobin sintió como el enojo lo invadía al saber que estaba hablando de Bora; sin embargo, estaba acostumbrado a tener que controlar sus emociones en estas situaciones. Tan solo le dirigió una mirada a Jihoo para darle a entender que él se encargaría. Él asintió, tomó la cámara, y Woobin a Minha.

—Puedo tolerar muchas cosas —dijo amenazante—, pero algo que me saca de las casillas, es que no se le trate a una mujer como se debe.

Sin previo aviso, Woobin levantó el puño y golpeó a Minha con todas sus fuerzas. El impacto hizo que Minha cayera al suelo.

Después de eso se largaron de aquel lugar, fueron a entregar a Minha y llevaron tanto a Jandi como a Junpyo a urgencias, pues los dos estaban en pésimo estado.

Pasaron los días, Jandi y Junpyo se encontraban mejor, y de nuevo, todo volvía a la normalidad.

En ese tiempo, Woobin y Bora no se habían podido encontrar, debido a que estaban pronto de graduarse y tenían todos los exámenes finales encima.

Finalmente, cuando terminaron los exámenes, los F4 decidieron ir a la nieve a relajarse después de las malas pasadas de los últimos días más la escuela. Pero antes de eso, Woobin decía darle un vistazo a la biblioteca, a ver si encontraba a Bora y pasaba un rato con ella.

Al entrar, la vio como habitualmente lo hacía, leyendo un libro, sin embargo, algo era diferente esta vez. Su expresión se veía más relajada, iluminada... Inconscientemente sonrió.

—¿Vas a quedarte ahí parado mirándome todo el día o...? —dijo ella sobresaltándolo.

Él rió mientras se acercaba.

—Tan solo... Te veo distinta, y eso que solo han pasado unos días desde que nos vimos —habló mientras se sentaba a su lado.

—Han pasado muchas cosas en estos días ¿no crees?

—Ni que lo digas —dijo soltando una risa falsa.

Se quedaron un minuto en silencio hasta que Bora decidió volver a hablar.

—Me entere lo de Minha

Woobin la miró extrañado, pues claramente tenía planeado decirle, pero no tenía en mente que tal vez ella ya se había enterado.

—¿Cómo...?

—Digamos que es fácil saber cuándo tu ex amigo de infancia termina en prisión.

—¿Y te encuentras bien? —preguntó Woobin, pues a pesar de todo, ella mantuvo una amistad con él varios años.

—Sorpresivamente, estoy más tranquila. Cuando me enteré de que él había vuelto a la escuela, volví a sentirme igual de asustada que aquel día. Pero ahora... siento que se me ha quitado un peso de encima.

—Me alegro por eso —le susurró con una voz suave.

Una sensación de calma envolvió a Bora, haciéndola darse cuenta de que ya no estaba tan sola como antes. Algo que no había sentido en mucho tiempo.

Tomó la mano de Woobin y, mirándolo con ojos lagrimosos y llenos de auténtico alivio.

—Gracias.

Woobin apretó suavemente su mano y mantuvo el contacto sin decir una sola palabra, simplemente estando a su lado.

Sombras del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora