El Lienzo [Taekook]

2. La tormenta interdimensional

Enero de 1610 en Namur, Bélgica.

El río fluía suavemente, llevando consigo pequeñas hojas y ramitas que flotaban en la superficie del agua. El viento soplaba con suavidad, creando ondas en la superficie y haciendo que el bote se balanceara ligeramente. El ambiente estaba frío, lo suficiente como para hacer temblar a los dos jóvenes que se encontraban en el bote.

El cielo nocturno estaba despejado, lleno de estrellas brillantes y centelleantes que parecían bailar con la luna llena. La luz plateada de la luna caía sobre Taehyung, iluminando su rostro y destacando aún más sus rasgos finos y perfectos. Su cabello rubio, peinado hacia atrás en una coleta, parecía brillar bajo los rayos de la luna, dándole un aspecto elegante y misterioso.

-¿Estás seguro de haber traído todo? - preguntó Taehyung, mirando a su compañero de bote unos segundos antes de volver a propulsarse con su remo al ritmo del río. Jin asintió, observando su bolso con determinación.

-El frío es intenso. ¿Por qué debemos salir hoy, Señor? - preguntó Jin, sus brazos algo cansados por remar en contra del viento.

-No te preocupes. Te dije que hoy plasmaré la luna. Según los seguidores de Galileo, será la luna más hermosa que jamás hemos contemplado. -respondió Taehyung con convicción. Tomó su pincel y comenzó a prepararse para su obra de arte bajo el cielo estrellado.

-¿Los seguidores de Galileo? ¿Dónde has oído eso? Es peligroso. La iglesia está persiguiendo a los que afirman que lo que dice es cierto. -comentó Jin con nerviosismo, mientras detenían el bote en el medio del río. El ambiente se volvió tenso, como si el viento hubiera dejado de soplar y el río se hubiera quedado en silencio, esperando su respuesta.

-Tranquilo, Jin. Nadie tendrá que saber esto. He realizado muchas pinturas que nunca estuvieron destinadas al público. -respondió Taehyung, intentando calmar a su amigo. Jin era su mejor amigo. Taehyung y Jin habían compartido una estrecha amistad desde que eran niños. Crecieron juntos, como hermanos, y pasaron innumerables momentos con su compañía. Sin embargo, a medida que entraron en la adolescencia y comenzaron a descubrir su identidad, surgieron diferencias inesperadas.

En un mundo donde las expectativas y las normas sociales estaban arraigadas, Taehyung descubrió que era diferente. Él era un Omega, una rareza en la sociedad. Su identidad desafiaba las creencias tradicionales y religiosas que sostenían que solo las mujeres podían ser Omegas. Era un secreto que guardaba con recelo, temiendo la reacción de la iglesia y de aquellos que no entenderían su situación.

Jin, por otro lado, se presentó como un alfa, en línea con las expectativas de la sociedad. Aunque Taehyung y Jin habían compartido todo, este era un secreto que Taehyung guardaba solo para sí mismo. Era su carga personal, una condena que temía que los demás no pudieran comprender.

A pesar de las adversidades, su amistad se mantuvo fuerte. Jin era su confidente, su apoyo incondicional. Juntos decidieron alejarse de la ciudad y vivir apartados de la multitud, donde Taehyung podría expresar su talento artístico sin restricciones, simulando ser un alfa para poder mostrarle al mundo su talento.

-Además, ¿no podrás guardar un secreto más? -agregó Taehyung, dando pinceladas en el lienzo con confianza. Jin, aunque aún preocupado, asintió lentamente. Sus ojos reflejaban una mezcla de temor y determinación mientras miraba a su amigo. Podía sentir el peso de la responsabilidad descansando sobre sus hombros, la incertidumbre flotando en el aire a su alrededor.

-Señor Vante, usted sabe bien que soy una tumba de secretos. Pero algún día... Algún día el mundo lo sabrá y nos castigarán a ambos por esconderlo. Un artista... Omega pintor ¡Y seguidor de Galileo! Es una verdadera condena.- comentó Jin en voz baja, mientras observaba a su alrededor con cautela.