11. La fórmula de Judas

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Febrero de 1610 en Namur, Bélgica

Después del festival, Taehyung tomó la decisión de alejarse de las personas de la alta sociedad, pero aún así continuaba vendiendo sus cuadros para ganar dinero. Era una forma de mantener su independencia y su pasión por el arte, incluso si eso significaba mantener cierta distancia de aquellos que representaban el mundo elitista al que no quería pertenecer.

Por otro lado, Jungkook seguía teniendo sus duchas en el río, esperando en secreto que alguien del futuro se acordara de ir a buscarlo. Era un acto de fe en el poder de los viajes en el tiempo, una esperanza de que algún día alguien vendría a rescatarlo. Aunque sabía que era una posibilidad remota, no podía evitar aferrarse a esa esperanza, a ese hilo de conexión con el futuro que le daba un atisbo de esperanza en su corazón.

Aquella mañana Jungkook se preparaba para salir hacia el río cuando Taehyung lo detuvo con curiosidad en sus ojos.

—¿A dónde se dirige? —preguntó Taehyung, observando cómo Jungkook guardaba algunos elementos en su bolsa.

El alfa lo miró, notando la preocupación en los ojos del Omega. Últimamente, había mostrado más preocupación de lo normal, y el rubio no entendía del todo la razón detrás de ello. No podía revelarle la verdad sobre el destino que les esperaba y el peligro que acechaba su relación.

Con cuidado, Jungkook respondió: —Voy al río. —Sus palabras eran simples, pero había una carga de significado oculta en ellas. Era su manera de de mantener viva la esperanza de un futuro en el que pudieran estar juntos sin temor.

El castaño sabía que estaban acercándose a la fecha de la muerte de Taehyung, era en marzo y ya estaban a mitad de febrero. Por eso, había tomado la difícil decisión de evitar acercarse al pueblo o besarlo después del primer evento, temiendo propagar el virus y poner en peligro la vida del artista. Estaba luchando desesperadamente por impedir su muerte, aunque no entendía completamente cómo funcionaba el destino y las reglas que lo regían.

—Prometo volver pronto. Me tomaré un baño y regresaré, ¿de acuerdo? También traeré tus hierbas para tu próximo celo, como me pediste —dijo Jungkook mientras se acercaba al chico y le besaba la frente, transmitiéndole ternura y tranquilidad.

—No quiero que se marche—admitió Taehyung, aferrándose a la mano del alfa, sus ojos llenos de angustia—. ¿He hecho algo mal? ¿Es por el beso de la última vez, caballero? Prometo que no le diré a nadie —habló con tristeza, buscando desesperadamente una respuesta a su preocupación. En ese momento, Jungkook sintió un nudo en el estómago, sabiendo que no podía revelar la verdadera razón de su partida.  "tengo miedo de que te mueras, Mi Tae", pensó en silencio.

—Tae, ¿qué harías si supieras que estoy próximo a morir? —preguntó mirando con atención, consciente de que no sabía a quién más acudir en busca de consejo.

—Creo que estaría con usted hasta su último aliento... ¿Por qué la pregunta?¿Usted está próximo a morir?— su voz sonando dulce mientras pensaba.

—no, no lo estoy.... Solo he pensado que realmente nunca he vivido.— admitió con simpleza, mirando al Omega sentado frente a él

—Si... a veces también me ha de  atormentar la idea de nunca haber vivido —susurró Taehyung, con la voz cargada de angustia. Se sentó a un lado, buscando consuelo en su presencia—. El hecho de ser un Omega macho me ha llevado a vivir toda mi vida en la oscuridad, sin tener la posibilidad de experimentar la libertad que ellas disfrutan.

Jungkook lo observó, sus ojos llenos de preocupación mientras procesaba las palabras de Taehyung. Luego, habló con voz tensa y llena de dudas—: ¿Crees que las Omegas viven gozosamente? No pueden acceder a la educación, están destinadas a roles domésticos y al cuidado de sus crías... dependen del alfa que les ha sido asignado.

El Lienzo [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora