El Lienzo [Taekook]

18. Menta, manzanilla y jengibre

Marzo de 1610, Namur,Bélgica.

Aquella mañana,Taehyung se sintió abrumado por una sensación de debilidad y malestar. Cada fibra de su ser parecía estar sumergida en un océano de agotamiento, y su cabeza estaba envuelta en una niebla densa que dificultaba incluso los pensamientos más simples. Cada movimiento era un desafío, como si su cuerpo se resistiera a obedecer sus órdenes.

La fiebre ardía en su interior, convirtiendo su piel en un horno abrasador. Cada vez que intentaba tragar, su garganta se cerraba con un dolor punzante, como si miles de diminutas agujas se clavaran en ella. Taehyung se sentía atrapado en un estado de desamparo y desesperación, anhelando desesperadamente un respiro de alivio.

Para aquella tarde Taehyung había planeado que Jungkook sería su musa, pero ahora se encontraba postrado en la cama, incapaz de moverse sin sentir un mareo abrumador. Cada vez que intentaba levantarse, sus piernas temblaban como hojas en el viento, amenazando con ceder bajo su propio peso.

Con una fuerza de voluntad inquebrantable, Taehyung se arrastró hasta el borde de la cama. Cada centímetro de su cuerpo estaba inundado de dolor, pero estaba decidido a encontrar algún alivio y al menos poder cumplir con su promesa de volver a pintar a su alfa. Con manos temblorosas, se aferró a los muebles para mantener el equilibrio mientras se dirigía a la cocina.

Allí, rodeado de utensilios y hierbas secas, Taehyung buscó desesperadamente algo que pudiera calmar su tormento. Sus ojos se posaron en un recipiente de hierbas que había recolectado con amor durante el verano, pero ahora se sentía como si estuvieran burlándose de él, recordándole su impotencia en ese momento.

—debo bajar la fiebre... Le he prometido al señor Jungkook pintarlo hoy.—

Con una determinación que desafiaba su debilidad,  seleccionó las hierbas más reconfortantes: hojas de menta para refrescar su garganta ardiente, manzanilla para calmar su cuerpo agitado y jengibre para combatir la fiebre que lo consumía. Cada paso era un acto de valentía, cada movimiento una lucha contra su propia fragilidad.

Con manos temblorosas, Taehyung preparó una olla con agua y colocó las hierbas seleccionadas en su interior. El fuego crepitaba bajo la olla, pero su propia existencia parecía apagarse lentamente. Mientras esperaba a que el agua alcanzara el punto de ebullición, el aroma de las hierbas llenaba el aire, recordándole los momentos en que solía disfrutar de su frescura y vitalidad.

Finalmente, el agua comenzó a hervir, liberando una nube de vapor que envolvía su rostro. Con manos débiles, vertió la infusión en un cuenco de barro, sintiendo cómo el calor reconfortante se transmitía a través de sus dedos entumecidos.

A medida que la infusión fluía por su garganta, Taehyung experimentó un breve momento de alivio. El dolor se atenuó ligeramente, y una sensación de calma se apoderó de su ser.

—Oh, te estaba buscando. Despertaste antes que yo.— habló Jungkook, quien había despertado unos minutos antes. Su mirada se posó en el ambiente impregnado de un agradable aroma a menta. —¿Estás...? ¡Estás preparando infusiones! Ten cuidado, en estos tiempos podrían acusarte de brujería y eso no sería bueno.

Taehyung hizo un gesto para que Jungkook bajara la voz, tratando de disimular el fuerte dolor de cabeza que lo atormentaba.

—No se preocupe, solo he caído preso de un resfriado y decidí prepararme esta infusión.— respondió  con voz entrecortada, tratando de ocultar el malestar que lo aquejaba. —No quiero que se preocupe por mí. ¿Podría hacerme el favor de buscar mis lienzos y pinceles? Me gustaría comenzar temprano... Su piel se ve tan hermosa bajo el sol, sería una inspiración perfecta.

Jungkook, obediente, comenzó a buscar las cosas que Taehyung le había pedido, sin percatarse de que el omega había dejado la puerta abierta. La brisa fresca del exterior se colaba suavemente, trayendo consigo el susurro de los árboles y el aroma de la naturaleza. Sin embargo, el Omega tenía otro motivo para dejar la puerta abierta.