16. La sinergia divina

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Febrero de 1610 en Namur, Bélgica.

Jungkook, se encontraba sumergido en un mundo de fantasía. En su mente, visualizaba a su Omega,vistiendo aquel hermoso corset antiguo.

En su fantasía, el corset era una pieza de ropa elegante y delicada, con detalles intrincados y encajes exquisitos. Imaginaba cómo el corset abrazaba suavemente el cuerpo de su Omega, realzando sus curvas y resaltando su feminidad de una manera encantadora.

Cada vez que cerraba los ojos, podía ver al chico caminando con gracia y confianza, luciendo el corset con orgullo. La prenda ajustada realzaba su figura, haciendo que su cintura pareciera aún más estrecha y sus curvas más pronunciadas. Tomó el corset que había visto por primera vez en la cama de Taehyung y preguntó curiosamente:
—¿Cuando vas a usar esto para mí?

Aquella tarde, decidieron dedicarse a lavar la ropa en el lago, buscando eliminar cualquier rastro de suciedad. Con determinación, se adentraron en las aguas cristalinas, sosteniendo las prendas con cuidado. El sol brillaba sobre ellos, iluminando el paisaje mientras el suave viento acariciaba sus rostros.

Jungkook sumergió el corset en el agua, dejando que la tela se empapara lentamente. Con movimientos suaves, comenzó a frotar suavemente la prenda, tratando de eliminar cualquier mancha o impureza. Los reflejos dorados del sol bailaban sobre el agua, creando un ambiente tranquilo y sereno.

Mientras tanto, Taehyung se ocupaba de lavar otras prendas, sumergiéndolas una a una en el agua fresca del lago. Sus manos hábiles se movían con destreza, masajeando suavemente la tela y enjuagándola meticulosamente. El sonido del agua chapoteando y las risas ocasionales llenaban el aire, creando una atmósfera de complicidad y alegría.

—¿Sabe? Los seguidores de Galileo me han dicho que hoy habrá una lluvia de estrellas ¿Puede creerlo? ¡Una lluvia! Ha de verse hermosa.— exclamó emocionado, dejando a un lado la ropa para expresar su emoción.
Taehyung tenía una gran pasión por la astronomía, tanto que solía soñar con viajar a las estrellas ¿a caso eso era posible?

— Una lluvia de estrellas, suena absolutamente mágico —respondió el alfa con entusiasmo, dejando también la ropa a un lado para unirse a la emoción a su emoción—. Debe ser un espectáculo impresionante, ¿no crees?.

—si, aunque debemos escondernos para hacerlo. Ya sabe, nos aniquilaran si saben que somos seguidores de Galileo.— admitió con una sonrisa algo triste, siempre había pensado que estaba mal en saber.
Tae se sentía atrapado. Sabía que su fascinación por el universo y su admiración por Galileo eran consideradas herejías en aquel entonces. Se sentía limitado por las creencias y las imposiciones de la sociedad, lo cual le generaba una sensación de frustración y tristeza.

En su interior, deseaba poder expresar abiertamente su amor por la astronomía y compartir su entusiasmo con los demás, pero tenía miedo. Miedo de ser juzgado, de ser castigado por sus pensamientos y creencias "prohibidas", de ser excluido y rechazado por aquellos que le rodeaban.

A pesar de ello,  sabía que no podía dejar de seguir su propia pasión. Se sentía lleno de curiosidad y maravilla ante el vasto universo, y eso le impulsaba a buscar la verdad, incluso cuando eso significaba ir en contra de las normas establecidas.

En su corazón,  anhelaba un mundo donde la libertad de pensamiento y la búsqueda del conocimiento fueran valoradas y respetadas. Soñaba con un lugar donde pudiera observar las estrellas sin temor, junto a personas que compartieran su pasión y que no los juzgaran por ello.

Por ahora,  encontraba refugio en momentos como aquel, cuando estaba junto a Jungkook, en un lugar tranquilo y apartado, lavando la ropa bajo el sol. Era en esos momentos de intimidad y conexión donde podía ser él mismo y permitirse disfrutar de las pequeñas maravillas que el universo le ofrecía, aunque fuera en secreto.

A pesar de que la emoción llenaba el aire mientras imaginaban cómo sería ver ese espectáculo celestial se aseguraron de que cada prenda recibiera el cuidado y la atención necesarios. Llevaban a cabo su tarea con paciencia y dedicación, sabiendo que el proceso de lavado era esencial para mantener la limpieza y la frescura de su ropa.

Sin embargo, su emoción se vio interrumpida repentinamente por el sonido de cascos golpeando el suelo. Ambos se miraron, sorprendidos y preocupados, mientras los latidos de sus corazones se aceleraban.

—¿Escuchaste eso? —susurró Jungkook, su voz llena de tensión—. Tu ropa deja ver tus curvas, debes esconderte.

Rápidamente, el Omega buscó refugio detrás de unos arbustos cercanos, ocultándose de la vista mientras los cascos se acercaban cada vez más. El corazón de Taehyung latía con fuerza, preguntándose quiénes podrían ser y qué estarían haciendo en aquel lugar.

—Señor, os ruego que nos disculpéis, mas nos han informado que cerca deste río habita un Omega. ¿Estáis enterado de este asunto?— eran una orda de alfas pertenecientes al obispado y guardias de la ciudad, sus grandes caballos bien cuidados generaban una presencia imponente.

—Oh, nobles caballeros, es un deleite encontrarme con vuestra presencia en este recóndito paraje. Lamento informaros que no tengo conocimiento alguno acerca del Omega del cual hacéis mención, pues soy el único morador de estas tierras junto a mi anciana abuela, aquejada por la enfermedad. No obstante, con sumo placer, os brindaré cuanto saber poseo: soy un modesto pescador. En la aldea contigua, al cruzar el cauce fluvial y adentrarse en las majestuosas montañas, han llegado a mis oídos rumores acerca de la existencia de un Omega varonil. ¡Oh, qué espanto! Se susurra que los alfas de aquel poblado mantienen relaciones íntimas con él y que es objeto de veneración. ¡Relaciones sodomitas en estos tiempos! Tal noticia resulta tanto sorprendente como escandalosa.— Jungkook, dotado de una elocuencia innata, desplegaba su habilidad como un consumado charlatán. Los hombres que lo rodeaban quedaban cautivados por sus palabras persuasivas, sin albergar la menor duda sobre su veracidad. Atentos, escuchaban cada relato con avidez, asintiendo fervorosamente a cada frase pronunciada por su convincente orador.

Con gestos expresivos y una voz cautivadora, Jungkook tejía historias fascinantes sobre el Omega, capturando la atención de su audiencia. Sus habilidades persuasivas se manifestaban en cada pausa estratégica y mirada penetrante, reforzando su influencia sobre los hombres. Mientras la narrativa avanzaba, los rostros de los oyentes reflejaban un creciente entusiasmo y una confianza absoluta en las palabras de Jungkook.

Impulsados por la elocuencia y el carisma de su líder, aquellos hombres se encontraban completamente convencidos de la existencia del Omega y la importancia de encontrarlo. Dispuestos a embarcarse en una búsqueda llena de deseo de muerte, seguían a Jungkook, inspirados por su habilidad para persuadir y guiarlos en la aventura que se avecinaba.
Mientras tanto, Taehyung se mantenía en silencio y alerta, cuidando de cubrir su boca con una mano para evitar que el sonido de su respiración fuera escuchado. Su corazón latía con desesperación y temor, mientras sus manos temblaban ligeramente, reflejando la intensidad de la situación.
Luego de escuchar al alfa los caballos pasaron a toda velocidad, levantando polvo y dejando un rastro de misterio a su paso. Taehyung y Jungkook permanecieron en silencio, esperando a que todo volviera a la normalidad antes de que el Omega pueda salir de escondite.

—eso estuvo cerca... He de estar eternamente agradecido, joven—suspiró Taehyung, aliviado de que los caballos se hubieran ido sin descubrir su presencia—creo que debemos irnos antes de que vuelvan.

El Lienzo [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora