Donde Azul Giordano va en busca de un crecimiento profesional pero se distrae con unos ojitos marrones.
Ó...
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5 de enero de 2022 - Madrid, España
Ya era de noche. La reunión había terminado hace un par de horas y yo me había dedicado a estar en mi habitación editando las fotografías que había logrado tomar durante los ensayos de los chicos.
No había bajado a cenar. No porque así lo haya decidido, sino que estaba tan ensimismada en mi trabajo que no me di cuenta del pasar de las horas. Tenía demasiado material que editar para formar un portafolio del día de hoy. Mi objetivo era poder tener terminadas todas las fotos para mañana presentarselas a Jota y que las aprobara.
Además le había prometido a Matías que le tendría sus fotos listas. Y a mí me gustaba cumplir con mis promesas.
De todos modos, en ese momento estaba trabajando en una fotografía de Fran y Esteban. Ellos aparecían en el centro de la imagen, debatiendo algunas de sus líneas ya que ambos interpretarían el papel de los primos Strauch junto a Rafael Federman.
Cuando terminé de editar los últimos detalles de esa foto y quedé satisfecha con el resultado, decidí tomarme un descanso. Ya tenía un poco cansados los ojos pese a que llevara puestos mis anteojos. Ya había estado demasiadas horas frente a la computadora editando sin parar.
En ese momento me acordé que tenía pendiente una llamada con Malena, mi mejor amiga. Teníamos que ponernos al día ya que la última vez que había hablado bien con ella había sido la noche anterior a que saliera para España. Me llamó mientras yo hacía mis valijas. Ella todavía se encontraba en Córdoba. Yo había vuelto un día a Buenos Aires para poder partir hacia acá, sino seguiría de vacaciones con mi familia en Ushuaia.
Mientras me levantaba de la silla frente al escritorio en donde estaba editando y estiraba mi cuerpo, fui marcando el número de Male en mi teléfono.
Mi teléfono marcaba la hora de España, eran las 23:45 p.m. Hice mis cálculos para saber que hora era en Argentina, eran las las 19:45 p.m. Malena seguro estaba en la pileta.
Solo bastaron dos tonos para que escuchara la voz de mi mejor amiga al otro lado de la línea.
- Hasta que me llamas hija de puta - una amiga muy amorosa por suerte. Oía todo el bullicio de fondo. Malena tenía una familia muy grande y quilombera. Tuve la oportunidad de conocerlos un verano que viajé con ella a su provincia ya que me había invitado a que pasara unas semanas con la familia Bringas. Fueron todos muy amoros. Tenía 4 hermanos menores junto a sus papás. Se imaginaran lo que era eso. Mucho ruido, pero también mucho amor y nada de aburrimiento.
- Hola a vos también - ambas reímos. - Perdón Male por no llamar antes, están siendo días moviditos, ya sabes - .
- Ya se boba, te estoy jodiendo - pude notar como el bullicio de fondo se calmaba un poco, así que supuse que se había ido a un lugar con menos ruido. - Te extraño mucho amiga - la oí quejarse.
