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28 de marzo de 2022 - Granada, España
Matías's POV
- ¡Vos! - escuché una voz resonar sobre las otras - ¡Vení conmigo! - .
Mi di vuelta y pude visualizar a Agustín llamándome desde la otra punta del comedor. Mi cuerpo se paralizó unos segundos, era la primera vez que veía a Agustín desde anoche que me presenté con Lucía en la cena.
Me quedé viéndolo sin hacer nada. Ante mi falta de respuesta, él movió su cabeza indicando, una vez más, que vaya hacia su lado. Dejé mi plato vació de donde lo había sacado y me acerqué a mi amigo.
Con cada paso que daba, mi corazón latía más rápido. Mi mente trataba de construir una mentira creíble para decirle a Agustín y mantener el plan de Lucía en funcionamiento. No dejaría que lastimara a mis amigos.
Al estar a tan solo unos metros de él, empezó a caminar hacia los camerines sin decir ni una palabra, las manos me habían empezado a transpirar de los nervios. Hicimos todo el camino en silencio, uno que me ponía los pelos de punta.
Cuando llegamos a los camerines, Agustín abrió la puerta y me dejó pasar primero. Tomé asiento en uno de los sillones y esperé a que él iniciara la charla. Mi pulso estaba por las nubes pero trataba de mantener una postura tranquila. La verdad, de nada serviría, Agustín me concía de pies a cabeza y sabía que la vuelta de Lucía no podía significar nada bueno. Pero haría lo que hiciera falta para que mis amigos estuvieran a salvo de las pelotudeces de Lucía.
- ¿Me podés explicar que mierda está pasando? - me preguntó un poco alterado, caminaba de un lado para el otro mientras pasaba sus manos por su pelo largo debido al aspecto de su personaje. Por mi parte, pasaba las palmas de mis manos sobre mi pantalón para secar la transpiración y ganar unos segundos más para pensar una respuesta sin cagar la carrera de nadie.
Agustín me miraba con una expresión expectante a la espera de una respuesta de mi parte, pero mi mente estaba en blanco y bloqueada debido al estrés que sentía por tener que sostener toda esta mentira; y solo llevaba unos días en esto. Quería llorar y contarle toda la verdad a Agustín, que él me ayudara a salir de esto y que sacara a Lucía de mi vida para siempre. Pero ahí estaba esa voz en el fondo de mi mente; y no era la mía, era la de mi ex, amenazándome. Esa maldita vocecita se repetía una y otra vez; no me dejaba dormir, no me dejaba comer, no me dejaba concentrarme, no me dajaba vivir tranquilo. Esto me estaba consumiendo y me estaba arrastrando a un pozo de oscuridad del que tanto me había costado salir.
- Lucía volvió - respondí sin más. Agustín me miraba atónito por la respuesta patética que le había dado.
- Si, ya veo huevón - me dijo riéndose sarcásticamente. - ¿Qué mierda hace acá? - la desesperación empezaba a resaltar en su tono de voz - ¡¿Y qué mierda hacés vos con ella?! - movía sus manos por la frustración que sentía.
