Donde Azul Giordano va en busca de un crecimiento profesional pero se distrae con unos ojitos marrones.
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4 de abril de 2022 - Granada, España
- ¿Tenés todo? - me preguntó Bruno mientras ambos terminábamos de tomar un café en mi cabaña, yo asentí. Eran las cinco de la mañana y nosotros nos estábamos preparando para comenzar con el rodaje de la semana. Hoy se grabaría la parte más esperada de toda la película: el alud.
Durante toda la semana anterior, todo el equipo se había estado preparando para este momento. Los actores ensayaban, los de efecto especiales y escenografía pulían los últimos detalles, Jota repasaba las indicaciones una y otra vez con el resto de los productores, maquillaje y peluquería preparaban sus materiales, vestuario no descansaba y contruían los looks con la mayor cantidad de detalle posible.
Con Bruno directamente no habíamos estado durmiendo más de dos horas por día y estábamos al borde del colapso. Cada uno de nuestros días se podían resumir en la planificación, edición y café, litros y litros de café. A mi buen amigo ya se le había pegado mi costumbre y me acompañaba en cada taza de café con una aún más grande que la mía.
- Te juro que vuelvo a Uruguay y no vuelvo a tomar café en mi puta vida - protestó Bruno mientras dejaba la taza en la bacha de la cocina. Yo solo reí ante su comentario.
- Bienvenido a mi vida - repliqué copiando su acción. - Te aseguro que no hay vuelta atrás cuando se trata del café - .
Bruno solo volteó sus ojos y despeinó mi cabello. Saqué su mano de mi cabeza y me fui hacia el sillón donde tenía la mochila con mi equipo fotográfico dentro junto al de Bruno; era más fácil lidear con una única mochila y nos la íbamos turnando para llevar.
Junto a la mochila, estaba toda nuestra planificación impresa para presentársela a Jota y que nos la aprobara. Y de verdad esperaba que así sea, ya que habíamos pasado noches enteras sin dormir para llegar a ese resultado. Nos habíamos esforzado el doble con esta planificación en particular, ya que era la que abordaría todo el proceso de la grabación del alud. Sabíamos que era muy importante para Jota esta parte, así que intetamos hacer lo mejor posible.
Tomé la mochila y la colgué sobre mi espalda, y con mi otra mano agarré los papeles. - ¿Vamos? - hablé una vez que estuve frente a la puerta con la mano en el picaporte. Bruno terminó de abrigarse y se posicionó a mi lado.
Abrí la puerta y salimos de la cabaña. Estábamos sumergidos en una gran oscuridad debido a lo temprano que era todavía, pero los falores nos indicaban el camino con su tenue luz. Hoy la grabaciones empezarían desde muy temprano ya que había una gran cantidad de trabajo por delante.
El camino lo hicimos en silencio, pero no era incómodo, todo lo contrario. Luego de haber estado tanto tiempo conviviendo con Bruno, nos habíamos hecho totalmente cercanos. Nos fuimos conociendo poco a poco y una gran amistad empezó a surgir. Es mi mejor y le agradezco al Universo por haberlo puesto en mi camino. Este trabajo me estaba regalando experiencias y oportunidades extraordinarias; pero Bruno era, sin duda alguna, una de las mejores cosas que me podía llevar de todo esto.
