𝑽𝒆𝒏𝒅𝒆𝒕𝒕𝒂 𝑮𝒓𝒊𝒏𝒅𝒆𝒍𝒘𝒂𝒍𝒅

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏 - 𝐌𝐚𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞

Podía notar la excitación de Melissa desde kilómetros de distancia, necesitaba placer y yo no me negaría a dárselo. Vi como me miró cuando me quité la ropa para después tirarme al mini lago que teníamos al lado.

—¿Está fría Riddle?.—ella se rio

—Entra y lo compruebas.

Parece que no tenia que insistir mas, se empezó a desabrochar la camiseta desde abajo, cuando llegó a la zona del pecho pensaba que me iba a dar un infarto. Llevaba un sujetador rojo precioso, aunque creo que lo mas precioso de ahí eran sus tetas.

Después se quitó sus zapatos, deslizó hacia abajo la cremallera de la falda y dejo que se cayese al suelo. Era perfecta y daba gracias por estar en el agua y que mi erección no se viese. Después se acercó corriendo y sus tetas rebotando se llevaron toda mi atención hasta que se tiró a mi lado para mojarme. Yo estaba en una zona en la que ella no haría pie.

—Joder Matheo está congelada el agua. —vi sus piernas moverse para flotar ya que ella no hacía pie.

—Si sigues moviéndote entraras en calor.

—Perdóname por no ser alta. —dijo irónicamente.

—Perdonada. —ella me miró con la ceja alzada.

Me empezó a salpicarme agua.

—Melissa Grindelwald ¿está usted segura de lo que acaba de hacer?

Sus ojos se abrieron como nunca y empezó a nadar a donde hacía pie pero yo la cogí de la cintura suave y pequeña que tenía y la atraje hacia mí. Una vez la tuve cerca la metí bajo el agua, cuando ella salió me miró de tal forma que hubiese preferido un Crucio en ese momento. Pensé que no podría conmigo pero al final logró meterme bajo el agua y volvió a huir esta vez mas rápido.

La perseguí y justo antes de que ella pusiera un pie fuera del lago la cogí en brazos.

—Matheo suéltame. —decía ella

—Tu te vienes conmigo.

Mi piel estaba erizada y no por el agua fría, al cogerla como una princesa su culo rozaba levemente mi erección y estaba volviéndome loco. De un momento a otro me sumergí con ella en donde no hacía pie. Cuando salimos tenia sus brazos por mi cuello y sus piernas enroscadas en mi abdomen.

Ella me miraba a los ojos con ansia, con hambre, ella llevaba bastante tiempo necesitando contacto y se notaba. Creo que no solo yo lo notaba si no también los chicos cuando pasaba alguien que le parecía atractivo le comía con los ojos. Pero ahora no me estaba comiendo con los ojos, me estaba follando con los ojos, se que ella había notado ya mi erección.

—Matheo deberías soltarme. —me recomendó.

—¿Por qué debería?

—No puedes tenerme así cogida en estos momentos, corres un gran peligro.

—¿Tu crees que yo tengo miedo a algo?.—su respiración empezó a agitarse. Bajé una mano que estaba en su cadera para ponerla en su culo

—Matheo vamos a cometer un error.

—No es un error si los dos estamos dispuestos. —ella no podía parar de mirarme a los ojos.

—Vamos a cagarla Matheo, si tu padre o el mío se enteran...

—No tiene por qué enterarse nadie, preciosa.

—Estamos haciendo una misión.

—También necesitamos desestresarnos para que la misión vaya bien. —no podía mas, si ella seguía así no me iba a aguantar...

—Matheo...

—¿Sí, preciosa?

No contestó solo me miró a los ojos con mas lujuria y su mirada bajó a mis labios. Eso era lo único que necesitaba yo para hacerlo.

La besé en ese momento, no pude aguantar más. Ella no pareció querer apartarse ya que intensificó el besó.

La apreté mas contra mí mientras la agarraba con firmeza y fuerza el culo. Cuando se lo agarraba ella soltaba gemidos que fueron silenciados por mi lengua con la suya.

La mano que tenía en su culo la acerqué a la zona que ella ansiaba que la tocaran, por encima de la tela rocé con un dedo su entrada y noté como se movió, ella estaba ansiosa...