𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟏

1.7K 128 2
                                    

Hoy era el dia de su presentación oficial...no hablé con el desde lo que pasó por la noche...

Dumbledore presentó a las chicas de Beauxbatons y ellas entraron soltando maripositas y dejando a todos los chicos tontos, hombres...

Después presentó a los chicos de Durmstrang, aquí si aplaudí.

Entraban con nuestro o mejor dicho su bastón dando golpes y haciendo maniobras con ellos.

Las caras conocidas me miraban y sonreían al igual que yo. Los veía orgullosa de mi anterior escuela.

Por último Krum hizo un truco barato de fuego para después mirarme y giñarme el ojo. Al final entraba Igor con su cara amargada pero corrompida...

No me sentía bien, no estaba comoda, necesitaba aíre fresco.

Al levantarme me crucé de cara con...

—¡Melissa! ¿Que tal? —la rubia de ojos oscuros aprendió enfrete de mí.

—Laya.

—Ay no seas tan borde —ella me dió un abrazo, si no m soltaba me iba a dar algo...

—Sueltame porfavor.

Ella lo hico

—¿Que tal te va?

—No te interesa. —la contesté cortante.

—Olvida todo el pasado cariño mio. —me abrazó poniendome un brazo por encima del hombro.

Necesito aire cuanto antes.

—Tengo que irme.

Me quité su brazo y me fui de allí.

Me alejé, me alejé todo lo que pude y mas del castillo.
Primero me pasa lo de mi magia, luego me pasa que Krum se declara, llega Laya...

Exploté...

Una honda azul proveniente de mí arrasó varios arboles de la zona, incendió alguno que otro...

—Increible...—me giré y vi a...¿Potter?

—No deberías estar aquí. —le advertí.

—No te voy a dejar sola. Te vi irte agobiada y quería apoyarte.

Potter no juegues con fuego que te puedes quemar. Pero ya que está aquí sigamos con lo importante...

—Lo siento si te asusté Harry. —dije con falsa pena.

—Al reves, me has sorprendido. Creo que a Sirius le caeras bien. —me sonrió.

—¿Sirius ha dicho que sí? —mi emoción no era solo por eso, si no porque cada vez estaba mas cerca.

—Si, me ha dicho que Dumbledore le habló de tí y quería conocerte. —me sonrió.

—Eso es genial Harry. —creo que su presencia no está calmandome.

—Iremos mañana por la noche para que ya sabes, no pillen a Sirius.

—Claro, entendible. Pero será mejor que te vayas. Digo porqué creo que mucha gente asquerosa y mala te busca.

—Si pero creo que sí había alguien cerca ahora está calcinado. —dijo mirando a nuestro alrededor.

Eso también era cierto.

—Lo sé pero no quiero qu- —un sonido nos puso alerta.

Alguien enmascarado se acercó a nosotros y miró a Harry.

—Mierda. Hay que irse Melissa. —me dijo el.

El enmascarado me miró y me lanzó el hechizo Crucio que por suerte se bloquear.

Que cojones hacia un puto mortifago atacandome.

El mortifago empezó a atacar a Potter haciendo que se fuese de allí. Una vez se fué el mortifago se quitó la mascara y era Matheo.

—¿Que cojones haces? —le pregunté

—Sabes contraatacar, eso está muy bien.

—¿Estas loco? Encima con Potter aquí.

—¿Y que hacia el aquí? —me dijo borde acercandose ami.

—Ayudar a su futura novia. —me encantaba picarle.

—Entonces pobre de el. Su novia será raptada por un mortifago todas las noches y será atada en la cama sin poder escaparse. —se puso dentras mío. —Y la haré mía todas las noches. —me besó el cuello.

Me solté de el y me fuí de allí.

Yo sabia que el iba detras de mí sin estar muy lejos pero yo me frené.

Estaba Laya hablando con Krum.

—¿Que pasa? —miro donde yo miraba.

Ellos se dieron un beso, uno como si hubiesen estado tiempo sin dárselo.

—Asqueroso. —Matheo intentó tirar de mi brazo pero yo seguía quieta. —Vamos. —se puso enfrente de mí y tragó saliva fuerte. —Creo que deberíamos ir con Tom...

El se giró a donde estaban Krum y Laya, su despiste me sirvió de mucho. En ese momento fui directa a ella, cuando llegué la di un puñetazo el toda la boca. Me dolían los nudillos de lo fuerte que lo hice.

—¿Estas loca? —se tocó con un dedo su labio ensagretado.

—¿Tu quien te crees que eres para venir, pedirme perdón y ahora besarte con ella? —le dije a Krum. —¿Y tu? —me giré a Laya. —Me dices que olvide todo que era cosa de niños pero parece que aun no superaste nada.

—Oh vamos amor yo...—le di una bofetada. —Ni se te ocurra llamarme amor y si lo vuelves a hacer te juro que no solo te daré un simple golpe.

El en vez de asustarse o irse o incluso decir algo sonrío.

—Tu ojo azul es precioso. —me acarició la cara y esta vez no fuí yo quien le quitó la mano.

𝑽𝒆𝒏𝒅𝒆𝒕𝒕𝒂 𝑮𝒓𝒊𝒏𝒅𝒆𝒍𝒘𝒂𝒍𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora